El boom The Tyets, el grupo catalán que ha conseguido revolucionar la sardana con ‘cotis’ y convertirla en un fenómeno internacional, ha evidenciado este último año el crecimiento de la escena musical urbana de Cataluña. La primera explosión ha llegado con The Tyets, pero rápidamente les han seguido otros artistas como 31FAM, Mushkaa, Figa Flawas o Triquell que, a pesar de haber empezado a hacer música hace años, no ha sido hasta este 2023 que han marcado el inicio de una nueva generación del
Lingüistas y defensores del catalán discrepan sobre esta cuestión. Para Susana Pérez, miembro de la junta ejecutiva de Plataforma por la Lengua, la inclusión de palabras como ‘bailoteo’ dentro del argot musical es una muestra más de la adaptación del catalán a las nuevas generaciones, es decir, que, a pesar de no ser del todo partidaria de la interferencia del castellano, considera que es una evolución natural: «Creo que la lengua se tiene que adaptar a los nuevos tiempos. Estamos en un momento donde el catalán es muy poco utilizado por los jóvenes en espacios de recreo y, poco a poco, se vuelve a utilizar gracias a estos músicos», argumenta en conversación con El Món. Para Pérez es muy positiva la aparición de esta nueva generación de artistas para acercar el catalán a los adolescentes, por mucho que sea añadiendo castellanismos, puesto que considera que con «el arte popular» es más fácil introducir la lengua en espacios donde no se habla o donde se habla poco.
En cambio, el lingüista y coordinador de lengua de La Intersindical, Gerard Furest, no cree que podamos hablar de argot, sino simplemente de la «intercalación del catalán con el castellano». Es decir, que en lugar de considerar el lenguaje que usa la nueva generación como un ‘argot’, es más indicado hablar de la «interferencia del castellano con el catalán», hasta tal punto de que puede acabar predominando el castellano. Aun así, el lingüista apunta que el motivo por el cual esta nueva hornada musical triunfa entre los jóvenes no es la lengua, sino la estética: «El éxito entre la gente joven no es porque mezclen el catalán con palabras en castellano, el éxito entre los jóvenes radica en crear un lenguaje visual moderno», afirma Furest, haciendo referencia a la estética de los artistas combinada con los ritmos bailables de la música. En este sentido, ambos expertos coinciden en que la diversificación de géneros musicales en catalán sumada al impacto de las redes sociales está siendo una de las claves para acercarse más a los jóvenes. Ahora bien, dentro de la nueva escena musical hay que diferenciar dos maneras de tratar el lenguaje: el catalán de ‘Supermercat’, de Lildami, y el catalán de ‘Diabla’, de Mushkaa.

«Catalán moderno, no castellanizado»
Para el lingüista es importante entender que defender la preservación de la lengua no implica negar la evolución del catalán, sino intentar hacer un trabajo por no castellanizarlo: «Por ejemplo, Mushkaa además de palabras en castellano, también canta con un acento castellanizado cuando lo hace en catalán. Es una diglosia que se retroalimenta», asevera Furest, añadiendo que se puede conseguir un «catalán moderno» con expresiones que ya existen sin la necesidad de recurrir al castellano. «Tenemos un argot más coloquial en catalán que podría quedar muy bien para decir el mismo que dicen las canciones de ahora», concluye el lingüista, dejando claro que no hay que usar un lenguaje «de juegos florales» para expresarse en catalán.
Una de las canciones donde este apunte que hace el lingüista queda más claro es ‘Diabla’.
En este sentido, la cantante de Ginestà Júlia Serrasolsas, uno de los grupos que, a pesar de no formar parte directamente de la escena urbana de Cataluña, son uno de los máximos exponentes de la música en catalán hoy en día, defiende que más allá de mirar qué palabras se usan, hay que aplaudir el impacto de esta nueva generación «postpandémica»: «Cuantos más estilos se hagan en catalán, más posibilitados hay que la gente lo escuche», asegura en conversación con este diario. De hecho, para la cantante —que también es educadora infantil y trabaja en aulas donde no se habla catalán— una de las virtudes de la nueva generación de artistas es la capacidad de convertirse en referentes musicales en barrios donde no se habla. Una idea muy similar a la que comenta Pérez, que defiende que, «a pesar de que todavía queda mucho trabajo por hacer», se están haciendo pasos para «cambiar la visión que el catalán no es una lengua de primera»: «Especialmente en el arte y el ámbito tecnológico costa que la gente elija el catalán como primera lengua para empezar su proyecto, y tenemos que conseguir cambiar la visión de que el catalán no es una lengua para competir en primera división», sentencia.

Triunfar sin «despreciar» el catalán
A pesar de que muchas de las canciones que están generando más furor entre la juventud, como por ejemplo ‘Pacte de família’ del nuevo disco de 31FAM, publicado hace un par de semanas, contienen elementos en castellano, Furest recuerda que no es necesario despreciar la lengua para hacer un hit: «El ejemplo más claro de esto es ‘Supermercat’ de Lildami, que tiene más de 2,8 millones de reproducciones a Spotify y 2,1 millones de visualizaciones en YouTube y no tiene ningún castellanismo», señala. El ejemplo de Lildami no es el único, puesto que la última canción de Buhos en colaboración con Juan Magán sigue el mismo patrón y, a pesar de que todavía no tiene los mismos números que el éxito del verano de Damià, va para el mismo camino. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el cantante y jurado del programa Euforia de TV3 también mezcla catalán y castellano en otras canciones suyas, es decir, que no se lo puede tomar como ejemplo de artista de la nueva escena que canta con un catalán normativo.
Siguiendo en esta línea, Furest insiste que para introducir el catalán en barrios donde históricamente es menos hablado no hay que hacerlo a través del castellano, sino que es más indicado hacerlo normalizando la «independencia del lenguaje». Es decir, que también se puede conseguir el mismo objetivo usando con total normalidad expresiones como «afluixa maduixa«, puesto que es la manera de tratar la lengua el que hace que se hable y no las palabras que se usen, a pesar de que admite que esto es un «trabajo de fondo» que lleva trabajo. Hay que tener en cuenta que no todas las expresiones en castellano que se usan en estas canciones tienen un equivalente directo en catalán. De hecho, el mismo lingüista es incapaz de encontrar un sinónimo que aporte el mismo significado que «coti por coti» y mantenga su musicalidad, es decir, que encaje en el verso. Aun así, Furest mantiene la importancia de hacer una investigación personal para aportar el catalán más rico posible a la música. Así pues, a modo de conclusión, la consolidación de una escena urbana en Cataluña es un éxito para el catalán, pero todavía queda trabajo por hacer para no perder la batalla con el castellano.