El catalán, además de ser una arma de división en manos del PP y de Vox, a veces también sirve para crear lazos entre Cataluña y Madrid. Este fin de semana, un madrileño se ha hecho viral después de explicar que se ha sacado el C2 de catalán en la capital española. Carlos Crespo, que es madrileño, igual que sus padres y abuelos paternos, dice que lleva “mucho tiempo” rumiando un hilo de reflexiones sobre los cuatro años que ha estudiado catalán a Madrid.
“En contra de la presión popular de algunos círculos de Madrid para odiar Cataluña —menos de los que parece—, el pueblo catalán siempre me ha caído de puta madre”, dice. “Me llamaban la atención la cultura catalana (literatura, cine, teatro) y la lengua, que es preciosa. Una de mis grandes motivaciones para aprenderla fue poder leer literatura catalana en versión original”. Así, en septiembre de 2019 empezó a estudiarlo gracias a la ayuda de la delegación de la Generalitat a Madrid, que ofrece cursos subvencionados de catalán.
El catalán, fácil de aprender si el castellano es tu lengua materna
Una de las cosas que destaca Crespo es que “si tu lengua es el español, el catalán es fácil y, de verdad, requiere muy poco esfuerzo”. Solo hay que estar atento a las “frases hechas”, al vocabulario más específico, a las conjugaciones verbales y, sobre todo, huir de las traducciones calcadas del castellano. “Ah, y nuestros amigos els pronoms febles!”, añade. Es por eso que este madrileño confiesa que le resulta “difícil entender cómo hay gente que hace años que vive en Cataluña, no ama la lengua y, en lugar de estudiarla con ilusión y cariño, la desprecia y hace esfuerzos activos para no utilizarla”.
Siempre que viaja a Cataluña aprovecha para practicarlo y asegura que está frustrado cuando ve que en “establecimientos públicos mucha gente te atiende en castellano y no te entiende cuando les hablas en catalán”. A pesar de que sospecha que no es una cuestión de falta de comprensión. “¿No te entiende? ¿O hace ver que no te entiende para obligarte a cambiar al castellano? Me niego a creer que una persona que trabaja en una cafetería no entienda un cafè amb llet”.
También relata que le hierve la sangre cuando ve casos como el de la enfermera del puto C1, las denuncias de pacientes que no pueden hablar en catalán al médico o las reuniones de padres que se hacen en castellano porque una de las familias no habla catalán. “¿Qué hace esta gente en Cataluña?”, se pregunta. “Si todo el relativo a la lengua catalana te parece mal, ¿qué cojones haces viviendo en Cataluña? ¿Por qué sufrir? ¿Por qué escoger un entorno tan enemigo de tus principios unidimensionales teniendo cualquier ciudad de Españita donde revolcarte en tus tristes convicciones?”