Cataluña es uno de los territorios más fértiles para la aplicación de las ayudas públicas destinadas a la renovación de edificios a través de los fondos europeos Next Generation. Combina la necesidad de reducir el consumo de energía en los hogares con un patrimonio arquitectónico digno de protección, que constituye uno de los mayores atractivos turísticos del país. Esta doble realidad, sostenibilidad y memoria histórica, convierte el territorio en un escenario privilegiado para la innovación en materia de política energética y rehabilitación urbana. Estas ayudas están renovando el paisaje de ciudades como Barcelona, Tarragona y Girona.
Cómo funcionan estos fondos en Cataluña
La gestión en Cataluña de los fondos regulados por el Real decreto 853/2021 se distribuye por ámbitos. Por ejemplo, en Barcelona ciudad se tramitan a través del Consorcio de la Vivienda; en el área metropolitana, mediante el Consorcio Metropolitano de la Vivienda y en el resto del territorio, por la Agencia de la Vivienda de Cataluña. El presupuesto asignado es de 480 millones de euros, aplicables entre 2022 y 2026.
Los beneficiarios son propietarios de viviendas, comunidades de vecinos, sociedades e incluso organismos públicos, siempre que las actuaciones cumplan con el principio europeo de no causar un perjuicio significativo al medio ambiente (DNSH, por sus siglas en inglés).
Ejemplos de actuaciones subvencionables en este marco serían la sustitución de puertas, ventanas y balconeras antiguas por cierres eficientes como las puertas de entrada de PVC, la rehabilitación de fachadas con sistemas de aislamiento térmico y la renovación de calderas comunitarias por bombas de calor o biomasa, combinadas incluso con instalaciones solares en la cubierta.
Diferentes líneas de actuación según el caso
Existen varios escenarios donde estas ayudas públicas pueden aplicarse. Algunas líneas están pensadas para la rehabilitación a escala de barrio, otras son para edificios completos y también las hay para viviendas individuales.
Las más relevantes para propietarios particulares son las ayudas a nivel de edificio y las destinadas a la mejora de la eficiencia energética en viviendas. En ambos casos, se contemplan intervenciones sobre el entorno térmico, es decir, fachadas, balconeras, ventanas y puertas de entrada, siempre que se logre un ahorro energético certificado.

Cuantías de las ayudas dependiendo de cada caso
El programa de rehabilitación a nivel de edificio establece que las actuaciones deben lograr al menos una reducción del 30% en el consumo de energía primaria no renovable. Al mismo tiempo, la demanda anual de calefacción y refrigeración debe reducirse un 35% en las zonas climáticas D y E, y un 25% en la zona climática C.
En términos generales, las ayudas se calculan en función del nivel de ahorro logrado. Si el ahorro se sitúa entre el 30% y el 45%, la subvención alcanza el 40% del coste, con un tope de 6.300 euros por vivienda.
Cuando el ahorro supone entre el 45% y el 60%, la subvención es del 65%, con un máximo de 11.600 euros por vivienda. En el caso de que el ahorro sea superior al 60%, la subvención puede alcanzar el 80% de la reforma, con un máximo de 18.800 euros por vivienda.
Es importante destacar que las obras deben ejecutarse en un plazo máximo de 12 meses en el caso de viviendas individuales y de 26 meses en el caso de edificios completos (ampliables a 28 meses si afectan a 40 o más viviendas).
Un portal de ayuda para obtener la subvención
Aunque esta información es oficial, extraída directamente de la página web de la Generalitat, se recomienda hacer una consulta directa a través de este portal para conocer las posibilidades reales de obtener la ayuda.
Las condiciones de cada modalidad de distribución de los fondos europeos hacen que sea imposible dar una solución de talla única, y cada caso debe ser estudiado por especialistas en la materia. Además, existen localmente oficinas de rehabilitación con modelo de ventanilla única, destinadas a asesorar y acompañar a la ciudadanía en todo el proceso.
Renovar para proteger
La aplicación de estas ayudas en Cataluña tiene una particularidad. Una gran parte de su parque de viviendas se encuentra en zonas urbanas con una fuerte carga histórica. La coexistencia de estilos como el románico, el gótico, el barroco y, sobre todo, el modernismo catalán plantea retos únicos en esta zona a la hora de realizar intervenciones sin alterar su esencia arquitectónica.
También cabe recordar que Barcelona fue pionera en el estado español en la elaboración de catálogos de protección arquitectónica, aunque en los años setenta la falta de rigor normativo permitió la pérdida de inmuebles emblemáticos como Can Serra.
Desde 1993, con la Ley del Patrimonio Cultural Catalán, y con los Planes Especiales de Protección aprobados en el año 2000, los criterios de conservación y urbanismo quedaron coordinados. Hoy, los edificios de la capital catalana se clasifican en niveles A, B, C y D, con diferentes grados de protección que condicionan las obras posibles.
La sustitución de balconeras y puertas de entrada es, por tanto, un campo donde tradición y modernidad deben encontrar un punto de equilibrio. Los fabricantes ya ofrecen soluciones que permiten mantener diseños similares a los de antes, pero con materiales actuales como el PVC reciclado o el aluminio con rotura de puente térmico, que garantizan un mejor aislamiento ante las bajas temperaturas invernales y, sobre todo, en períodos de olas de calor, contribuyendo así a la eficiencia energética global.