El curso 2024-25 vuelve a presentarse pleno de incertidumbre para los ciclos de grado medio y superior de formación profesional (FP) después de los cambios del modelo de preinscripción e inscripción. Una vez finalizada la primera tongada de asignaciones, el Departamento de Educación, encabezado por la consejera Anna Simó, ha asignado 34.868 solicitudes de formación profesional de grado medio, el 70% de las cuales (24.735) en primera opción. Es decir, que cerca de 25.000 alumnos han conseguido acceder en el centro y la especialidad que deseaban. En segundo lugar, un total de 5.309 se han asignado en segunda petición y 2.123 en tercera. Los jóvenes que no han obtenido plaza en su primera opción y, por lo tanto, no se matriculan todavía, participan en una segunda tanda de asignaciones que finaliza a finales de julio, la cual los permitirá mejorar la posición obtenida en caso de que haya habido plazas libres en su primera opción -a causa de estudiantes que no hayan formalizado la matrícula. Los alumnos que tampoco se matriculen en este caso, podrán optar posteriormente en las plazas vacantes. Estos, pero, se matricularán en septiembre, con el curso ya empezado.

Es precisamente este factor el que abre una nueva rendija entre la comunidad educativa y la administración catalana, puesto que consideran que supone un «agravio» para los estudiantes que se vean obligados a arrancar el curso dos o tres semanas más tarde del previsto: «El calendario apretujado para cubrir las vacantes obliga a algunos alumnos a no poder empezar el curso en condiciones», alerta la portavoz de Comisiones Obreras (CCOO), Teresa Esperabé, en conversación con El Món.

El problema de incorporar alumnos una vez empezada el curso

Uno de los centros educativos que encara con cierta «preocupación» este condicionante de matriculación -que se pone en marcha este año a causa de la nueva ley de la FP- es la Escuela del Trabajo de Barcelona (ETB), puesto que a estas alturas, a causa de la falta de concreción del volumen de alumnos que no podrán comenzar el curso el 12 de septiembre, no pueden diseñar una «estrategia de acogida» para los estudiantes que empiecen más tarde del previsto: «Incorporar alumnado con el curso empezado no gusta a nadie, ni a la consejería seguramente. Si arrancan más tarde no se los puede hacer el proceso de acogida habitual, ni se los hacen las pruebas diagnósticas iniciales. Tendremos que encontrar otros mecanismos que se adapten a las necesidades a cubrir, que todavía no las conocemos. Es una preocupación», argumenta el director del centro de formación profesional especializado en construcción, carpintería y mantenimiento eléctrico, entre otros, José Luis Durán.

Ahora bien, esta problemática no afectará todos los centros de formación profesional, como es el caso del Instituto Hospital de Mar, antiguamente conocido como Instituto Bonanova, que prevé cubrir las plazas que no se han llenado con la primera asignación con el segundo proceso de adjudicación de alumnas: «Después de la segunda asignación de finales de julio no creo que nos queden vacantes», apunta la directora del centro, Montse Blanes. Es decir, que habrá centros de Cataluña donde no quedarán plazas para cubrir a principios de septiembre y que, por lo tanto, los alumnos matriculados podrán empezar su etapa lectiva en plenas condiciones.

Una situación bastante similar a la que relata el director del Instituto Tecnológico de Barcelona (ITB), Alberto Vila, que asegura que, a pesar de que el número de plazas que tendrán que cubrir en septiembre será bastante pequeño porque por cada plaza reciben tres solicitudes habitualmente, también plantea un «gran reto» para el planteamiento del curso próximo.

La consejera de Educación en funciones de la Generalitat, Anna Simó, y el diputado de Educación de la Diputación de Barcelona, Joan Galiano, durante una visita en la Escuela de Tejidos de Canet / Departamento de Educación

Los efectos del «follón» del nuevo calendario de inscripción

Para el miembro del consejo catalán del FP en representación de UGT, Jesús Martín, una de las consecuencias de la «desorganización» y el «follón» de la adjudicación de plazas para los alumnos de formación profesional, tanto de ciclo medio como superior, para el curso próximo es que la misma administración empuja alumnas hacia la privada: «Los centros privados se benefician de los alumnos que tienen la capacidad económica para pagar la matrícula y no quieren esperar a ver si los toca la plaza que querían a la pública», argumenta el representante sindical, que también apunta que los que no pueden acceder a la privada pueden acabar abandonando letapa educativa. En este sentido, Martín asegura que «no comprende de ninguna forma el follón» de calendario para adjudicar las plazas de los alumnos -que, por consecuencia, también repercute en la creación de los claustros y las plantillas docentes-, puesto que «el proceso de preinscripción se hizo con muchos meses de previsión».

Para resolver esta problemática, los sindicatos de docentes consultados por este diario consideran que es necesario «armonizar» la entrada en la FP con el resto de enseñanza postobligatoria, es decir, los estudios universitarios: «Del mismo modo que a segundo de bachillerato el curso acaba antes [en el mes de mayo] para poder disponer de las calificaciones para acceder a la universidad, a 4.º de ESO tendría que aplicarse el mismo funcionamiento para los estudiantes que quieren acceder a un ciclo medio y que también necesitan su nota de secundaria para matricularse», remacha el sindicalista de UGT.

Unos cambios que queden cortos: los centros piden más autonomía para gestionar sus listas de espera

En cambio, para el director del ITB una buena manera de paliar esta problemática sería dotar de «más autonomía» los centros educativos: «La intencionalidad de la consejería es buena, es un nuevo modelo más garantista en que todos los alumnos pueden conseguir la plaza que los toca en función de su nota. Pero considero que los contras de este nuevo modelo pesan más. Sería más sencillo que una vez se ha hecho la primera asignación de plazas cada centro se encargara de su propia lista de espera y los alumnos interesados se tuvieran que mover para acceder a las vacantes«, argumenta Alberto Vila, que considera que sería un mecanismo que «agilizaría» el proceso de asignación de plazas.

Una chica haciendo prácticas del ciclo superior / ACN
Imagen de una estudiante durante un ciclo superior de formación profesional / ACN

Rehacer plantillas y garantizar prácticas empresariales, los dos otros grandes retos del FP

Los directores de centro y representantes sindicales también coinciden que uno de los factores que aboca en la comunidad educativa a la «incertidumbre» poco más de un mes antes del inicio de curso es la falta de las listas de adjudicaciones de docentes definitiva para el año próximo -la cual la consejería todavía no ha fijado ningún plazo para publicar: «El proceso de estabilización de docentes ha generado un gran cambio en la conformación de las plantillas, tendrá grandes consecuencias que tendremos que ir haciendo frente durante todo el curso», apunta el director de ITB. Una carencia de la lista definitiva que, para los sindicatos de docentes, es un «despropósito monumental»: «Cuanto más días tarden, más grave es el problema, puesto que el profesorado adscrito tiene que saber qué grupos hará, qué niveles y el horario», critica Jesús Martín.

En medio del malestar por el caos burocrático de las matriculaciones y la falta de plantillas cerradas para el curso próximo, la formación profesional también encara el nuevo curso con otro gran reto: garantizar que todos los alumnos puedan llevar a cabo todas las horas de prácticas empresariales estipuladas en la nueva ley estatal de la FP, que las ha incrementado. Un reto que se agravia en algunas familias formativas, como por ejemplo la informática, puesto que las empresas de este sector no acostumbran a querer estudiantes de ciclo medio porque consideran que los falta formación, a pesar de que los directores de centro también aseguran que es un requisito bastante asumible en ciclos superiores. Así pues, la FP encara el nuevo curso con tres objetivos a batir para garantizar el buen funcionamiento de la etapa educativa y un primer punto clave, el mes de septiembre: «Se nos acumula el trabajo».

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