Cuarta y última jornada del juicio al comisario ex jefe de la frontera del aeropuerto de Barajas, Carlos Salamanca, y al empresario Francisco Menéndez, alias Paco, en la Audiencia Nacional. Después de tres jornadas de jugosas declaraciones y testificales ha llegado la parte final del juicio con un fiscal anticorrupción entusiasta de su acusación. De hecho, y como una sorpresa desagradable para las defensas, el fiscal Miguel Serrano, que ha disfrutado de él mismo con sus hábiles interrogatorios, ha aumentado la petición de pena para el comisario.
El veterano comisario Salamanca y Menéndez estaban acusados de pasar ciudadanos guineanos y su dinero negro por la puerta trasera del aeropuerto y ofrecer un trato VIP a miembros de la familia de Teodoro Obiang, gobernante del país, y miembros de la empresa petrolera estatal guineana. De nada han servido las pruebas de la defensa o el desfile de oficiales del Cuerpo Nacional de Policía asegurando que el comisario no podía otorgar visados, ante los suntuosos regalos que habría recibido Salamanca por sus gestiones y por sus amistades con un nutrido grupo de empresarios calificados de amigos.
El fiscal Serrano ha hecho punta a su lápiz y ha pedido al tribunal los diez años de prisión que pedía más nueve meses añadidos por un delito de soborno pasivo impropio a Salamanca por el trato privilegiado a Menéndez. Su calificación también contiene los delitos de prevaricación, soborno pasivo y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. En cambio, Menéndez solo se enfrenta a seis meses por los delitos de soborno activo y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. Su colaboración con la fiscalía, puesta en entredicho por la defensa de Salamanca, le ha permitido eludir una pena amplia de prisión.
Es el cuarto juicio de la macrocausa Tándem, que investiga los trabajos del comisario de inteligencia jubilado José Manuel Villarejo, a pesar de que en esta pieza separada no está ni como testigo. La defensa de Menéndez ha pedido «clemencia» al tribunal por haber destapado uno de los casos de corrupción más importantes de los últimos años y Salamanca ha pedido la libre absolución arguyendo una «carrera impoluta» de 39 años de servicio. El comisario ha comparado la delación de Menéndez, que denunció el caso, con una revancha como la de los «crímenes pasionales».

«Los polos de poder»
El fiscal Serrano se ha remangado en su informe final contra lo que ha tildado de dos «importantes polos de poder». Por un lado, Menéndez actuó «guiado por el interés comercial y económico de corruptor» y Salamanca, actuó «guiado por su ambición de lucro abusando de su función policial». Le ha reprochado especialmente que ha recibido «regalos en el centro neurálgico del país, de interés máximo para la vida económica, política y diplomática del Estado español, como es el aeropuerto de Barajas».
«Es un empresario los principales clientes del cual están vinculados a una empresa de petróleo estatal guineana como GEPetrol que presuntamente se ha dedicado a desfalcar su pobre país, introduciendo parte de estos beneficios en España a través del mismo empresario», ha espetado Serrano sobre Menéndez. De hecho, el ministerio público ha intentado convencer al tribunal que Menéndez «aseguraba a sus clientes de la petrolera introducir ingentes cantidades de dinero en efectivo, que procedían de comisiones ilegales generadas en la comercialización internacional de las reservas de petróleo ecuatoguineanas, para después invertirse en España a nombre de otra mercantil».

«A la torera»
En esta línea, la fiscalía ha cargado contra la «relación espuria y delictiva» surgida entre los dos acusados. Así, ha fijado como ejemplos la entrada supuestamente irregulare en España de Pergentino Mba, miembro de GEPetrol y vinculado estrechamente al sobrino político del dictador guineano Teodoro Obiang, y la de la suegra de Menéndez. «Lo que quedó claro es que hacía falta siempre un expediente. En este caso no había», ha insistido Serrano.» Salamanca lo que hace es groseramente obviar cualquier tipo de expediente, concediendo estos visados a Pergentino y a la suegra, actuando en beneficio de aquel que lo enriquecía, que satisfacía su permanente interés de lucro», ha criticado el fiscal.
«El comisario se saltaba, y muy a la torera, el celo, la profesionalidad y la imparcialidad de cualquier funcionario de policía». Así, ha recordado que la competencia «exclusiva» para conceder visados era de la Comisaría de Extranjería y Fronteras, y no la del aeropuerto. La recompensa para llevar a cabo estos favores eran regalos como relojes de alta gama o vehículos Porsche de los que «no ha podido dar cuenta». «Salamanca dice que no es aficionado a los grandes coches, lo que no es aficionado a bajarse de ellos», ha ironizado el fiscal.
Para acabar, el fiscal ha defendido que las penas que solicita para Menéndez están «perfectamente ajustadas a la realidad y no se traducen en ningún pacto de impunidad». De este modo se ha desmarcado de posibles acuerdos a cambio de delatar a policías y a Villlarejo. Así ha hecho una curiosa comparativa, advirtiendo que el empresario ha decidido elegir «entre el pelotón de fusilamiento o la guillotina», y no se ha dedicado a «traducir el guion» de la Fiscalía.