Faltan seis semanas para el congreso avanzado de Junts per Catalunya y el partido de Carles Puigdemont intenta conducir el proceso con perfil bajo y sin estropicios, mientras en ERC se abren en canal los diferentes sectores enfrentados. Y uno de los flancos en el que todos los dirigentes van más con pies de plomo es el del destino de la todavía presidenta de la formación, Laura Borràs. Todo el mundo en Junts da por hecho que el presidente en el exilio recuperará el cargo orgánico que dejó hace dos años y pico, en el congreso de Argelers, o uno equiparable. Hasta junio de 2022 era el presidente de la formación que él mismo había impulsado y decidió dar un paso al lado desde el exilio para que cogieran las riendas los dirigentes que estaban en el interior.

En aquel momento, ya hubo tensión e hizo falta una negociación intensa entre Jordi Turull y Laura Borràs para repartirse la ejecutiva y diseñar una estructura con dos cargos destacados para evitar una votación que habría sido dura, con un enfrentamiento entre el aparato de uno y la popularidad entre las bases de la otra. Las dos partes llegaron a un acuerdo y empezó una etapa de bicefalia que ha funcionado con tensiones pero en la que la cuerda nunca se ha llegado a romper. Cuando se tenía que decidir si Junts salía del gobierno catalán y se sometió la cuestión a votación de la militancia, Borràs se manifestó a favor de dejar el ejecutivo y Turull se abstuvo de pronunciarse. Simultáneamente, Puigdemont retuiteaba un post de Josep Rius, portavoz del partido, de un artículo que había publicado en El Punt Avui favorable también a romper el gobierno de coalición con ERC. De alguna manera, se ha ido configurando un panorama en el que Puigdemont coincide a menudo con las opiniones de Borràs pero orgánicamente funciona como un reloj con Turull. Una fórmula que para el presidente en el exilio es ideal, porque ninguno de los dos cuestiona su liderazgo.

El retorno de Puigdemont en el día a día del partido ha cambiado la formación

Después de las elecciones del 23-J de 2023 al Congreso, sin embargo, la posición de Puigdemont empezó a cambiar. Volvió a la arena, al día a día del cual había querido separarse cuando dejó el cargo de presidente del partido. El primer paso fue dirigir en persona las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Este proceso de retorno a la batalla diaria ha culminado con su candidatura a las elecciones al Parlamento catalán del 12 de mayo y en la decisión del posicionamiento mantenido después por Junts. A la vez, dejaba de ser eurodiputado.

Carles Puigdemont interviniendo en el congreso de Argelers, el 4 de junio del 2022, con Laura Borràs i Jordi Turull en la imagen de video tomada de la platea que se proyectaba detrás suyo / Mireia Comas

Ahora, por lo tanto, con la decisión de avanzar a finales de octubre un congreso que estaba previsto para la primavera de 2026, todo indica que Puigdemont podría volver a ser presidente de Junts, a pesar de que nadie lo ha verbalizado públicamente y de que hay que contar con su tendencia a las decisiones sorpresa.

No hay nada decidido, pero se trabaja con esta hipótesis. Y el mismo Puigdemont y Borràs están en conversaciones para decidir cuál tiene que ser el nuevo destino de la presidenta del partido si tiene que dejar el cargo porque el fundador de la formación lo recupera. Cuando accedió a él, Borràs era presidenta del Parlamento de Cataluña y ahora ha perdido el escaño y espera que el Tribunal Supremo responda a su recurso contra la sentencia que la condenó a cuatro años y medio de prisión y 13 de inhabilitación. No ha intentado que la amnistíen, a pesar de que está convencida de que el suyo es un caso de lawfare, porque mantiene que tiene que ser absuelta. Esta opción requiere un proceso más largo, pasando por el Tribunal Constitucional, si el Supremo no da una sorpresa –improbable– y le estima el recurso de casación. Y si tiene que recurrir al TC y este tribunal no la ampara, tendrá que ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo. Mientras todo esto pasa, continuará inhabilitada de facto. En estas circunstancias, no se puede presentar a elecciones ni tener ningún cargo público. Solo puede tenerlos en el partido. Y no piensa tirar la toalla.

Un cargo que la deje en igualdad jerárquica con Turull

La nueva batalla sorda entre Borràs y Turull está llevando al secretario general de Junts a explicitar que quiere repetir en su cargo, para dejar claro que él tampoco se apartará. De forma que, si Puigdemont ocupa la presidencia de la formación y Turull se mantiene como secretario general, no está claro qué espacio le quedaría a la actual presidenta del partido.

Una de las opciones que hay sobre la mesa es que ocupe la presidencia del Consejo Nacional, que Josep Rull dejará para centrarse en la presidencia del Parlamento. Pero no es la única. Borràs se quiere asegurar de que su cargo tiene el mismo rango que el de Turull. Su objetivo es que, por debajo del liderazgo indiscutido de Puigdemont, haya dos plazas al mismo nivel, una para ella y otra para Turull. Y no está claro que la presidencia del Consejo Nacional haga esta función. No se descarta, por lo tanto, que la presidenta ponga sobre la mesa la creación de algún cargo de nuevo cuño para llegar este equilibrio.

Después de dos años como secretario general en que parte del entorno de Borràs ha ido desapareciendo de la ejecutiva y del Parlamento por razones diversas –Miquel Sàmper, Jaume Alonso-Cuevillas, Cristina Casol, Aurora Madaula–, Turull verbaliza públicamente qué es lo que quiere. En cambio, Borràs mantiene el silencio. Pero se mueve. Su presencia en actos de partido es constante, con público o sin é, en encuentros numerosos o más reducidos, con secciones locales de todo el país que la invitan a asistir a actos y reuniones diversas. Y en fechas destacadas como la Diada.

Explotar su popularidad entre militantes y simpatizantes

Como se encargó de dejar constancia el Once de Septiembre con fotos y un video publicado a su cuenta en la red X, al todavía presidenta de Junts mantiene su popularidad entre militantes y simpatizantes, que le piden hacerse fotos con ella e incluso quieren que les firme autógrafos en fotos que ellos mismos lleven preparadas.

Y en algunos encuentros de partido en pequeño comité, algunos afines le han llegado a pedir que se presente como candidata a la secretaría general para competir con Turull. Un paso que ella en ningún momento ha manifestado que quiera hacer –de hecho ya evitó el choque con Turull en 2022–, pero deja que se sepa que sería posible, para que el secretario general y Puigdemont –que ha hecho saber a todos los dirigentes que no quiere ninguna estridencia– tengan en cuenta las tensiones que podría implicar.

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