Las jornadas de entrega de los premios que año tras año otorga la Fundación Princesa de Girona (FPdGi) vuelve a llevar a primera llanura el debate sobre la monarquía en Cataluña, coincidiendo con el décimo aniversario del monarca español Felipe VI al frente de la Casa Real. Como ya es costumbre, la Coordinadora Antimonárquica ha preparado una serie de acciones contra los premios se celebrarán el día 10 de julio en el Antiguo Casino de la Costa Brava, en Lloret de Mar (la Selva), puesto que la fundación no puede hacer el acto a Girona, porque el monarca español es persona non grata, y en los últimos años ya se ha visto obligada a desplazarse a otros puntos de la demarcación -el año pasado lo hicieron en Caldes de Malavella-. Los actos borbónicos en el Principado ya empezaron viernes con la primera visita de la princesa Leonor a la Academia General Básica de Talarn, acompañada de Felipe VI, que presidió el acto. También está previsto que Leonor y la infanta Sofía visiten este martes, 9 de julio, el taller del escultor Jaume Plensa en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona). Una agenda catalana que topa con el rechazo frontal que muestra la sociedad catalana hacia la realeza española, puesto que los catalanes han suspendido siempre la monarquía a las encuestas del Centro de Estudios de Opinión (CEO) y, según los últimos datos publicados, el apoyo a la Corona está bajo mínimos.
Hay que destacar, además, que la valoración de los catalanes nunca ha llegado a los 3 puntos sobre 10 desde que lo CEO empezó a preguntar por la monarquía en 2014, justo antes de la abdicación del rey emérito Juan Carlos I y tres años antes del otoño del 2017, cuando con el referéndum y el discurso de Felipe VI dos días después, el apoyo a la corona todavía bajó más. El último barómetro que preguntó a los catalanes sobre el grado de confianza con la monarquía española se remonta el marzo del 2023, donde recibió un suspenso como una casa de campesino: un 1,7 de mediana. Una nota que se ha mantenido estable durante las cinco veces que se ha planteado la cuestión los últimos siete años.
La princesa Leonor llegó a la mayoría de edad con un 75% de catalanes favorables en una república y con todo el arco parlamentario catalán suspendiendo la corona española. Incluso los simpatizantes del PP y de Vox la suspendieron con un 4,7 y 4,6, respectivamente. La nota todavía fue peor con los potenciales votantes del resto de formaciones: PSC (2,8), ERC (0,6), En común Podemos (0,6), Juntos (0,3) y CUP (0,2). De hecho, un 60% de los encuestados puntuaron con un 0 la monarquía española. Las diez encuestas publicadas por el CEO desde hace diez años son las únicas referencias de estudios públicos que hay para coger la actitud de los catalanes hacia la corona española. Expertos consultados por El Mundo consideran que el sentimiento republicano y el rechazo en la corona española que hay en Cataluña es multifactorial y señalan aspectos como el republicanismo que comprende diferentes sensibilidades políticas, la crisis estatutaria, la desafección hacia el estado español, los escándalos del final de Juan Carlos I, el discurso que hizo Felipe VI el 3 de octubre del 2017.
Los catalanes no están dispuestos a hacer «esfuerzos» para hacer caer la monarquía
El politólogo y profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), Toni Rodon, afirma que Cataluña es republicana en el sentido que es el lugar del estado español donde el apoyo a la monarquía española es «más bajo», y remarca que «con el tiempo ha ido a peor». «La institución tiene un acento ideológico muy marcado, por una parte, importante de la ciudadanía», sentencia, pero también remarca que no es una cosa con la cual los catalanes piensen a menudo y estén dispuestos a hacer «esfuerzos constantes e importantes para que la monarquía caiga». Por su parte, Xavier Casals, doctor en historia contemporánea por la Universitat de Barcelona y profesor de historia contemporánea a la Universitat Ramon Llull, afirma que, «objetivamente, la monarquía española tiene un problema en Cataluña», pero establece diferencias entre «ser república y ser antimonárquico, en el sentido de tener una desafección hacia el titular de la corona».
«Yo creo que el sentimiento republicano es amplio y difuso, tiene intereses contrapuestos, en el sentido que pueden ser republicanos los comunes, pueden ser republicanos los independentistas, y no necesariamente todos tienen que coincidir con una república catalana, y pueden pedir una república española», argumenta el catedrático en historia. Por otro lado, Rodon opina cree que el sentimiento republicano y el rechazo a los borbones va ligado. «No se puede discernir una cosa de la otra», asegura, y apunta a «raíces históricas y culturales», puesto que desde hace muchos años «la monarquía ha sido identificada con la represión institucional y cultural, y esto no ha ayudado a tener una cultura monárquica en Cataluña». «El sentimiento cultural antimonárquico es muy elevado porque va más allá de los borbons», concluye.
La intervención en la política aumenta la visión negativa
Casals también señala que es «plausible» que la desafección hacia la monarquía española no provenga solo del discurso 3 de octubre, como puede parecer con una mirada a corto plazo. «Es muy probable -dice- que esta desafección tenga un recorrido más largo, que parte de la crisis estatutaria», y se combine «la desafección a la monarquía española dentro de un marco de desafección hacia el estado español, un sentimiento mucho más amplio y difuso, que no es estrictamente monárquico». Para el politólogo de la UPF, el principal problema es que la monarquía española ha entrado en política «muy a menudo, sobre todo en los últimos años». «Y, por lo tanto, en lugar de quedarse y ser el símbolo neutral, como ha pasado en otros países, al entrado en política, e ir en contra de algunos consensos, sobre todo de Cataluña, hacen que la gente te valore negativamente», sentencia.
Así mismo, Toni Rodon resalta que en la etapa de Joan Carles había «un chico más de conexión» con la élite catalana porque «había políticos que habían hecho la transición conjuntamente, con todo el que significa y se conocían desde hace muchos años», pero después de que el rey emérito español cayera en desgracia y se afrontara su sucesión la situación ha empeorado en vez de mejorar ante la sensación que la monarquía podía caer. «Con la llegada de Felip, esto no lo ha mejorado, sino que en muchos casos, incluso, ha ido peor». En este sentido, expone que el actual rey español «se ha posicionado como un actor importante y para muchos catalanes significa una figura muy negativa», y subraya que «es bastante transversal, incluso, entre mucha gente que no es independentista». «Tiene una erosión importante», concluye.
Xavier Casals, por su parte, destaca que la crisis de la Casa Real española «no empieza con Felipe VI, sino que empieza con Juan I», con escándalos como el caso Nóos y la «controversia» que genera el safari en Botsuana en medio de la crisis económica y sus secuelas que tuvo hasta su abdicación. «El inicio de la segunda década del siglo XXI marca la desafección en Cataluña de amplios sectores de la sociedad catalana vinculados a la aprobación del nuevo Estatuto, y sus dificultades y, por otro lado, la pérdida de confianza con la monarquía por los escándalos que hay». «La confluencia de estos factores es la que explica, desde mi punto de vista, el bajo apoyo que tiene la corona en Cataluña», concluye.
¿Una monarquía en una Cataluña independiente?
Por otro lado, Rodon duda que una eventual los catalanes quieran una monarquía en una eventual Cataluña independiente y remarca que en el país hay «elementos transversales» como que el futuro se tiene que decidir en un referéndum y que la monarquía no habría de ser. En este sentido, recuerda que el Primero de Octubre ya pedía que Cataluña se constituyera en forma de República. Aun así, el politólogo no quiere descartar nada porque «en la vida puede pasar de todo» y añade que a la historia política «han pasado muchas cosas». «Incluso podría pasar un rey Borbón en una Cataluña independiente», señala.
Los españoles también prefieren la república a la monarquía
Por otro lado, Casals, y también Rodon, señalan el «problema» que hay en el estado español para conocer la satisfacción de la sociedad desde que, en 2015, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dejó de preguntar sobre el grado de confianza de los españoles en la monarquía. Lo hizo después de que desde el 2011, el nivel de confianza en todo el estado español se situara por debajo del 5 sobre 10. Para poner luz a estos datos, la Plataforma de Medios Independientes hizo un micromecenazgo para hacer una encuesta sobre la monarquía.
Los resultados también fueron negativos para la realeza española, con un grado de confianza por debajo del 5, concretamente el 4,1, y dónde el 43,8% de los encuestados defendieron la necesidad de celebrar un referéndum sobre la forma de Estado, ante un 36,1% que lo rechazó. Y en caso de celebrarse la consulta, un 39,4% de los españoles votaría por la república en un referéndum ante un 31% que apoyaría a la monarquía española. Además, casi un 30% de los ciudadanos que participaron en el estudio se definieron como «no-alineados», es decir, aquellas personas que no saben qué votarían, que no irían a votar o que votarían en blanco.
