Dolors Feliu (Roda de Ter, 1964), está en su última semana como presidenta de la Assemblea Nacional Catalana: la ANC –en las siglas que permiten acortar el nombre de una entidad con mucho protagonismo en el independentismo desde que se creó, en 2012– o la Assemblea, como se suelen referirse a ella sus miembros y dirigentes. Este sábado se dan a conocer los resultados de las elecciones, que se hacen cada dos años para renovar el Secretariado Nacional. Y, la semana que viene, los 77 secretarios que salgan elegidos escogerán, de entre ellos, la nueva presidencia. Feliu ha liderado la entidad en un mandato agitado y tenso, vertebrado por el intento de impulsar una lista cívica que finalmente una consulta entre los asociados paró por 99 votos de diferencia entre un total de 7.599. La presidenta podría optar a un segundo mandato, pero ha renunciado. En esta entrevista explica por qué y reflexiona sobre la situación del independentismo.
¿Por qué lo deja?
Porque este primer mandato, aunque pudiera presentarme a un segundo, ya es un ciclo y ha sido muy intenso, con esta propuesta de la lista cívica que ya venía de la hoja de ruta anterior. Ha sido un reto fuerte que se acababa con estas elecciones al Parlamento de Cataluña. Siento que lo he dado todo a la Asamblea. Me siento cansada y creo que es un buen momento para el relevo.
¿Qué ha pasado para que se sienta así en dos años?
Me he sentido en el ojo del huracán, del independentismo y del país. Ha sido bonito en muchos momentos, pero sobre todo muy fuerte, muy retador. Ha estado bonito estar tanto en contacto con la gente con la idea de conseguir la independencia. Pero lo que queremos es romper moldes para conseguirlo, y esto requiere mucha energía y mucha fuerza. Y acabado este periodo es lo que toca, dejar paso a nuevos liderazgos en la Asamblea.

Pero, por ejemplo, su número dos ‘de facto’, Uriel Bertran, se ha vuelto a presentar a las elecciones al secretariado nacional. Había margen.
En mi caso es, evidentemente, una decisión personal. De hecho, que mucha gente del actual secretariado, de los que solo llevaban un mandato, se hayan vuelto a presentar me da mucha tranquilidad, porque el trabajo hecho ha sido muy ilusionante. Hemos movido todo el independentismo, sobre el territorio y con el Pacto Nacional del Movimiento Civil por la Independencia, la Conferencia del Movimiento Civil, muchas manifestaciones, hemos estado en la calle en todo momento. Los miembros del secretariado han vibrado mucho y han sentido que están en una entidad donde se lucha mucho para tener la independencia. Todo esto me alegra y me anima a ser sincera conmigo misma, a decir ‘yo estoy cansada, pero toda esta gente continúa con la ilusión de lo que hemos hecho estos dos años’.
¿Se imaginaba que estaría en este ojo del huracán? Ha habido ataques muy fuertes de sectores de la misma Asamblea y otros actores políticos contra la lista cívica…
Se vio bastante desde el principio que había una parte del independentismo que no estaba a favor y una pequeña parte que se oponía mucho. Pero en el Secretariado había mucha ilusión, y esto puede más que las cosas negativas. Era un proyecto que quería romper el statu quo que ya hemos visto que no hay manera de romper. Porque, evidentemente, como que finalmente no ha habido una lista cívica, una lista transversal, se ha cumplido el pronóstico que hacíamos, que se mantendría toda una bolsa de votantes abstencionistas porque vuelan un proyecto para hacer efectiva la independencia y si no encuentran una lista muy transversal y muy reconocida por todo el mundo no votan. Necesitamos romper esto y una gran parte de los asociados de la ANC y del independentismo estaban entusiasmados, y el entusiasmo ha podido más que la negatividad de ciertas personas.
Lo han acusado de falta de democracia, lo han atacado muy directamente.
Pero estábamos muy tranquilos porque estábamos convencidos de que teníamos que hacer el que estábamos haciendo. El proyecto de impulsar una lista cívica ya venía de la hoja de ruta anterior. Y durante nuestro mandato se ha aprobado otra hoja de ruta en el mismo sentido, con mucho debate pero con mucha contundencia a favor de la lista cívica. Y al final se ha pasado a consulta de los socios y por poca diferencia de votos que salido que no. Por lo tanto, ha habido democracia interna 100%. Todas las críticas solo hay una manera de afrontarlas, estar tranquilos y hacerlo todo transparente, que es lo que hemos hecho.
¿Pero a que atribuye la virulencia que ha habido desde algunos sectores, hasta el punto de acusarlos precisamente de falta de transparencia y de montar protestas ante la sede?
Porque hay toda una serie de gente que todavía confía en los partidos para hacer la independencia. Hay este pulso de gente que considera de la Asamblea se tiene que quedar al margen de cualquier contienda electoral y no quería de ninguna forma que impulsáramos una candidatura transversal. Esto es lo que había en el trasfondo. Como muy claramente se puso de manifiesto el día siguiente a la consulta. Muchas voces que se oponían se decantaban por una fuerza política. Esto es totalmente legítimo y la ANC es muy transversal. Pero es un tema que continúa sobre la mesa con los resultados que ha habido en las elecciones al Parlamento.
El caso es que ganó el no, por poco, pero ganó. A pesar de la contundencia con que dice que se había aprobado la hoja de ruta, cuando hacen la consulta a todos los asociados, gana el no.
En gran parte, porque el calendario era adverso. Con el adelanto electoral, hubo mucha gente que nos dijo expresamente que votaba que no porque pensaba que el calendario no permitía hacer el procedimiento de escoger la candidatura y las personas de la candidatura tal como estaba planteado. Todo el mundo juega sus cartas y el momento fue el que fue.
¿Y ahora qué?
Es una idea que ha quedado. Ha quedado la lucha, después de agitar tanto la Asamblea. Y esto se ve en las elecciones que ha habido ahora a la ANC, en que se han presentado muchos más candidatos, 107 en toda, 21 más que el 2022. Por lo tanto, queda claro que era la vía para remover la Asamblea. Presentar propuestas es lo que nos hace avanzar. Si no hubiéramos empujado la propuesta de la lista cívica estaríamos igual y sin tanta gente presentándose a las elecciones de la ANC. Si te estás quieto no avanzas.
¿En qué se ha avanzado?
En el hecho de que una cosa que estaba en el imaginario del independentismo se ha planteado. El año 2015 ya se hablaba de ello, cuando Quim Torra, que entonces era vicepresidente de Òmnium, proponía lo que llamaba una ‘lista sin políticos’. Y, en un momento en el que estábamos sin propuestas y con la represión encima, en el que teníamos que ir más allá de luchar contra la represión, porque si no conseguimos la independencia de represión siempre habrá, ha sido una propuesta muy fuerte. No se ha hecho la lista cívica, pero sí que se ha puesto sobre la mesa como una posibilidad real y ha hecho que el independentismo vuelva a estar muy activo a través de la Assemblea. Por eso personas que son referentes en el independentismo se han presentado a las elecciones de la ANC.
¿Entonces la lista cívica no está muerta?
Está claro que no sirvió para estas elecciones y se tendrá que volver a valorar según los escenarios que haya. No sabemos qué pasará. Podría ser que se repitieran las elecciones. Y puede ser que no sea una mala opción si la repetición sirve porque las candidaturas se centren mucho más en el proyecto independentista.
Pero no piensa en una lista cívica para esta hipotética repetición…
No, no, ahora sería muy difícil. No habría tiempo…
¿Habla a largo plazo, pues?
No hablo de volver a intentar la lista cívica en ningún momento en concreto, pero tampoco se puede descartar. Es una opción que queda encima de la mesa y que se puede activar según qué escenarios haya. Ahora, de momento, veamos cómo se mueven los partidos. Y si más adelante vemos que continúa siendo necesaria, el proyecto ha quedado bastante fuerte para volverla a plantear si el nuevo secretariado lo considera oportuno. No lo veo en el horizonte más próximo.
El gran argumento contra la lista cívica, y que se mantendrá si se vuelve a plantear, es que fragmenta todavía más el voto independentista.
Se ha demostrado en estas elecciones que el problema no es este. El planteamiento que hacíamos, de decir que hay mucho abstencionismo independentista, se ha demostrado que es cierto. Hay una bolsa de votantes independentistas que claramente no han votado.
¿Cómo lo sabe?
Porque ha bajado el apoyo electoral a los partidos que se presentan como independentistas…
¿No puede ser que esta gente haya dejado de votar opciones independentistas? La participación ha subido 6 puntos…
El transvase de voto no da lo bastante para que pensemos que todos los independentistas que han dejado de votar partidos independentistas hayan votado a los otros. Y nosotros hemos ido estos dos años por todo el territorio y la gente lo decía, que no sabían qué votar si no había lista cívica. Nos decían que estaban ‘huérfanos’ de candidatura.

¿Y el Proceso se ha acabado, aunque el independentismo esté vivo? ¿Entra en una nueva fase?
Depende de cuando consideres que empezó. Hay gente que lo sitúa en 2017. Claro, si solo miras aquella etapa… Pero lo puedes mirar desde 2010, o desde el 2009 de las consultas, o desde 1714. Entonces ni se ha acabado ni se acabará hasta que haya la independencia.
¿Pero ve un punto de inflexión, una nueva etapa, con la pérdida de la mayoría independentista en el Parlamento?
Puede ser. Pero yo pienso en el Proceso como si fuera un péndulo. Va y viene, empujado por lo que hacemos, por un lado, y por la represión, del otro lado. En 2006 hay el Estatuto, en 2010 la sentencia; en 2009 las primeras consultas, en 2014 el 9-N, y ya hay represión; después el 1-O y mucha más represión, mucho más fuerte. Esto se tiene que remontar, y después vino la mayoría del 52% en el Parlamento y no se aprovechó. Se ha derrochado y se ha perdido. Se ha acabado negociando con el PSC los presupuestos. No es extraño que ahora ganen ellos después del que han hecho los partidos que se llaman independentistas.
¿Esta tendencia ha tocado fondo?
Es la gran pregunta. Veremos qué pasa los próximos días.
¿Tiene alguna hipótesis?
Me gusta más lo que quiero que pase que lo que pienso que puede pasar. No me gustaría que hubiera pactos con el PSC, de cualquier tipo. Está sobre la mesa y puede pasar. Cualquier pacto con los socialistas es ir hacia el autonomismo.
Hay voces que piensan que quizás si los partidos independentistas dejan de gobernar volverán a lo que esperan de ellos los electores…
Es que los socialistas viven de su confrontación con el PP y el PP, de la confrontación con los socialistas. Por lo tanto, este escenario de que los partidos independentistas vayan totalmente a la oposición querría decir que se ha llegado a algún pacto de los socialistas con el PP, y no sé si es realista. Pero es cierto que lo hicieron en el Ayuntamiento de Barcelona. Por eso, el presidente Puigdemont ha dicho que esto pondría en peligro su acuerdo con el PSOE en Madrid. Pero lo veo difícil. Recientemente, Xavier García Albiol alertaba de que el independentismo no ha muerto, contra lo que sostienen los socialistas, para reclamar que hay que continuar luchando contra los independentistas y contra los socialistas, que según el PP están más dispuestos a llegar a pactos con el independentismo. No sé cómo puede acabar todo esto. Lo que tenemos claro es que toda alianza con partidos unionistas debilitan el independentismo. Y si se hace una en el Parlamento de Cataluña ya es ir a una cámara totalmente autonomista sin ningún tipo de pulsión por la independencia.
¿Y esto ha sido diferente los últimos tres años?
No, no. Pero nosotros siempre hemos luchado para cambiarlo. La idea es romper esta dinámica y que dentro del Parlamento haya una pulsión independentista. El hecho de que no fuera así es objeto de nuestra denuncia, no de continuarlo con otra fórmula.
El otro gran debate es la renovación de liderazgos dentro de los partidos que ya existen. ¿Este mecanismo cambiaría las cosas?
Nosotros no prejuzgamos nada. Si los partidos independentistas se pusieran seriamente a ello y consiguieran hacerse creíbles en su proyecto por la independencia, sería una buena noticia. Tenemos tres partidos como tres soles que se declaran independentistas y algunas veces se han puesto a ello. En 2017 lo hicieron. No lo acabaron, pero sí que se pusieron a ello. Si lo hicieran ahora y lo acabaran nos parecería bien. De hecho, es lo que los pedimos.
Por lo tanto, ¿no son antipartidos, como piensa mucha gente sobe la ANC?
Somos tan poco antipartidos y anti Parlamento que incluso hemos planteado hacer una candidatura en el Parlamento. ¿Qué hay más próximo a las instituciones que una entidad que plantea una candidatura para las instituciones? Dentro del Parlamento tienen que haber fuerzas que quieran la independencia y que la hagan. La independencia no se puede hacer sin el Parlamento, como tampoco se puede hacer sin la calle, sin un movimiento civil. Las dos cosas tienen que confluir. Hacen falta instituciones teñidas de independentismo y con gente en la calle.
¿Y para llegar a este punto hacen falta relevos, como en su caso? Ahora mismo Oriol Junqueras quiere volver a ser presidente de ERC y Carles Puigdemont es el líder y candidato de Junts. Y hay ex presos políticos en lugares de dirección de los partidos.
Lo más importante es la sinceridad respecto al compromiso para lograr la Independencia. ¿Realmente estas personas que están en primera línea quieren, como queremos nosotros, como quiere la gente que está en la ANC, los que se han presentado al Secretariado, hacer la Independencia ya? ¿Ponerse a trabajar ahora mismo para intentar conseguirla, para explorar todas las rendijas? Quizás, si no quieren esto, tienen que ser sinceros con ellos mismos y decir que lo han pasado muy mal y que tienen un indulto condicionado y que si por fin les dan la amnistía no se volverán a poner a ello. Tienen que ser sinceros con los electores y entender por qué les han dejado de votar.
Hay un partido nuevo, Alhora, que hace un discurso muy parecido al que usted hace y que ha tenido muy poco éxito en las elecciones.
Este partido hace un discurso muy concreto que responde a su nombre. Quiere decir que quiere gestionar la autonomía y al mismo tiempo preparar la independencia. Y esto es lo mismo que tenemos con los otros partidos independentistas, que también lo dicen.
Discursivamente, son muy duros, incluso con Junts y con Carles Puigdemont, con quien Clara Ponsatí ha compartido exilio. ¿Pero cree que en el fondo son el mismo?
No lo sé. No se les ha podido ver actuar y no los podremos ver, porque no han obtenido ningún escaño. Pero no es un proyecto muy transversal…
¿En qué sentido?
Quiero decir que han querido ir solos, no han querido colaborar con la lista cívica, por ejemplo, en un proyecto más transversal. Creo que esto les ha alejado un poco de los votantes que quieren transversalidad. Hubo conversaciones en relación con la lista cívica y no llegaron a buen puerto. Pero como al final la lista cívica no se ha hecho, es muy difícil analizar los resultados.
Pero ellos hacían el discurso no muy diferente de lo que ustedes reclaman y solo han obtenido 13.800 votos. ¿El mensaje no ha llegado o no hay votantes para esta opción?
Esto no lo sabremos nunca.
¿Tiene sensación de derrota?
No. Yo estoy tranquila porque he hecho lo que tenía que hacer. Hasta el punto de asumir que la lista cívica se tenía que plantear y someter la propuesta a consulta y hacer lo que la gente dijera. Y es lo que hemos hecho.
Pero externamente la idea que ha quedado es que los defensores de la lista cívica han perdido, porque era la columna vertebral de su mandato y los asociados la han tumbado.
Mucha gente no lo ha visto así, porque la diferencia entre el ‘sí’ y el ’no’ fue de menos de cien votos, en una consulta con más de 7.500 participantes, y también porque se entendió que se había hecho todo lo posible y que el momento era muy difícil.

Aunque se ha hablado mucho más de la lista cívica, durante su mandato han insistido mucho en la acción internacional. El fin de semana pasado, por ejemplo, fueron a la reunión de la Unión de Naciones y Pueblos no Representados, la UNPO. ¿Qué efectos tiene esta acción constante y a veces poco visible?
El trabajo internacional es muy relevante. No solo cuando vamos a reuniones de organismos como la UNPO y de la ONU, sino también con las asambleas de la ANC en el exterior, que hacen un trabajo constante en el país donde están. Y el encuentro con la UNPO, y su misma existencia, es muy importante para poner de relieve que ahora mismo el mundo tiene un problema de violencia, de guerras, precisamente porque las fronteras de los estados no coinciden con los pueblos. Como los estados son, o tendrían que ser, los garantes de los derechos fundamentales, cuando hay un pueblo que quiere la independencia, como no se pueden mover las fronteras en paz, se le vulneran los derechos fundamentales. Hay bolsas enormes de pueblos oprimidos, es el gran problema del mundo, y lo vemos en las guerras que hay. El mundo no sabe gestionar las fronteras de los estados. Cuando decimos que queremos la paz mundial, los únicos que realmente luchan por eso, para romper estas dinámicas, son los pueblos de la UNPO.