Bélgica ha asumido este 1 de enero del 2024 la presidencia de turno del Consejo de la UE, la que será la última de la legislatura. Bajo el lema ‘Proteger, reforzar y reparar’, la presidencia belga arranca con algunos de los grandes expedientes de la legislatura ya cerrados, como el Pacto de Migración y Asilo y la reforma de las reglas fiscales, pero todavía tiene grandes cuestiones sobre la mesa: la revisión del presupuesto comunitario, que incluye una partida de 50.000 millones de ayudas en Ucrania, así como el inicio del debate sobre como reformar la UE antes de una potencial ampliación hacia el este y la petición de oficialidad del catalán a Europa. Así pues, a pesar de que Bélgica ha asegurado que mantendrá esta iniciativa sobre la mesa, el gobierno español ha incumplido su promesa de conseguir la oficialidad del catalán en su presidencia de la UE porque no ha conseguido el apoyo de los 27 estados miembro, que tienen que aprobarlo por unanimidad, y esta continúa encallada sine die.
La comparecencia de Pedro Sánchez en el Eurocámara para hacer balance de la presidencia española sirvió porque el presidente al exilio y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, le recriminara el incumplimiento con la oficialidad del catalán en la Unión Europea, una exigencia de Junts per Catalunya para permitir que el PSOE mantuviera la presidencia de la Mesa del Congreso. De hecho, lo avisó que del incumplimiento de este compromiso «surge la desconfianza». «Las oportunidades se tienen que aprovechar cuando pasan. Si se dejan pasar de largo, las consecuencias nunca son agradables», sentenció para hacer evidente que le habría gustado que el PSOE hubiera presionado mucho más en este tema.
Este aviso para navegantes se produjo días después de que el pasado 12 de diciembre se celebrara en Bruselas el último Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea de la presidencia española sin conseguir que el catalán fuera oficial ante las dudas de algunos estados miembros, que tienen dudas sobre las implicaciones jurídicas, los costes económicos y todos los otros aspectos que han surgido las últimas semanas. En este sentido, el secretario de Estado, Pascual Navarro, confió en la «voluntad» de Bélgica para salir adelante esta carpeta y aseguró que la propuesta “continuará a la tabla del Consejo por futuras discusiones”.
Así mismo, afirmó que las conversaciones entre los estados miembros continuarán «hasta una aprobación final», pero evitó poner fecha en el acuerdo, pero se mostró confiado que los trabajos avancen “rápidamente” para encontrar una solución “jurídicamente aceptable” que llegue «cuanto antes mejor». A pesar de esto, las elecciones europeas de este 2024 también pueden ser un hándicap para hacer realidad la oficialidad del catalán y, de hecho, se ha constatado que algunos países siguen manteniendo «una posición dura» liderada por el PP europeo, que, ya en clave electoral, ha mantenido una ofensiva contra los acuerdos que el PSOE ha logrado con los independentistas, sobre todo con la amnistía. Aun así, el independentismo cree que la oficialidad del catalán a Europa ha iniciado un camino que no tiene vuelta atrás.

Contactos del Gobierno con Bélgica y el Ejecutivo español para salir adelante la oficialidad
Antes de acabar el año, la consejera de Acción Exterior y Unión Europea, Meritxell Serret, se reunió con el embajador de Bélgica en España, Geert Cockx, con el objetivo de mantener la propuesta de la oficialidad del catalán sobre la tabla del Consejo de la Unión, y con el ministro de Asuntos exteriores español, José Manuel Albares, a quien le trasladó que el compromiso del gobierno español con la oficialidad del catalán a Europa “todavía no ha acabado” y que «queda mucho trabajo para hacer en este asunto». El objetivo del Gobierno es que este 2024 sea el año en que el catalán acontezca finalmente oficial a las instituciones europeas. «Esta cuestión tiene la máxima prioridad para nosotros», subraya.
Para conseguirlo, el Ejecutivo ya ha anunciado que intensificará todavía más la remisión de información a las instituciones europeas y a todos los estados miembros de la Unión Europea para que la oficialidad del catalán sea una realidad lo antes posible. «Es la principal campaña diplomática que ha hecho nunca el Gobierno», destacan desde la Generalitat y resaltan que Serret ha hecho hasta 7 viajes centrados en la oficialidad del catalán, y unas 30 reuniones de alto nivel, además de otros contactos informales. De hecho, el Gobierno reiniciará este mes de enero la ronda de contactos con los diferentes estados de la Unión Europea para «seguir persistiendo y trabajando para generar toda la confianza en la propuesta para conseguir la unanimidad de los estados miembros».
Aviso de Plataforma per la Llengua por una oficialidad diluida
Después de que la última reunión del Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea bajo la presidencia española, Plataforma per la Llengua cargó contra el gobierno español, puesto que considera que no se ha esforzado en el asunto de la oficialidad del catalán, y sostiene que la responsabilidad de obtener la aprobación de los estados miembros es del Ejecutivo de Pedro Sánchez a pesar de que la presidencia de turno recaiga sobre Bélgica. De hecho, los estados miembros se han quejado una y otra vez que Madrid no los ha librado toda la información que piden sobre las consecuencias económicas, legales y políticas que podría comportar la iniciativa.

Además, la ONG del catalán alertó que dejar la negociación de la oficialidad del catalán en manos de los servicios legales del Consejo de la Unión Europea “compuerta el riesgo que el gobierno español acabe proponiendo una oficialidad diluida y no una oficialidad llena”. La entidad evidenció que la opinión de los servicios legales no es vinculante y no era necesario pedirla y, por el contrario, cargó contra el Ejecutivo español porque, según la entidad, no ha hecho “todo el que estaba en sus manos” para conseguirla. Así mismo, advirtió que los servicios legales del Consejo pueden poner trabas a la oficialidad del catalán con una respuesta parecida a la del 2004.