Salt (Gironès). Una tarde de martes que ha roto la rutina de la plaza Cataluña y del bar Glacè, donde hacen té con menta, batidos y un café en su punto. El motivo: un mitin de Vox en la plaza del Veïnat, a escasos cien metros. Se celebraba un mitin de Vox con su líder en Cataluña, Ignacio Garriga, como protagonista principal. En Salt, Vox tiene tres regidores. Los movimientos antifascistas, sin embargo, han convocado una protesta. De hecho, las dos plazas y las calles están llenas de carteles llamando a la movilización.
Un blindaje de las unidades antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, con helicóptero incluido, han aguantado la línea de separación. De todas maneras, los vecinos estaban indignados porque les han hecho cerrar los negocios por seguridad. Además, controles policiales no dejaban pasar por las zonas de la protesta. A pesar de todo, en el mitin tres chicas y un señor con una estelada han encendido los ánimos de los asistentes y de los Mossos, que han acabado identificándolas. Al final, tres chicos detenidos y dos agentes heridos. Extintores, lanzamiento de objetos, gritos y palomitas de los vecinos en los balcones han querido demostrar que Vox no es bienvenido en Salt.

Tres chicas y un señor
El mitin de Vox estaba previsto a las seis y media de la tarde, pero ha empezado casi una hora más tarde. Mientras tanto, las plataformas antifascistas se instalaban en la plaza Cataluña, en la boca de la calle Abad Oliva -el Obispo de Paz y Tregua- que comunica las dos plazas. De entrada, los convocantes de la protesta iban con un altavoz que reproducía canciones de lucha y una pancarta donde pedían a la gente «leer» para echar «el odio». Una esvástica marcada con un prohibido el paso decoraba la pancarta más elevada que se ha instalado hacia las cinco de la tarde. Pilar, una mujer grandísima y grandiosa, con silla de ruedas y desobedeciendo la autoridad de Doris, el asistente social, ha aguantado en la primera línea porque ella «no tiene miedo de llamar ‘hijos de puta’ a los fascistas».

Entonces, furgonetas y efectivos del Área Regional de Recursos Operativos han articulado una línea policial y han cerrado los accesos a la plaza. Una situación que ha provocado escenas surrealistas como obligar a todo un abuelo calzado con zapatillas de forro con velcro, mascarilla y bastón y con una movilidad más que reducida, a dar toda la vuelta para ir donde va cada tarde a hacer el café. Si hubiera dicho que iba al mitin de Vox, los Mossos le habrían puesto una alfombra roja, como han hecho con la cuarentena de asistentes a la performance de la derecha visigótica española.

En la plaza donde Vox tenía el escenario, había en un banco dos chicas, Kanni y Fátima, con una camiseta blanca, que esperaban. Se ha añadido después Farila y el señor Sumaia, que llevaba una estelada. Y justo antes de empezar el mitin de Vox han empezado a gritar vivas a Cataluña y a defender la catalanidad de Salt. Los Mossos han tenido que intervenir con la amenaza que las detendrían por «alterar el orden público». Lejos de arrugarse, han persistido en la zona, animados por otros vecinos zona que han bajado para mostrar su apoyo y para recriminar a Vox la utilización de Salt. Los Mossos han acabado identificando a las tres chicas y al señor. En concreto, ocho agentes. Uno de ellos ha tenido que acreditar que era policía porque una de las chicas le ha dicho que la placa que le ha enseñado «era de los xinos». La policía les ha dicho que las denunciaban por «desobediencia». La indignación de Chatón, Encarna o Quim, vecinos de la plaza que han tenido que cerrar el negocio, no se podía esconder.
La Brimo llega
La tensión en la plaza del Veïnat crecía. En la plaza Cataluña, también. Han empezado los lanzamientos a la línea policial justo cuando un manifestante de Vox se ha puesto en medio de la calle blandiendo una gran bandera española. Así que la ARRO ha pedido ayuda al séptimo de caballería, y en breves momentos, -estaban a pocas calles- han llegado las furgonetas de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos d’Esquadra, que han reforzado la línea policial. La orden era aguantar y evitar que los dos colectivos se encontraran. Y así ha pasado. Pero no ha sido una tarea fácil. Lanzamiento de piedras, patatas, cebollas, palas de ping-pong, macetas, una calculadora científica, un patinete y extintores, muchos extintores previamente vaciados. Pero la línea aguantaba, como, por ejemplo y curiosamente, no pasó en el campo del Espanyol, en el derbi que el Barça aconteció campeón de Liga.
La concentración antifascista persistía, sobre todo con muchos niños. En la plaza del mitin, de los balcones colgaban pancartas antifascistas y esteladas. Los vecinos de los balcones también expresando su protesta y una pizzería que hace esquina, ha abierto, pero no dejaba entrar. Otros vecinos de la calle Abad Oliva comían palomitas en el balcón, ofrecían agua a la prensa y mascarillas para no tragar ni respirar el humo de los exintores, y otros podaban las plantas o pedían a la policía que encendieran las sirenas para tapar los discursos de Vox.

Identificaciones de manifestantes, tres detenciones y dos mossos heridos
Cuando pasaba un cuarto de las ocho de la tarde, se ha avanzado la línea policial, haciendo retroceder los manifestantes unos 50 metros. Aun así, los Mossos han vuelto a recuperar su posición inicial y los antifascistas han vuelto a avanzar lanzando extintores y polvo de extintores contra la línea policial. Hacia las nueve de la noche, la fiesta se daba por acabada. Los Mossos han vuelto con la detención ostentosa de tres jóvenes que ha espoleado a los vecinos en la protesta desincentivada por los movimientos de la Brimo. Al final, Vox ha hecho un mitin, pero lo ha tenido que hacer con la compañía de cuatro vecinos irreductibles y perspicaces y de unos antifascistas que no quieren certificar que Salt es un fortín de Vox.


