La Candidatura de Unidad Popular se reivindica como «garantía» para «recuperar la soberanía del Parlamento». Los de Laia Estrada llegan a Amposta, a unas tierras del Ebro donde la disputa por el voto de izquierdas se espera especialmente tensa de cara al 12-M, en clara ofensiva contra la estrategia de pactos con Moncloa de las principales organizaciones independentistas. Los cupaires, en este sentido, ponen en el centro del programa «dejar de supeditar la política a los designios de Madrid y las grandes fortunas».
En referencia al viraje del presidente de la Generalitat y candidato de ERC a los comicios Pere Aragonés hacia unon referéndum pactado en el marco de la Constitución, Estrada ha espetado que «no esperaremos el permiso de ningún gobierno español» para ejercer la autodeterminación catalana. En un cada vez más intenso embate contra los republicanos y Juntos, la número 1 de los anticapitalistas ha alertado que «acaban formando parte de los obstáculos para lograr la independencia».

Las Tierras del Ebro, campo de batalla contra los macroproyectos
Más allá del choque con Juntos por su acercamiento a Moncloa, Estrada ha reprochado al partido del presidente al exilio Carles Puigdemont el apoyo a «macroproyectos que trinchan el territorio y enjugan los ríos». A pocos kilómetros de los terrenos donde tendría que situarse el macrocasino Hard Rock, la presidenciable de los anticapitalistas ha pasado al ataque contra «aquellos que gobiernan con un modelo económico al generar muchos beneficios por muy pocos», de acuerdo con estrategias -como el impulso del monocultivo turístico-, que «generan precariedad y nos expulsan de nuestras casas». En este sentido, la «sociovergència» -los de Puigdemont de la mano del PSC- son los principales ponentes de este enquistament de mercado; si bien la CUP también apunta hacia ERC, formación que, aseguran, sostiene posiciones diferentes en el territorio y en la Generalitat. «Aquí dicen ni un palmo de tierra, ni una gota de agua; pero en Barcelona apuestan por el Hard Rock», acusan.
La emergencia climática, el conflicto del 12-M
De la mano de la oposición a los macroproyectos, el número 1 por Tarragona de los anticapitalistas, Sergi Saladié, ha hecho bandera de «la alternativa» económica que emana del programa de la CUP. «Defender la tierra y pasar a la ofensiva con un modelo que adapte el que tenemos que hacer a los límites biofísicos del planeta», razona Saladié; en línea con el llamamiento de Estrada a «tratar los recursos como el que son: finitos». En oposición a las acusaciones de nimbisme que formaciones de la derecha, especialmente el españolista, han lanzado hacia la formación durante la precampaña, la número 3 por Tarragona, Ortesia Cabrera, se ha querido alejar de una supuesta «cultura del no». «Hablamos de unos recursos concretos del territorio que se van a otros manso y sirven para alimentar fortunas y negocios privados», denuncia la candidata; la misma estrategia económica que «trincha» el territorio y «obliga la gente a marchar». En este sentido, el número 1 por la demarcación contrapone los beneficios de las grandes compañías detrás del Hard Rock y otras iniciativas similares con la supervivencia del campesinado catalán. «Los campesinos nos tienen que garantizar la soberanía alimentaria, y por eso tenemos que planificar los espacios agrarios y garantizarlos la tierra», concluye Saladié.