PSUC, Iniciativa per Catalunya (IC), Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV), ICV-EUiA, Catalunya Sí que se Puede, En Comú-Podem y ahora, Comuns Sumar. Con las siglas que sea, rojo, verde o lila, el espacio ideológico de la izquierda ecologista no independentista ha fiado históricamente su supervivencia política y orgánica al hecho de ser el complemento institucional necesario del PSC para redondear mayorías tanto en la Generalitat como en muchos ayuntamientos. Con la excepción de la Galia del Prat de Llobregat y de los 8 años de alcaldía de Ada Colau en Barcelona, donde los Comuns han hecho lo sorpasso a los socialistas y les han convertido a ellos en muleta, el espacio ideológico que el movimiento del 15M refundó ha estado siempre sometido a la voluntad de la aritmética electoral del PSC.

De 1980 a 2003, la aritmética les deja fuera de juego

Este espacio ideológico arrancó en las elecciones en el Parlamento de 1980 con un PSUC fuerte, 25 escaños ante los 33 del PSC, pero con una CiU de Jordi Pujol que obtuvo 43 diputados, que sumó los 14 escaños de ERC y los 18 de Centristas de Cataluña-UCD. En las próximas elecciones, el PSUC cayó a 6 escaños y el PSC absorbió parte de los votantes, hasta los 41 escaños. Pero los 72 diputados de CiU condenaban a aquella hipotética alianza por la izquierda a esperar en el banquillo. Y 1988 es el primer año electoral de Iniciativa per Catalunya, que absorbió parte de la vida orgánica y la militancia del PSUC. Su cabeza de lista era Rafael Ribó y lo sería durante cuatro elecciones.

Un cartel electoral de los ecosocialistas con Rafael Ribó al frente

Aquella confluencia solo consiguió remontar mínimamente la caída de 1984 y la nueva formación, nacida el 23 de febrero de 1987, obtenía 9 escaños. IC sumaba el Partido Comunista, el PSUC y también Entesa dels Nacionalistes d’Esquerres (ENE). El nuevo partido nacía con la intención de recomponer el espacio comunista catalán, tocado de muerte por la crisis interna y electoral de principios de los ochenta, pero también buscaba construir una alianza programática de las izquierdas y abrirse hacia los nuevos movimientos sociales. De hecho, este es todavía el objetivo de los Comuns en 2024.

Coalición electoral con el PSC en 1999

Pero en 1992 IC perdió dos escaños y en 1995, ya sumando a Els Verds, pasó a 11. Esta vez, la aritmética tampoco acompañaba a aquella «alianza programática de las izquierdas», como tampoco con la última campaña de Rafael Ribó en 1999, en la que ICV realizó una operación política un punto extraña. Se presentó en la demarcación de Barcelona y obtuvo 3 escaños, y en coalición con el PSC en Girona, Lleida y Tarragona, donde obtuvo en total 2 escaños más. En aquellas elecciones, EUiA no consiguió representación. A pesar de la derrota electoral, el candidato del PSC, el exalcalde de Barcelona Pasqual Maragall, había conseguido 50 diputados. El ascenso del PSC era, de hecho, la gran pista de despegue para ICV, que cuatro años después se convertiría en fuerza decisiva para romper el reinado de CiU.

2003: el Pacte del Tinell y la institucionalización de ICV

La suerte de los ecosocialistas, con Joan Saura de jefe de cartel, cambia a la vez que la del PSC y la de ERC. En 2003, Pasqual Maragall consigue 42 escaños e iCV se recupera y saca 9. CiU, con Artur Mas, había obtenido 46 escaños y era el ganador, pero la ERC de Josep-Lluís Carod-Rovira tomó la decisión estratégica de investir el candidato del PSC y apostar por un «gobierno catalanista y de izquierdas». Por primera vez, los republicanos priorizaban el eje social y impedían el paso a un nuevo gobierno soberanista, que habría sido el primero de la era post-Pujol. ICV-EUiA tocaba por primera vez poder institucional en la Generalitat -el PSUC primero, y después ICV, solamente tenían la alcaldía del Prat de Llobregat desde el año 1982- con este tripartito.

Carod, Montilla, Maragall y Saura, cuando se reeditó lo...
Carod, Montilla, Maragall y Saura, cuando se reeditó el segundo tripartido en 2006

En 2006, nuevas elecciones y nuevo candidato del PSC. José Montilla, Carod y Saura eran los jefes de cartel de tres partidos que, al avance, se presentaban a las elecciones con la voluntad de reeditar un pacto a tres bandas. PSC y ERC perdían diputados, pero ICV ganaba 3 y todos sumaban 70 escaños, mayoría absoluta para volver a apartar de la Generalitat el ganador, CiU. De hecho, CiU y ERC sumaban también mayoría absoluta con 69 escaños, pero los republicanos reeditaron el acuerdo con el PSC e iCV. Los ecosocialistas estarían así cuatro años más en la Generalitat. Hasta que el 2010, el desgaste de los dos gobiernos castigó los tres socios. El PSC va estimbar-se y quedó en 28 escaños, ERC pasó de 21 a 10 e iCV perdió 2 y a igualar los republicanos. La suma era ahora imposible. Ni tripartito ni ningún ejecutivo que diera continuidad institucional a los ecosocialistas, que habían presentado Joan Herrera de jefe de cartel. Los republicanos, pero, continuaron su particular cruzada contra el ganador de las elecciones y votaron en contra de la investidura de Artur Mas, que fue presidente gracias a la abstención del PSC encabezado por Montilla. Y por primera vez, ICV se desmarcaba del PSC y también votaba en contra del candidato de CiU.

Joan Coscubiela y Lluís Rabell cuando eran diputados de Cataluña Sí Que Se Puede en el Parlamento

Dos años después, Mas tuvo que avanzar las elecciones e iCV subió a 13 escaños, insuficientes para constituir una mayoría alternativa a 71 escaños del sobiranisme, que iniciaba el camino del llamado ‘proceso’. Y se llegó al 2015, cuando ERC y CDC concurrieron plegadas a las elecciones e iCV se presentó bajo las siglas Cataluña Sí que Se Puede, aprovechando la bastante que había tenido el entorno ideológico de Barcelona en común, que había conseguido la alcaldía de Barcelona con Ada Colau. Con Lluís Rabell -ahora al PSC- al frente, esta confluencia integrada por ICV, EUiA, Podemos y Equo perdía dos escaños y se quedaba en 11.

Pero este partido afrontaría graves tensiones internas a causa del posicionamiento que tenía que tomar un partido pretendidamente soberanista ante las leyes del referéndum del Parlamento. La coalición de izquierdas llegaba dividida, pero con disciplina de voto, a la votación de las normas que tenían que amparar el 1-O, y mientras que dirigentes como Rabel y Coscubiela se negaban a avalar la ley, otros diputados defendían que se tenían que diferenciar de PP, C’s y PSC. Finalmente, los diputados de Cataluña Sí Que Se Puede se abstuvieron en la ley del referéndum y votaron en contra de la ley de transitoriedad jurídica. Previamente, durante el debate, los diputados Albano-Dante Fachín, Joan Josep Nuet, Joan Giner i Àngels Martínez Castells abandonaban el hemiciclo en protesta por la actitud de su propio grupo, que no los dejó intervenir para evitar que expresaran su acuerdo con el 1-O, a pesar de que había un acuerdo para mostrar la pluralidad dentro de CSQP.

En las elecciones del 155, CSQP se había desintegrado y aquella confluencia de izquierda no independentista se presentaba bajo las siglas de Catalunya en Comú Podem, con Xavier Domènech al frente. Todavía obtendría peores resultados y caería a los 8 escaños. Durante el proceso para investir presidente, ya con exiliados y presos políticos, los Comuns votaron en contra de todos los candidatos independentistas. Y a media legislatura, en 2019 ICV se disolvió y el 100% de la militancia ecosocialista pasó a Catalunya en Comú.

Jéssica Albiach en el debate de política general en el Parlamento de Cataluña 27.09.2023 / Mireia Comas
Jéssica Albiach en el debate de política general en el Parlamento de Cataluña el 2023 / Mireia Comas

2021: ERC se abre a sumar con los Comuns

En 2021, el PSC ganaba las elecciones en votos, pero empataba en escaños con ERC. Nuevamente, los Comuns estaban aparentemente fuera de la institucionalidad de la Generalitat si dependían de los socialistas. Pero la Vía Amplia de Pere Aragonès les llamaba a sumarse al proyecto republicano, eso sí, tragándose a Junts per Catalunya. Una aritmética imposible para los Comuns que, no obstante, dos años antes habían aceptado los votos en Barcelona de la derecha de Manuel Valls para conservar la alcaldía, y dos años después participarían en una operación de Estado con el PP y el PSOE para impedir un gobierno independentista en la capital del país. Con todo, los Comuns facilitaban la aprobación de las primeras cuentas de Pere Aragonès (2022) con una abstención, para compensar el no de la CUP.

Los presupuestos del 2023, ya sin Juntos en el Gobierno, se aprobaron con los votos del PSC y de los Comuns, y es con los de 2024 cuando, por primera vez, el partido se rebela contra su propia historia y cambia de estrategia. Se desmarca del bloque tripartito y, tumba las cuentas a Pere Aragonès -también en Barcelona los de Collboni- y precipita unas elecciones avanzadas el 12-M. El Hard Rock es el argumento oficial, pero los Comuns apuestan para dejar de ser, aunque sea temporalmente, la muleta del PSC e intentar tener más bastante en el Parlamento para poder condicionar las mayorías. Por primera vez, y con Ada Colau como jefe de la estrategia, los Comuns confrontan con sus socios de toda la vida.

El 12-M, Comuns Sumar se presentan con Jéssica Albiach -Ada Colau habría rechazado ser la candidata al Parlament- y con la apuesta de mejorar los 8 escaños para tener la clave de la gobernabilidad. Las opciones institucionales del partido lila pasan por para que Salvador Illa sea presidente, con una aritmética que, muy probablemente, necesitaría alguno otro socio más. En todo caso, el 12-M validará o censurará el acto de rebeldía de los Comuns.

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