El 27 de septiembre de 2022, la sala cuarta del Tribunal Supremo avalaba la decisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de cesar una verdadera vaca sagrada de la Guardia Civil. Era destituido, por «pérdida de confianza», el coronel Manuel Sánchez Corbí, jefe de la Unidad Central Operativa, la famosa UCO, que centraliza las investigaciones de la policía judicial del instituto armado. El paro de las investigaciones con fondos reservados fueron el detonante de la decisión de Marlaska, pero la desconfianza venía de lejos por la relación del coronel con el PP y la policía patriótica. Una relación señalada por los whatsapps entre Sánchez Corbí y el exsecretario de Estado de Seguridad de Jorge Fernández Díaz, Francisco Martínez, y que revela también una jugosa conversación entre el coronel de la Guardia Civil y el comisario de inteligencia jubilado José Manuel Villarejo.
Las conversaciones, integradas en la macrocausa Tándem de la Audiencia Nacional, que investiga las operaciones privadas de Villarejo, muestran la extraordinaria sintonía entre Sánchez Corbí i Martínez, ejecutor político de la policía patriótica en la Operación Cataluña y la Kitchen, y la relación de colaboración que el coronel mantenía también con Villarejo. Entre la cantidad de whatsapps aportados, hay algunos en los que Corbí conspira con Martínez por presionar a Marlaska en el Congreso por su cese e, incluso, con comentarios groseros sobre su orientación sexual. Así mismo, da por hecho y, en cierto modo se queja, que el ministro socialista tiene «su policía patriótica».
El Supremo, por cierto, consideró su destitución legal porque estaba razonada de manera «clara, suficiente y comprensible». No será este el único guardia civil que después se descubriera que maniobraba con la policía patriótica: el comandante Basilio Luis Sánchez Portillo tuvo un papel fundamental en la trama andorrana de la policía patriótica. Según ha sabido El Món, tanto Sánchez Corbí como Basilio Sánchez serán propuestos como comparecientes en la comisión de investigación sobre el uso del ministerio del Interior para operaciones políticas. Actualmente, Corbí forma parte de la dirección de seguridad de la multinacional española Acciona. La confianza, complicidad y connivencia entre el secretario de Estado que había coordinado la policía patriótica de Rajoy y Corbí es inquietante.

De «comidas sin corbata» a «preparar comparecencias»
El conjunto de mensajes aportados a la causa, que instruye el magistrado Manuel García Castellón, empiezan el marzo de 2016. El coronel pasa información personal y sobre la orientación sexual de un periodista que publica información de la trama de financiación ilegal del PP en el País Valencià. Posteriormente, ya en 2017, Sánchez Corbí i Martínez organizan una comida entre los dos «sin corbata». Incluso plantean una despedida por parte de la UCO al que ha sido su secretario de Estado de Seguridad, que perdió el cargo cuando, a finales de 2016, Juan Ignacio Zoido sustituyó Jorge Fernández Díaz como ministro del Interior.
Después de un viaje del coronel a Vietnam, vuelve a establecer contacto el 28 de noviembre de 2017. Es un mensaje de Sánchez Corbí cuando pasan siete minutos de las ocho de la tarde. Informa a Martínez que está en el Congreso para comparecer a la comisión sobre la financiación del PP. Martínez responde preguntando si necesita algo. Corbí le informa de cuando termina y dos horas después le remite el teletipo de la agencia Efe sobre su comparecencia, con el titular: «El jefe de la UCO niega presiones y no revela datos sobre financiación del PP». «La prensa lo está recogiendo bien. Tu posición es la única posible y la única coherente con la ley», responde Martínez, que le comunica el pleno apoyo del grupo del PP. «Así es, gracias», concluye Corbí.


Con el cese de Corbí el 2 de agosto de 2018 –cuando solo hacía dos meses que Marlaska era ministro–, los mensajes de complicidad se desacomplejan. Martínez le remite un whatsapp de apoyo. Corbí responde advirtiendo que «presentará batalla» y los dos empiezan a preparar la ofensiva parlamentaria para pedir la comparecencia del ministro para dar explicaciones por su destitución. La cadena de whatsapps es sobre quién preguntará al ministro y se pasan documentos para perfilar las intervenciones. Corbí hace sus aportaciones y le propone que le pregunte a Marlaska «si es consciente del daño personal que hace con estas decisiones injustas, y el mensaje que transmite con estas arbitrariedades a la Guardia Civil y a la misma UCO». Es más, añade que Marlaska anunciará que incrementará el gasto en fondos reservados para neutralizar su cese. «Muy interesante», comenta Martínez y entre los dos acuerdan filtrarlo a la prensa.
«Si se le pica bien, hoy explota»
Corbí y Martínez preparan el interrogatorio a Marlaska. El exsecretario de Estado le hace preguntas concretas. Y el coronel le plantea una táctica para poner nervioso al ministro: «Si se le pica bien, hoy explota. Tiene un punto débil: la inseguridad, su egocentrismo, y soberbia que exterioriza en autoritarismo irreflexivo. Lo que hizo conmigo. Ha sido un títere en manos de la Secretaría de Estado de Seguridad y su jefe de gabinete, ellos sí que son del partido. Y son los que lo han azuzado. Si esto se le pone de manifiesto, en algún momento, más bien que tarde, reventarán entre ellos».
Corbí insiste en este «punto débil», pero Martínez cree que se protegerá pidiendo comparecer a la comisión de secretos oficiales. Corbí insiste: «Se lo tiene que obligar». Así mismo, le anuncia que presentará recurso contencioso contra su cese por «dignidad, profesionalidad y honor». Martínez se ofrece para gestionarlo como abogado experto en derecho administrativo. Corbí asiente, a pesar de tener un equipo jurídico, y le dice que le pasará el recurso para que le eche una ojeada. En todo caso, Martínez lo serena y lo informa de que le pasa su número de teléfono para que el secretario general técnico, que tiene que resolver el recurso, se ponga en contacto con él, aunque solo sea por «whatsapp».

«Pedro, el tramposo»
Corbí no se queda solo con Marlaska. Espolea al PP para que hagan correr y apuesten por buscar un mote para el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Corbí propone que lo «bauticen» como «Pedro, el tramposo, porque no hay un momento en el que no haga trampas». Martínez le da una vuelta y propone llamarle «Pedro, el Pirata». El coronel lo corrige porque entiende que «el tramposo tiene más fuerza porque toda España lo sabe. El primero que lo diga se lo apunta», anima.

No es el único comentario insultante a los miembros del gobierno español. Por ejemplo, Corbí chatea con Martínez el 27 de septiembre del mismo año, con la especulación de que Sánchez relevará a Marlaska. «Yo creo que todos los ministros están en esto de

«Marlaska ya tiene su policía patriótica»
La conexión entre Martínez y Corbí es intensa durante la comparecencia de Marlaska a la comisión de secretos oficiales. Ya es 26 de septiembre de 2019. Martínez traslada al coronel que «el personaje [Marlaska] irá a una lista [electoral] para el Congreso. Parece que le ha gustado esto… y no tiene escrúpulos. Nunca un equipo de Interior se había dedicado a buscar la mierda de los anteriores». Corbí ve la puerta abierta para cargar sin manías: «Este tiene a partes iguales la ambición loca y desmesurada, y los miedos, complejos y traumas. Mezcla explosiva y más en un ministro de Interior». Y añade, «Y mala leche». «Mucha», aduce Martínez.
Así mismo, Corbí avisa a Martínez que cuando se acerquen las elecciones «les atacará con la Kitchen» para «de influir en el voto». Martínez se resigna, pero alerta que de «no tiene papeles». Un hecho al cual Corbí resta importancia porque, al final, «ya tiene su policía patriótica». Un especie de autorreconocimiento de que él formaba parte de ella. «Con esto algo podrá hacer», concluye.

Villarejo entra en juego
El 26 de febrero, Martínez pregunta a Corbí si Marlaska también ha hablado con Villarejo. Sánchez Corbí replica que no tiene información sobre esta cuestión, pero que lo preguntará. Averiguarlo sería, para el exnúmero dos de Interior, «interesante», así como saber si también habría hablado con el comisario Enrique García Castaño, alías

Como muestra, un encuentro del 11 de mayo de 2016, que fue grabada y ahora la grabación está integrada a las diligencias 96/2017 del juzgado central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. En esta conversación, precisamente, Corbí tranquiliza a Villarejo informándole de que nadie investiga a Castaño y sobre la hipotética maniobra del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con la UCO y la policía patriótica. Así, Villarejo detalla que dos magistrados le han explicado que Félix Sanz Roldán, el entonces jefe de los servicios secretos españoles, está obsesionado con ellos dos. Incluso, critican que el CNI solo «monte tramas» y exponen como manipularon un encuentro entre Villarejo y Sánchez Corbí por una cuestión personal de la hija del coronel y que ya veían reuniones para ir contra el gobierno.
En otra parte de la conversación, Villarejo y Corbí comentan sus problemas con los políticos. En este sentido, Villarejo y Corbí comentan como investigaron la supuesta conspiración de Soraya Sáenz de Santamaría para sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa y como Ignacio Cosidó le pedía información sobre las pesquisas de las corruptelas del expresidente de Madrid, Ignacio González. Corbí admite que ya ha advertido a más de un director que «pasará» y que él, como coronel, se mantendrá en su lugar. Continuará.