La familia del presidente Jordi Pujol y el presidente Artur Mas. Eran los “objetivos” de la policía patriótica a principios de la Operación Cataluña. Un operativo policial que, inicialmente, fue bautizado cómo Operación Pujol, posteriormente como Operación Barna y, en último término, Operación Cataluña. Así se desprende de una conversación entre el comisario de inteligencia, ahora jubilado, José Manuel Villarejo y dos de sus investigadores preferidos destinados en Cataluña, el exinspector del Cuerpo Nacional de Policía Antonio Giménez Raso, alias Tony o
Una conversación que fue grabada y la grabación de la cual consta al sumario de la macrocausa Tándem, con que el titular del juzgado central de instrucción 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, investiga las actividades privadas y concertadas del comisario encubierto. En este encuentro preparan una estrategia para buscar información. Villarejo los alerta que está muy bien encontrar gente que “colabore” pero que el premio gordo es para quien aporte información de Pujol y Artur Mas. Todo ello porque, según él, los Colina son como las “serpientes” y “hay que picarlos en la cabeza”. Villarejo deja muy claro que están trabajando para el «gobierno» español. Es más, Villarejo y Tamarit llegan a explicar una historia esperpéntica que indica con qué grado de desesperación buscaban trapos sucios y rarezas de la familia del expresidente. Así, narran como el presidente Pujol hacía negocios con una “bruja”, denominada Adelina. En síntesis, para la policía patriótica, el hecho importante era hacer caer los Pujol y Mas porque el resto eran “peones”.
Los Pujol y Mas interesaban, el resto eran «peones»
El encuentro sirve para planificar futuros objetivos de la Operación Cataluña. Giménez Raso y Tamarit proponen nombres, pero es Villarejo quienes centra la pelota. En este contexto, deja claro que “el objetivo son los Pujol y Artur Mas”. En todo caso, para el comisario “el resto son socios importantes pero son peones, y los peones se los sacrifica”. “El interés del gobierno es desmontarles el quiosco y a tomar por el culo”, remarca. Un trabajo que “está en proceso” y a manso no solo de “Marcelino” (en referencia al jefe de la Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía, Marcelino Martín Blas) sino de gente de otro “nivel”. En este sentido, alerta que, si “Puig” –en referencia a uno de los hermanos del ex consejero Felip Puig– o “cualquier otro” les dan “datos nucleares”, se les “condona” el que sea.
Matar los Pujol como las serpientes, la bruja Adelina y Javier de la Rosa
Durante el encuentro, los Pujol continúan siendo protagonistas. En esta ocasión, se quejan de la manera que trabajan algunos desde la misma policía patriótica o los políticos que la dirigen, porque «hay que saber matar». Así, aseguran que “dan por jodidos los Pujol ,y están muy equivocados”. El que hace falta, consideran en una metáfora, es tratar los Pujol Ferrusola como las “serpientes” y “picarlos en el jefe” y no al resto del cuerpo, para asegurarse que

La conversación deriva hacia una anécdota surrealista que el comisario anotó de sus conversaciones con Javier de la Rosa, uno de sus primeros informadores. Tamarit y Villarejo narran una historia sobre una «bruja» que el presidente Pujol habría tenido en nómina y que le «ponía huevos por la espalda para sacarle la energía negativa». Además, según explican los dos, Pujol cobraba también para ceder sus servicios. Una historia extravagante que le explicó el financiero Javier de la Rosa en su primer encuentro, recogida en una grabación a la cual también ha tenido acceso este diario, de 10 de noviembre de 2012, justo antes de las elecciones en el Parlament que Artur Mas había decidido avanzar. Una historia que Villarejo también recogió en su agenda.
La conversación entre Villarejo y De la Rosa sobre la bruja Adelina
Según resaltaba De la Rosa, el presidente Pujol «hacía bajar de Andorra una bruja llamada Adelina, que tenía una cruz en la cabeza» y «pasaba por la espalda de la gente unos huevos que se volvían negros». Incluso, De la Rosa confiesa que compraba él mismo los huevos porque no se fiaba de la bruja y que a él mismo le habían pasado los huevos. Un hecho que Villarejo encontraba divertido y que, en cambio, De la Rosa calificaba de «letal», si se enteraba la sociedad catalana. Todo ello para llegar al hecho que el mes de mayo del 2012 se encontró con el presidente Pujol y que ya le advirtió que «se iba hacia el independentismo». Una decisión que considera una «tontería» porque lo «cazarían». La historia de la «bruja» era una leyenda a la desesperada para desacreditar el presidente. Continuará.
