Las donaciones de esperma son algo bastante famoso en los Estados Unidos. En este sentido, muchos jóvenes empiezan a dar muestras prácticamente al cumplir la mayoría de edad, puesto que se convierte en una manera muy sencilla de hacer dinero. Este es el caso de Dylan Stone, un joven que actualmente tiene 33 años y empezó a dar esperma hace una década. Ahora mismo tiene alrededor de 97 hijos biológicos de más de unas sesenta familias, pero admite que según la empresa con la cual trabajaba, la cifra podría aumentar hasta los 250.

En una entrevista en el programa Col·lapse de TV3, el joven ha explicado su experiencia y como, muchas veces, las empresas de donaciones no acaban de cumplir con los reglamentos éticos que proponen al principio, puesto que no hay ninguna regulación en los Estados Unidos que proteja a los donantes. Según ha declarado, él empezó de muy joven, cuando estaba en la universidad. «El mío compañero de habitación donaba y me dijo que era una manera fácil de conseguir dinero», ha remarcado Stone. Esta era la primera razón por la cual él quería dar, pero también le interesaba contribuir a la ciencia, porque se le había prometido que parte de sus donaciones irían destinadas a hasta científicos y de investigación. Con estas donaciones, el joven ha calculado que habría ganado alrededor de 30.000 dólares, puesto que le daban unos 100 dólares cada vez que daba.

Espermatozoides / Pixabay
Espermatozoides / Pixabay

Ante esta situación, Stone ha decidido que no quiere quedarse con los brazos cruzados y quiere dar a conocer su identidad, porque aquellas criaturas que lo deseen puedan contactar con él. El ex-dando de esperma ha decidido conocer sus hijos biológicos, y más de 40 ya se han puesto en contacto con él. También ha creado una página de Facebook con su código de donante para facilitar que lo encuentren.

Los problemas de dar en los Estados Unidos

Stone ha reconocido que no se arrepiente del que ha estado haciendo estos últimos diez años, pero sí que ha asegurado que no está contento con la empresa con la cual trabajó. «A mí me dijeron que solo se usaría mi esperma un máximo de 40 veces». Lejos de esta realidad, el joven ha descubierto que el mínimo de veces que se utilizó su donación han estado 97 y que la cifra podría llegar a aguantar hasta los 250. Otra de las partes complicadas que ha tenido que vivir el joven es la vulneración de su anonimato, puesto que desde la agencia se le prometió que los suyos «hijos» no podrían contactar con él hasta que fueran mayores de edad. Aun así, ha declarado que «hay familias que me han contactado cuando los niños tenían siete años, o incluso antes de nacer». Así pues, Stone ha lamentado en directo que no haya más regulaciones y prohibiciones para proteger a los menores que nacen por donaciones de esperma en su país.

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