Make Europe Great Again. La máxima que acuñó Elon Musk en su gira por los principales partidos neonazis y ultraconservadores de los 27 a principios de año parece servir para pilotar la política exterior de la Casa Blanca hacia su socio transatlántico. En esta ocasión, el vicepresidente JD Vance ha sido el encargado de extender la ofensiva del Despacho Oval al continente: en su intervención en la cumbre de seguridad de Múnich, Vance ha alertado que los países de la Unión «se están retirando de sus valores fundamentales, compartidos con los Estados Unidos de América«. Su discurso ha ido dirigido hacia unos mandatarios que, asegura, están provocando el «declive de la democracia» en la UE, especialmente con relación a las políticas migratorias y lo que el conservador considera un «retroceso de la libertad de expresión» en todo el territorio. «Los comisarios europeos están más interesados en ahogar la libertad de expresión que en garantizar la seguridad de sus ciudadanos«, ha acusado el veep. Frente a estas actitudes, ha sacado pecho por la victoria electoral del presidente Donald Trump: «hay un nuevo sheriff en la ciudad«.

En línea con sus aliados tecnológicos, la Casa Blanca reprocha a Europa las últimas normativas de regulación tanto de los mercados como de los foros digitales, que responsabilizan a las mismas redes sociales -entre ellas, el Twitter de Musk- de la desinformación y el discurso de odio que se propaga en ellas. Ha llegado, incluso, a denunciar diversas actuaciones de la policía alemana en este sentido; acusándolos de «perseguir individuos por lanzar discursos antifeministas» -en referencia a un programa de las fuerzas de seguridad de la República Federal para atacar el odio contra las mujeres en la red-.

Ante las acusaciones de interferencias políticas por parte de Musk, que ha participado en mítines y charlas de los neonazis Alternativa para Alemania o el partido del ultra Nigel Farage, Reform UK, Vance las ha rechazado entre bromas. De hecho, ha equiparado los movimientos del multimillonario sudafricano con el movimiento ecologista: «si los Estados Unidos han podido sobrevivir 10 años de reproches de Greta Thunberg, ustedes pueden sobrevivir unos meses de Elon Musk». En la misma línea, ha atacado la línea de flotación de los sistemas electorales de la UE, entre bromas: «si su democracia es destruida por mensajes pagados por una potencia extranjera, quizá no era una democracia muy fuerte», ha declarado. Cabe recordar que la investigación del fiscal general Robert Mueller demostró en 2019 los efectos de la injerencia rusa en las elecciones que llevaron a Trump al poder en su primer mandato, cuando derrotó a la exsecretaria de Estado demócrata Hillary Clinton.

El vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance / EP
El vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance / EP

Discurso antiinmigración importado

Buena parte de las acusaciones de Vance hacia los líderes europeos se han fundamentado en las políticas migratorias de la Unión. Según el vicepresidente, «ningún votante de este continente fue a las urnas para abrir las puertas a millones de migrantes no autorizados». «La gente vota cada vez más a líderes que quieren poner fin a la migración descontrolada», ha asegurado el vicepresidente. Cabe decir que, en el caso alemán, las últimas encuestas sitúan a la neonazi Alice Weidel en la cuarta posición, por detrás de conservadores, socialdemócratas y verdes; y otorgan una mayoría del voto popular a la coalición de gobierno actual. Por otro lado, en las últimas elecciones al parlamento británico, Reform fue tercera fuerza con un 14% de los votos, y solo logró cinco escaños.

Nuevas armas arancelarias

Fuera de la expansión de la campaña trumpista, la Casa Blanca continúa utilizando las restricciones comerciales que ya doblegaron a México y Canadá para lograr sus objetivos económicos. En un memorándum publicado este mismo viernes, el presidente Trump ha dibujado un plan para atacar las «condiciones comerciales no recíprocas» con sus socios internacionales, con respuestas a cualquier arancel impuesto a los productos estadounidenses, así como a «impuestos injustos, discriminatorios o extraterritoriales» que cuestionen su capacidad comercial. Entre estas prácticas comerciales desleales, la administración estadounidense contabiliza el IVA, que considera una tasa que ataca «los negocios, los trabajadores y los consumidores norteamericanos».

También ha anunciado ataques comerciales contra aquellos países que lleven a cabo «prácticas comerciales o mercantiles» perniciosas para el dominio económico norteamericano, como una política monetaria expansiva, subsidios a empresas estratégicas o «cargas regulatorias excesivas» que hagan «menos competitivos» los productos de su país. Una vez identificadas estas percibidas «no-reciprocidades», la secretaría de Comercio prepararía un plan para «remediar» la cuestión. Con este memorándum, Trump busca evitar cualquier medida de un organismo estatal o supranacional soberano que pueda no ser beneficiosa para sus intereses; pese a que no choque con las prácticas normales del mercado multilateral.

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