‘Joc de cartes’ muy atípico esta semana en TV3. Atípico no por el planteamiento, porque una vez más visitaba mercados de Barcelona para hacer participar bares y restaurantes que se encuentran en estos templos de la alimentación, donde a menudo se encuentran joyas. Esta vez, el objetivo era encontrar el restaurante o bar de mercado con más solera con cuatro candidatos: la tienda de bacalao Masana, del mercado del Minot, La Terrassa del Mercadal, en el mercado de San Andreu, Can Joan, del mercado del Poblenou, y el Bar del Paco, del mercado de la Barceloneta. Pero sí que fue curioso el papel que hizo la concursante que acabó en el último lugar, que fue aplaudida por muchos espectadores, sus rivales y el mismo programa de TV3, por su simpatía y su sinceridad, porque reconoció abiertamente que había puntuado más bajo de lo que se merecían los otros restauradores por estrategia.

Normalmente, los concursantes siempre niegan que hayan hecho cálculos por conveniencia, pero Mònica Masana ayer lo confesó con aquella sonrisa y aquella vocecita que se metió a compañeros, espectadores y equipo del programa, que le dedicó un tuit agradeciéndole la sinceridad.

El caso es que la bacaladera del Mercado del Ninot, donde se sirven degustaciones del producto que tiene a la venta cocinado, fue la protagonista de este episodio prenavideño, y se tiene que decir que fue todo el contrario del Grinch, a pesar de su severidad puntuando. Ahora bien, también se tiene que decir que su peculiar manera de hablar provocó hilaridad. Un espectador decía que parecía que se hubiera fumado «algo», otro que le recordaba la Hierbas –un personaje de la serie Aquí no hay quien viva que tenía fama de alegrarse la vida con determinadas hierbas– y otro aseguraba que tenía voz de profesora de reiki. Aun así, otros se quejaban de la peculiar personalidad de Mònica: «Lo siento, pero me pone muy nervioso»

Los postres ausentes a la tienda de Mònica, criticados por su rival Joan

Al otro extremo del protagonismo singular de Mònica hubo la tensión que transmitió Joan Oller, que regenta Can Joan en San Andreu. De familia de carniceros, en todo momento defendió la calidad de su cocina tradicional de mercado –en contraposición con la sofisticación que consideró excesiva de La Terrassa del Mercadal y con el hecho de que el local de Mònica no fuera de restauración, sino solo unas cuantas mesas para probar platos de bacalao hechos en una pequeña cocina. Puntuó muy bajo –con un cuatro– la comida de Massana porque, según él, su plato de bacalao estaba salado y repitió la operación con el entrecot de San Andreu, que encontró «muy duro» y pequeño. Cosa que le valió recriminaciones de los espectadores, porque, a diferencia de Mònica, que al final reconoció que estaba «muy arrepentida» de la puntuación que le había puesto en La Terrassa del Mercadal, no mostró ninguna empatía.

La rivalidad que estuvo expresando Joan se había visto desde el principio. Él mismo había dicho que estaba «dispuesto a llegar hasta el final para ganar», y lo empezó a demostrar a la tienda de bacalao de Mònica, donde hicieron la primera comida. No sirve postres, puesto que no es un local de restauración sino una parada con degustación: por reglamento de los mercados municipales, solo puede poner en el plato lo que vende en el mostrador. Por eso todo lo que sirve tiene bacalao u otros productos de pesca salada como ingrediente. Joan aprovechó esta carencia para intentar ganar ventaja.

Por todo ello, la animadversión que provocó Joan se fue extendiendo y le criticaban comentarios que reflejaban errores culturales, como cuando dijo del local de La Terrassa del Mercadal era muy «modernista» –una escuela arquitectónica y artística muy conocida– en lugar de decir que era, simplemente, «moderno». Un error que repitió con insistencia.

Apoyo al personal de Joan

En cambio, el público tuvo palabras de simpatía para su personal, principalmente femenino: una chef que consiguió el plato estrella de la noche y la camarera, Reyes. Él la riñó porque no pudo abrir una botella de cava que acabó abriendo el presentador del concurso, Marc Ribas –»esto me restará puntos», reprochó Joan a Reyes–, pero ella se ganó a los concursantes y a los espectadores con su simpatía.

Joan, de Can Joan, ganador, riñendo la camarera Reyes, durante el programa de 'Juego de cartas' en cuatro mercados de Barcelona / TV3
Joan, de Can Joan, ganador, riñendo la camarera Reyes, durante el programa de ‘Juego de cartas’ en cuatro mercados de Barcelona / TV3
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