Renovarse o no caer en la insignificancia. Es el desafío planteado este lunes por el presidente del Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC), Xevi Xirgo, en el acto de celebración de los 25 años de la creación del organismo regulador como entidad independiente del Gobierno, que había sentado las bases cuatro años antes, en 1996. En la celebración, esta tarde en la cámara catalana, Xirgo ha vuelto a reclamar lo que pide desde que asumió el cargo, en febrero de 2022: nuevas competencias para el CAC para poder desempeñar sus funciones como regulador del audiovisual en el ámbito propio del siglo XXI, el espacio digital.
Lo que celebraba hoy el CAC era la decisión del Parlamento que lo diseñó tal como es ahora, con miembros elegidos por el Parlamento. El acto se ha llevado a cabo, precisamente, en la cámara catalana. El presidente del Parlamento, Josep Rull, y la consejera de Cultura, Sònia Hernández, han sido los máximos representantes institucionales que han asistido. Y ellos han tenido que escuchar, por tanto, cómo Xirgo reclamaba «valentía» a la clase política.

Unas competencias que van de Bruselas a Madrid y Cataluña las ve pasar
«Hace veinticinco años, nosotros íbamos a buscar la información. Éramos activos, encendíamos la radio, encendíamos la tele, leíamos el periódico, y nos informábamos. Ahora, con los algoritmos y las redes sociales, son las noticias las que nos encuentran a nosotros. Y recibimos información aunque no la pidamos y aunque no cumpla los mínimos estándares de veracidad», ha advertido el presidente del CAC.
Para Xirgo, ha habido un «cambio de paradigma» en el mundo audiovisual y en la comunicación en general, y requiere una reflexión sobre el futuro del CAC. Pero el mensaje no era solo técnico, sino más político de lo que podía parecer inicialmente. «Muchas regulaciones europeas del ámbito audiovisual se están trasladando a los respectivos estados, y Cataluña corre el peligro no de perder una sábana sino toda la colada», ha añadido. Y ha asegurado que tal como se están haciendo estas transposiciones, «todas las competencias y normativas europeas en medios de comunicación, de momento se están atribuyendo prácticamente a organismos de ámbito estatal, sean los mismos ministerios o a la CNMC«, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, cuyo vicepresidente, Ángel García Castillejo, estaba en la sala.
Xirgo ha continuado: «No podemos lamentarnos de las mentiras, de la desinformación, de las emisiones ilegales o alegales, y después no hacer nada. De la misma manera que no podemos quejarnos continuamente de que tenemos una administración lenta y pesada (que aprovecho para decir que lo es) y no hacer nada; no podemos estar continuamente quejándonos de las ‘fake news’, de la desinformación, y no afrontarlo de verdad como un problema de país, de la sociedad, que es lo que es».
Los retos actuales sobre el contenido que circula por las redes no se resolverán, a juicio del presidente del CAC, «con buena voluntad, con programas de alfabetización excelentes pero descoordinados, y pensando que este es un problema que afecta solo a un departamento del gobierno o a las escuelas». Y una vez lanzado este aviso ha expuesto la petición: «Quiero aprovechar el 25º aniversario para pedir valentía a la clase política, y al Parlamento. La misma valentía y visión de futuro que tuvieron en el año 2000 al crear el CAC, deben tenerla ahora para dotarlo de las herramientas y las competencias necesarias para enfrentar este cambio de paradigma en el mundo audiovisual».
«Ninguno de los que estamos aquí querríamos que el CAC se convirtiera en una simple ventanilla de recepción, una especie de registro de entrada de quejas o nuevas normativas que luego deban resolverse fuera de Cataluña. Todos sabemos que cuando gestionamos desde la proximidad -se llame Rodalies o se llame inmigración- el resultado es mucho mejor. ¿Por qué no habría de serlo en este caso?», ha continuado.
Un CAC independiente y «un poco incómodo»
Para Xirgo, se necesitan «un Gobierno y un Parlamento que hagan una apuesta de futuro por el Consell». «Necesitamos un CAC independiente y a veces un poco incómodo y que crezca a base de competencias, y no un CAC que se apague», ha reclamado.
Para el presidente del regulador, que «probablemente debe pasar a ser más el Consell de la Comunicació de Catalunya que no el Consell de l’Audiovisual», y el Parlamento y el Gobierno deben activarse para «acompañar» al CAC en este salto que cree que debe dar, «sobre todo teniendo en cuenta que la ley del audiovisual de Cataluña todo el mundo es consciente de que debe actualizarse».
En este contexto, Rull ha recogido la propuesta: “Este acto no puede ser solo un acto de nostalgia o de gratitud sino un acto de firmeza y ambición. Este Parlamento ha sido líder y no podemos quedarnos con leyes obsoletas. Debemos decidir si somos un país secundario o líder. Ustedes, en el CAC, han centrado la pelota y a nosotros nos toca dar un paso adelante y ambicioso como sería el nuevo Consell de la Comunicació de Catalunya”.
Más ambigua, Sònia Hernández, consejera de Cultura del Gobierno –el presidente, Salvador Illa, se ha excusado de asistir al acto por su implicación en el seguimiento de la dana Alice– ha reconocido que «hay mucho trabajo por hacer en el sector audiovisual» y que «la tarea del CAC es hoy esencial porque nos defiende de aspectos corrosivos como la desinformación”.
