Froilán no quiere vivir en Abu Dhabi, una prisión de oro para él que llegó como castigo por su comportamiento. La familia real acabó cansada de los titulares constantes sobre sus faltas de respeto y las noches de fiesta, una actividad que dañaba su imagen porque se le veía públicamente como un niño rico y maleducado que solo quería ir de discoteca. Desde que lo han enviado lejos, estas informaciones sobre él se han reducido drásticamente. Sin embargo, la distancia no impide que continúe filtrándose información sobre su día a día en esta vida de lujo.
¿Lo último que se sabe? Qué dice cuando cree que nadie lo oye. El medio digital Vanitatis ha podido hablar con un testigo que coincidió con él en la fiesta de El Pardo del pasado 22 de noviembre, a quien le hizo unas cuantas confesiones en confianza y sin esperar que acabaran saliendo a la luz. ¿Por ejemplo? Cuando le dijo que está «harto» de vivir en Abu Dhabi: «Vivo allí y sin escapatoria», habría llegado a espetar.
Eran principios de 2023 cuando su madre, Elena de Borbón, le dijo que tenía que irse lejos para evitar más escándalos en la corona. No se ha acabado de acomodar en esta ciudad, llena de lujo, aunque allí tiene la compañía de su abuelo Juan Carlos con quien mantiene una relación buenísima. Algunos dicen que se ha convertido en su consejero, pero él lo niega: «Nada más lejos de la realidad… Me ve como un nieto, simplemente, y no escucha mis consejos. Ahora bien, tampoco tengo intención de darle ninguno».

A Froilán no le gusta el trabajo que tiene en Abu Dhabi
No le gusta el trabajo que han encontrado para él, tal como revela en estas conversaciones de ahora: «Tengo un trabajo muy aburrido y burocrático, con horarios poco flexibles… Hay muy poco que hacer y hay monotonía. La vida social aquí es muy limitada y todo necesita mucha planificación y también distancia», se habría quejado.
Froilán estaría intentando hacer deporte y mantener una rutina saludable, pero dice que eso también le cuesta. No tiene muchos amigos y lamenta, con la boca pequeña, que no haya discotecas y buena fiesta: «Es una vida sosa«. Si fuera por él, asegura, «se iría de allí«. Sin embargo, no puede porque tiene la obligación laboral y también porque Juan Carlos cuenta con él para llenar ese vacío emocional. Unas declaraciones hechas en confianza que han llegado a oídos de la prensa, algo que no gustará a unos padres que continúan pidiéndole más discreción.

