El próximo tres de noviembre la judicatura española vivirá una imagen insólita. Un fiscal general del Estado, máximo representante de una institución constitucional, se sentará en el banco de los acusados del Tribunal Supremo. La sala penal juzgará a Álvaro García Ortiz acusado de un delito de revelación de secretos por la supuesta filtración del acuerdo de conformidad negociado por la fiscalía de Madrid con Alberto González Amador, pareja de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y procesado por un delito fiscal. Poco más de una semana antes ha habido una incorporación importante en el equipo de la defensa de García Ortiz.
Fuentes del entorno del fiscal general han explicado a El Món la incorporación de todo un tótem en su equipo defensor, la excabeza de la Abogacía General del Estado Consuelo Castro, que hará tándem con Iñaki Ocio, un abogado del Estado que inició su carrera hace seis años en Barcelona y que goza de la confianza de Zaida Fernández Toro, actual jefa del área penal de los letrados del Estado. Castro fue la encargada de cambiar la calificación de los delitos y, por lo tanto, las peticiones de penas, mucho menores, a los condenados por el Proceso en el juicio al Tribunal Supremo.

Una minicrisis en la institución
Es decir, Castro ordenó pedir una condena por sedición y no por rebelión, como planteaba el sector más duro de la Abogacía del Estado con pleno apoyo de la Fiscalía, que dominaba Javier Zaragoza. Aquella decisión abrió una guerra civil dentro de uno del cuerpo del alto funcionariado español más influyente. Así, destituyó a Edmundo Bal, que entonces era jefe de la sección penal y que reclamaba mano dura contra los líderes institucionales y civiles del Primero de Octubre. El relevo de Bal fue Rosa María Seoane, que defendió con entusiasmo una condena de casi 99 años de prisión para el conjunto de los acusados.
Bal fue el encargado de salvar Álvaro Ibáñez, el inspector de la UDEF con TIP número 89140, que perpetró el desastre del pendrive de los Pujol y que ha firmado los atestados contra la familia del expresidente, así como otros casos relacionados con el catalanismo y el Proceso donde la famosa Unidad de Delincuencia Económica y Financiera del Cuerpo Nacional de Policía había metido la nariz. Bal pudo conseguir que el juez desimputara a Ibáñez justo antes del juicio oral. Un caso que acabó con una condena para el exdirector adjunto operativo del CNP (DAO) durante los años de plomo de la operación Cataluña, Eugenio Pino. De hecho, el caso del pendrive fue la primera y única sentencia contra la operación clandestina del Estado contra el Proceso. Bal renunció, entró en política, fue portavoz de Ciudadanos en el Congreso y luego se enfrentó a Ayuso en las elecciones autonómicas, en las que protagonizó uno de los fracasos más sonados de la historia electoral española, con cero escaños en la cámara madrileña.
Castro, del Prestige al fiscal general pasando por Franco
Castro, nacida en Ourense en 1964, se licenció en derecho en 1987 por la Universidad Complutense de Madrid. Se incorporó a la abogacía del Estado en 1989. Después de dos años, del 1990 al 1992, en el ministerio de Sanidad, volvió a Galicia, donde tuvo el mando del servicio jurídico de la Agencia Tributaria de la demarcación de La Coruña y posteriormente de toda Galicia. De junio de 2018 a junio de 2024, fue la Abogada General del Estado, propuesta por Dolores Delgado, la persona de confianza de García Ortiz, y ahora coordina los servicios jurídicos del Estado.
Uno de los casos más sonados que llevó fue la defensa de los intereses del Estado en la catástrofe del Prestige, el hundimiento de un petrolero que contaminó toda la costa gallega y que se recuerda como un desastre de gestión política del PP. Castro también defendió al Estado, y ganó el caso, de la reclamación del Pazo de Meirás a los herederos del dictador Francisco Franco. Después fue la representante de España en el Grupo de Trabajo de los Derechos Humanos de Europa y ha sido una de las voces que ha defendido la presencia del gallego en la judicatura. Ahora defenderá a García Ortiz

