Más exigencia con la lengua a los profesionales que trabajan allí, más cursos de catalán para aquellos que no lo saben y, sobre todo, mecanismos de control para garantizar el cumplimiento de los derechos lingüísticos de los pacientes. Esta es la revolución en el plan de usos lingüísticos que ha puesto en marcha el Institut Català de la Retina (ICR) tras cuatro denuncias presentadas por afectados ante la Plataforma per la Llengua. La ONG del catalán ha anunciado este jueves el resultado de una larga negociación con el centro médico iniciada en julio, cuando salió a la luz una de las quejas, la de Montserrat Forcada, quien explicó en las redes que un médico del ICR la había expulsado de la consulta, junto con su hija, menor de edad, porque hablaba en catalán y no cedió a la exigencia del facultativo de cambiar al castellano.

A raíz del caso de Forcada, emergieron tres quejas más. Según la Plataforma, eran dos casos más de discriminación lingüística y un tercero en el que no se podía decir que hubiera discriminación ni catalanofobia, pero sí que la profesional no entendía al paciente porque hablaba catalán.

Instalaciones del Institut Català de la Retina / ICR

Como ya publicó El Món, el ICR se disculpó por escrito con Forcada por la situación vivida. Pero ahora se han concretado las medidas que toma el centro para evitar que un caso así se pueda repetir. Según la Plataforma, el centro médico especializado en oftalmología ha designado un referente de lengua para vehicular el plan y una comisión para hacer seguimiento, y ha aumentado las acciones preventivas en defensa de los derechos lingüísticos de los pacientes. De hecho, la ONG del catalán ha negociado con el ICR aplicar un plan similar al de la Fundació Puigvert de Barcelona o la Fundació Althaia de Manresa. «Este documento no solo busca que se tenga en cuenta la lengua en la atención a los pacientes, sino también en todas las comunicaciones internas y externas del centro y que aproveche su posición para normalizar el catalán en todos los ámbitos, también a través de la contratación de servicios y en los servicios externalizados», recuerda la Plataforma.

Admiten que el plan lingüístico que había en el ICR era «insuficiente»

La entidad de defensa de los derechos de los catalanohablantes destaca que el ICR ya tenía el catalán como lengua propia y «una buena política lingüística», pero añade que «el plan era insuficiente porque no establecía mecanismos de control ni seguimiento, ni tampoco escenarios de respuesta en caso de posibles discriminaciones o vulneraciones de derechos lingüísticos». Esto es lo que aseguran que cambiará a partir de ahora, a raíz del acuerdo al que se ha llegado. En este sentido, «el centro ha comenzado a utilizar la comunicación interna para informar a los trabajadores de los derechos lingüísticos de los pacientes y sensibilizarlos sobre la importancia de atenderlos en catalán«.

Además, el ICT ha «elevado el grado de exigencia del uso de la lengua para contratar nuevos trabajadores» y a partir de ahora ofrece más formación en lengua: cursos iniciales intensivos con plazas ilimitadas dentro del horario laboral, cursos de mantenimiento y mejora y cursos de preparación para exámenes de certificados oficiales.

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