La enorme variedad de pueblos y ciudades que conforman el entramado catalán, que va desde las características casas blancas de pescador que delimitan la costa hasta los tejados de pizarra de los Pirineos, capta la atención de viajeros y amantes de la natura. Más allá de municipios como Besalú (Osona), Siurana (Priorat) y Cadaqués (Alt Empordà), los destinos mejor valorados por revistas y medios internacionales de renombre, hay otras pueblas de Cataluña que son dignas de mención. Una de estas joyas es Tivissa, una pequeña villa situada a la parte oriental de la comarca de la Ribera de Ebro, al límite con el Baix Camp, el Priorat y el Baix Ebre. En medio de la cordillera prelitoral catalana, más concretamente dentro de las sierras de mistral -que engloban las montañas de Tivissa-Vandellòs y la sierra de Llaberia-, se levanta este pequeño municipio de las Tierras del Ebro.
Tal como destaca la página web de turismo de la comarca, uno de los elementos que convierten Tivissa en un espacio único es el pasado medieval que, hoy en día, todavía se puede ver a los callejones del municipio. Dos de las visitas obligadas en una escapada de fin de semana a las Tierras del Ebro son la plaza del mercado de Tivissa, puesto que es el mismo espacio donde hace centenares de años se celebraban los juicios medievales, y el mismo castillo de la población. De hecho, estos dos espacios conforman el núcleo antiguo amurallado del municipio, uno de los más antiguos y, por lo tanto, más históricos, de las comarcas del Ebro.
⛪️ San Jaime de Tivissa marca la skyline del pueblo y presenta la singularidad de tener una iglesia dentro de la otra. Os gustará irla a conocer.
ℹ️ https://t.co/bqd9zznnds pic.twitter.com/4lkp2rvrcm— Turismo de la Ribera de Ebro (@riberadebretur) Augusto 16, 2024
La iglesia de Tivissa, un emblema de las Tierras del Ebro
Más allá de la muralla histórica de la localidad, el edificio más emblemático de la población es su iglesia. A pesar de que el aspecto exterior de la edificación tiene un estilo renacentista que fecha del siglo XIX, el aspecto interior de la iglesia tiene un estilo gótico que fecha de unos cuantos años antes. Es decir, que con el paso del tiempo la fachada ha tenido que restaurarse en varias ocasiones. De hecho, la gran reconstrucción se produjo durante el siglo XIX. Cuando el rector Pere Rius empezó a plantear la construcción de la nueva iglesia de Tivissa -y ya contaba con el apoyo del consejo local y del presidente de la Primera República Española, Estanislao Figueras- vio que la falta de espacio los obligaba a edificarla en el mismo lugar donde se encontraba la antigua iglesia. Es decir, derrocarla y levantar una de nueva. El año 1894, pero, el rector Pere Rius perdió la vida, motivo por el cual las obras quedaron paradas. En aquel momento, pues, para aprovechar el trabajo hecho -que ya era fuerza- la iglesia gótica original quedó incorporada en el interior de la fachada renacentista.