«Se va la luz y desaparece todo«, inquietaba un taxista a las puertas de la estación de Sants, uno de los puntos críticos del colapso que ha sufrido Cataluña este lunes. Sin electricidad, como ha quedado más que demostrado desde aproximadamente el mediodía, un país moderno no es nada. El apagón general que ha desconectado de la red eléctrica al conjunto de la península ibérica, así como a varios países de la UE, ha dinamitado los trámites y costumbres de unos ciudadanos que la daban más que por hecha. Ha detenido trenes y barcos y desconectado los teléfonos móviles y los ordenadores de internet. Horas después de la caída del servicio, sus causas aún permanecen un misterio, y las autoridades políticas se han apresurado a pedir a los ciudadanos que eviten especulaciones y que se cuiden de la desinformación. A pesar del paro monumental, las autoridades del Estado esperan reactivar la conexión regular en las próximas horas. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, de hecho, ha apuntado en su última comparecencia que espera «empezar el martes con normalidad» en el conjunto del país, y haber recuperado la mayoría de los servicios afectados por la incidencia.
Con más de un 50% del Principado todavía a oscuras, sin embargo, el Gobierno se apresura a buscar explicaciones para una de las jornadas más caóticas que recuerda el Principado desde la pandemia. Según ha explicado el director de Red Eléctrica, Eduardo Prieto, la sacudida ha sido causada por una «oscilación eléctrica» de origen aún desconocido. En concreto, la operadora ha detectado una caída del 60% de la entrada de potencia a la red pasado el mediodía, un desastre que habría causado la emergencia posterior. En su última comparecencia, Prieto ha sostenido que la desaparición de esta tensión vendría causada por una desconexión con la red francesa, que conecta la Península con Europa. No obstante, las causas aún no están del todo claras: en una comparecencia poco después del mediodía, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha asegurado que la Moncloa «no descarta ninguna hipótesis» para averiguar el origen del incidente. Las sospechas en medios y redes sociales han apuntado en varias direcciones, aunque las autoridades europeas se han apresurado a negar algunas de las más llamativas. La Comisión Europea, poco después de las declaraciones de Sánchez, ha negado que «haya ningún indicio» para considerar que la parada del suministro eléctrico haya sido fruto de un ciberataque. «Por ahora no hay nada que nos haga pensar que ha sido algo intencionado», explicaba la vicepresidenta de la CE y exministra del gobierno de Sánchez, Teresa Ribera. Pero ha añadido: «estamos prestando atención a todo para restablecer el servicio».
La crisis, más allá de su origen, ha sido también una fuente de enfrentamientos políticos. La oposición, tanto en Madrid como en Cataluña, ha saltado al cuello de sendos ejecutivos socialistas por una respuesta al apagón que han considerado deficiente. En un extenso tuit en su cuenta de la red social X, el presidente de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont, ha reprochado al Gobierno de Illa que ha «llegado tarde y mal» en la gestión de la crisis. «En crisis de esta magnitud, hay que salir antes y transmitir serenidad en momentos demasiado propicios a la especulación», ha criticado Puigdemont. En un sentido similar se ha expresado en declaraciones a Televisión Española, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. El líder conservador ha sido especialmente crítico con «la ausencia de información sin precedentes» que ha protagonizado la Moncloa desde los primeros cortes de luz. «No veo razonable que en un país como este tres horas después del apagón no tengamos información detallada sobre qué ha pasado», ha sospechado, lamentando que «la desinformación se ha ido acumulando» durante la jornada.

Entre los principales agravios que han sufrido los catalanes durante la jornada, ha destacado la ausencia de todos aquellos servicios vinculados con las tecnologías digitales. Entre otros, el acceso a efectivo: con la desconexión de la red, la mayoría de establecimientos han perdido la capacidad de cobrar con tarjeta. Con los cajeros automáticos inoperantes, muchos ciudadanos han encontrado imposible realizar sus compras. Supermercados, farmacias y otros comercios han sufrido una importante brecha en sus ingresos, en algunos casos de miles de euros solo durante esta jornada. Servicios más básicos, sin embargo, han permanecido accesibles: según el ministerio de Salud del gobierno español, «no ha habido incidencias significativas» en hospitales y otros centros sanitarios. La mayoría han funcionado con normalidad gracias a sus generadores internos, que han cubierto la demanda generada por los servicios a los pacientes.
Caos ferroviario
Las primeras víctimas del apagón general en el país han formado parte de un colectivo ya de por sí sufridor: los usuarios del transporte público. En primera instancia, cientos de personas han quedado detenidas en sus trayectos ferroviarios, con las Rodalies, el metro de Barcelona y los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya como principales afectados. Desde la una del mediodía, tanto TMB como FGC han desalojado los trenes afectados. En cuanto a Renfe, han replicado la estrategia, aunque la extensión del territorio y el mal estado de las infraestructuras ha ralentizado el proceso. Según ha informado en su última comparecencia el presidente de la Generalitat, a las 19:30 de la tarde aún quedaban cinco trenes a la espera de asistencia por parte de las autoridades. Toda la frustración de los usuarios ha encontrado su núcleo en la estación de Sants, que ha permanecido cerrada durante buena parte del día, y que ha recibido a cientos de pasajeros «desesperados» por llegar a sus destinos, sin posibilidad de hacerlo. Algunos, incluso, han explorado sustituir los trayectos de larga distancia por travesías en taxi, una idea descartada rápidamente, dado que el coste del viaje Barcelona-Zaragoza durante la crisis se ha elevado hasta los 600 euros, según explicaba un cliente a la agencia ACN.
A pesar de que las autoridades han asegurado que la recuperación progresiva de la tensión eléctrica está asegurada, el transporte ferroviario permanecerá afectado, al menos, hasta el martes. Ya en las primeras horas de la crisis, el ministerio de Transportes del gobierno español renunciaba completamente a recuperar la circulación de trenes de media y larga distancia durante este lunes. En una comparecencia poco después del apagón, el titular del departamento, Óscar Puente, ha reconocido que «costará mucho recuperar los controles» de los vehículos afectados. Muchos de ellos, además, han perdido la conexión lejos de nodos ferroviarios, y deberán ser trasladados por los técnicos de Adif durante la noche. El destino de las Rodalies debía ser más favorable, y el mismo ministro aseguraba que volverían a estar operativas «dos horas después» del regreso de la luz. Sin embargo, con más de la mitad de Cataluña todavía a oscuras, muchos pasajeros han tenido que renunciar a sus trayectos diarios. Las principales capitales del país, de hecho, se han visto obligadas a habilitar varios espacios para que los pasajeros afectados puedan pasar la noche. En el caso de Barcelona, la estación de Sants es la principal, aunque el ayuntamiento de Jaume Collboni también ofrece los polideportivos de la Estación del Norte, Can Dragó y Can Ricart. Se suman la estación de Tarragona, que sigue el ejemplo del núcleo barcelonés, y el Palacio de Ferias de Girona, que ofrecerá 200 camas a los desplazados.

Los suministros, hundidos
Cerca del final de la jornada, Red Eléctrica contabiliza la recuperación del servicio en un 35% de la demanda total del Estado español. Poco más de un tercio, pues, de los nodos de consumo eléctrico han sido reactivados, a la espera aún de una recuperación completa que puede tardar horas. La desconexión ha provocado un hundimiento histórico del uso de electricidad en todo el estado, por debajo de la mitad de lo esperado. La misma operadora energética recogía al mediodía una caída de más del 50% del consumo diario -12.000 GW, respecto de los 27.000 de cada día-, aunque la progresiva recuperación de las conexiones ha elevado el uso hasta los 16.000 GW. Con la luz, se ha desplomado el uso de otros suministros estrechamente vinculados. Sin ir más lejos, el consumo de gas natural en el Estado a las dos del mediodía -minutos después del apagón- ha desgarrado el uso de esta fuente de energía: si en una jornada normal se espera que los hogares y negocios españoles consuman más de 30 GW, el gasto final se ha quedado en torno a los 10 GW. La nuclear también ha sido afectada: las principales centrales han perdido el suministro eléctrico durante varias horas, aunque la mayoría lo han recuperado pasadas las 7 de la tarde.