La puntualidad del servicio de Rodalies es un conflicto que lleva décadas arrastrándose y que, lejos de terminar, sigue escalando. Más allá de que los trenes circulen con retraso, lo cual es el día a día con el que deben convivir los cientos de miles de pasajeros que utilizan la red ferroviaria, otro de los grandes conflictos son los criterios con los que Renfe contabiliza la puntualidad de su servicio. Según las cifras facilitadas por la operadora ferroviaria sobre el mes de septiembre, el servicio de Rodalies funciona con una puntualidad del 94,9%. Ahora bien, cabe tener en cuenta que la compañía evalúa la puntualidad de acuerdo con el número de trenes que llegan al final de la línea con un retraso máximo de cinco minutos. Es decir, si un tren sale de Hospitalet de Llobregat y llega a la Tor de Querol -el recorrido que hace el R3, ahora afectada por obras- con menos de cinco minutos de retraso, independientemente de las demoras en las estaciones intermedias, se considera que la línea ha circulado puntualmente.
Ahora bien, aunque desde Renfe defienden que el servicio funciona con una puntualidad de casi el 95%, admiten que el «cumplimiento horario» es del 47,7%. Este criterio, según fuentes de la operadora ferroviaria a El Món, indica si el tren llega a cada estación del recorrido a la hora programada, con un umbral de retraso máximo de 3 minutos. «Es decir, si la diferencia entre la hora real y la hora prevista es de 3 minutos o menos, se considera cumplimiento. Si supera estos 3 minutos, no se cumple», apuntan las mismas fuentes. Una manera de hacer los cálculos para evitar hablar de falta de puntualidad que aumenta, aún más, el malestar de las plataformas de usuarios con el servicio de Rodalies. «Nos dicen que la puntualidad no es lo más importante, sino que son las frecuencias de paso», argumenta la portavoz de la plataforma Dignitat a les Vies, Anna Gómez, en conversación con este diario. Gómez asegura que salieron, como entidad, muy «decepcionados» del encuentro con los responsables del servicio de Rodalies que se hizo este lunes.
La portavoz de la entidad afirma que los datos que reúnen los colectivos de usuarios en el portal web Puntual.cat chocan frontalmente con los que maneja Renfe, y lamenta que durante el encuentro de ayer, que se prolongó cerca de tres horas, no les ofrecieron unos datos «reales» de las estaciones intermedias de las líneas, con los cuales se podría hacer un «diagnóstico» real del funcionamiento del servicio. «Si no hay datos reales no hay diagnóstico, y sin diagnóstico no mejorarán las cosas. Siempre apelan a la buena voluntad y la buena voluntad en las vías ya no sirve, se ha acabado», sostiene Gómez.

Discrepancias con los indicadores de Renfe para analizar Rodalies
El vicepresidente de la asociación de Promoción del Transporte Público (PTP), Carles Garcia, también lamenta que Renfe «no utiliza la puntualidad como indicador», sino que emplea el concepto de «regularidad» para evaluar el funcionamiento general del servicio. En concreto, el mismo informe de la operadora ferroviaria sobre el mes de septiembre, este indicador hace referencia a la «frecuencia en la llegada de una circulación en cada estación del recorrido y tramo horario respecto de la circulación anterior». En otras palabras, si está previsto que circule un tren del R2 Sur a las ocho en la estación de Sants y otro a las ocho y media, pero ambos circulan con diez minutos de retraso -es decir, el primero a las 8.10 horas y el siguiente a las 8.40 horas-, la línea está manteniendo la «regularidad» del servicio, porque circula con la frecuencia de paso de media hora. De acuerdo con esta premisa, el cumplimiento de regularidad de Rodalies, según Renfe, es del 74,5%.
El problema para Carles Garcia, sin embargo, es que la operadora ferroviaria utilice este mecanismo para evaluar el funcionamiento de la red ferroviaria catalana, ya que considera que es un método «más adecuado para el metro»: «Los usuarios representados en las plataformas no van solo de Barcelona a Mataró, van mucho más lejos. Y, cuanto más lejos, más problemas», argumenta el vicepresidente de la PTP. Este baile de datos que utiliza Renfe para evaluar el servicio de Rodalies abre una nueva brecha en la frágil relación entre la operadora ferroviaria y las diferentes plataformas de pasajeros, que reclaman desde hace meses medidas contundentes para mejorar el funcionamiento de los trenes catalanes: «Quiero dejar muy claro que Renfe no son mis enemigos, sino que mi lucha es a favor del tren», exclama Anna Gómez. Mientras no lleguen las mejoras, sin embargo, los usuarios continuarán presionando a la administración para dignificar un servicio esencial para miles de catalanes.