Los recortes que sufrió el sector sanitario hace unos años -algunas de las cuales ya empiezan a revertirse- han puesto los centros de atención primaria (CAP), uno de los pilares del sistema sanitario catalán, contra las cuerdas. Uno de los grandes problemas que derivan de la tensión en estos centros es el elevado tiempo de espera para recibir asistencia. Es por este motivo que la nueva consejera de Salud, Olga Pané, se ha marcado como el gran objetivo de la legislatura reducir el tiempo de espera hasta las 48 horas. Una reducción muy significativa en comparación a la situación actual, en que algunos pacientes tardan más de un mes a poder ver su médico de cabecera. De hecho, la titular de la cartera ya dejó claro que encontrar medidas para conseguir este hito sería uno de los principales objetivos del comité de evaluación, innovación, reforma operativa y sostenibilidad del sistema de salud catalán (CAIROS) -formado por nombres como el de la exsecretaria de Salud Pública Carmen Cabezas y el jefe de oncología médica del Hospital Vall de Hebrón, el doctor Josep Tabernero, entre otros.

Se trata de un objetivo «ambicioso», puesto que hace décadas que se arrastra esta problemática y antiguos titulares de la cartera ya han intentado poner solución, pero sin éxito -como planteó el ex consejero Manel Balcells, el cual fijó el objetivo en cinco días máximo de espera. Es por este motivo que los agentes del sector sanitario catalán consultados por El Mundo se miran este reto con escepticismo: «Es una medida utópica, política. Es empezar la casa por el tejado», apunta el portavoz del sindicato de enfermería SATSE, David Oliver, el cual considera que es «muy poco factible» que la jefa del departamento consiga reducir el tiempo de espera hasta las 48 horas antes de que expire la legislatura -plazo que la misma consejera se ha fijado. Una idea bastante similar a la que expresa la jefa de comunicación del Sindicato de Enfermeras de Cataluña, Elisabet Parés, que ve con buenos ojos que sea de objetivo a «largo plazo», pero considera que la titular de la cartera tiene que centrar sus esfuerzos a paliar carencias «más urgentes»: «Decir la frase que conseguiremos reducir las listas de espera es un objetivo que, a largo plazo, está muy bien, pero los objetivos a corto y medio plazo tienen que ser otros, como por ejemplo cubrir todas las personas no pueden hacer una jornada completa», argumenta. «Hoy por hoy, esta propuesta es hacer volar palomas», remacha el portavoz de SATSE.

Varias personas llevan un ataúd de cartón a modo de protesta durante una concentración del sindicado ‘Enfermeras de Cataluña’ en una imagen de archivo / David Zorrakino (Europa Press)

El camino para conseguir reducir las listas de espera

La consejera ha fijado el objetivo de reducir al máximo las listas de espera por destensar el sistema sanitario, pero no ha detallado de qué manera se puede conseguir este hito. Ante esta falta de concreción, Elisabet Parés cree que la titular de la cartera puede escoger un camino para hacerlo que agravie, todavía más, el funcionamiento del sector: «Nos preocupa que quiera reducir los tiempos de espera en detrimento de los trabajadores. Es decir, pensar que si se reduce el tiempo de visita que se dedica a cada paciente [que, a estas alturas, está estipulado en doce minutos por persona], cabrán más pacientes dentro de la agenda diaria y, por lo tanto, se reducirá el tiempo de espera», asevera. La sindicalista advierte que los profesionales del sector tratan «con personas», cosa que comporta la necesidad «de implicarse a fondo» en la atención «personalizada de cada paciente»: «A veces, incluso, los doce minutos estipulados quedan cortos. Muchos retrasos se producen porque atendemos las personas correctamente», espeta Parara, que cree que destensar las agendas sería uno «win-win«, siempre que se haga sin ir en «detrimento» de los profesionales del sector, desde los técnicos de curas auxiliares de enfermería (TCAI) hasta los equipos médicos.

En esta misma línea, y coincidiendo con la opinión de la jefa de comunicación del Sindicato de Enfermeras de Cataluña, David Oliver cree que la clave para andar hacia la reducción de los tiempos de espera es «aumentar los recursos» en salud y «redistribuir» los que ya se destinan. «Es un camino muy complejo y hace falta más inversión presupuestaria», apunta el portavoz de SATSE. De hecho, la misma consejera aseguró durante su primera comisión parlamentaria que otro de los objetivos por esta legislatura es incrementar la partida presupuestaria de salud hasta el 7% del PIB para equilibrarla con los gastos reales del sistema sanitario, puesto que los últimos presupuestos aprobados por el hemiciclo -los cuales están prorrogados por la falta de entendimiento político- presentan una diferencia de cerca de 2.800 millones de euros entre la inversión presupuestada y el gasto real. «Si no nos ponemos de acuerdo, seguirá comprometiendo la respuesta sanitaria de los proveedores de cara a la ciudadanía«, argumentaba la consejera durante su intervención en la comisión parlamentaria.

La consejera de Salud, Olga Pané, y el consejero de Unión Europea y Acción Exterior, Jaume Duch, a su llegada al primer Consejo Ejecutivo del nuevo Gobierno de Salvador Isla / Europa Press

Los beneficios de reducir el tiempo de espera

A pesar de que los sindicatos de enfermería consideran que el horizonte marcado por Pané para los Jefes es «utópico» y, incluso, «naif», se trata de una medida que permitiría paliar algunas de las grandes problemáticas de los profesionales del sector, como por ejemplo la «tensión» y la carga elevada de los trabajadores de los centros de atención primaria. «Reducir el tiempo de espera es beneficioso para conseguir que los profesionales no vayan tan estresados y apretujados de trabajo. Si conseguimos bajar las cargas de trabajo, que frotan en Barcelona los 1.800 pacientes por UBA [nombre con que se designa un equipo formado por un administrativo, un médico y una enfermera], podríamos atender mejor en la población», argumenta Elisabet Parés.

Una idea que también comparte David Oliver, que alerta que las ratios actuales de trabajadores en relación con el número de pacientes que requieren atención diaria es muy baja, cosa que ha llevado a los profesionales del sector al límite: «No tenemos tiempo por nada, las agendas están muy sobrecargadas», exclama. Ahora bien, cree que para conseguir destensar la carga hay que incorporar más trabajadores al sistema sanitario.

Desde el sindicato de Enfermeras de Cataluña también avisan que «cuidar los profesionales» tendría efectos positivos para la atención de los pacientes y para su bienestar, puesto que tendrían menos tiempo de espera una vez son en el CAP, cosa que repercute positivamente en su actitud: «Evidentemente, una persona que sistemáticamente tiene que esperar cuarenta minutos más de la hora que tenía prevista cuando va al médico ya no tiene la misma actitud que cuando tiene que esperar poco. La población estaría igual de muy atendida, pero los profesionales estaríamos mucho menos angustiados y la nuestra salud mental mejoraría», asevera Elisabet Parés. Así pues, a pesar de que los miembros del sector sanitario consideran que el objetivo de Pané es «utópico» y que no resuelve las carencias más urgentes del sistema, reducir el tiempo de espera en los CAPs hasta 48 horas tendría efectos «muy positivos» y beneficiosos para la población catalana.

Comparte

Icona de pantalla completa