El ministerio de Sanidad, encabezado por la ministra Mónica García, continúa negociando con los principales sindicatos del sector sanitario un nuevo marco estatutario de relaciones laborales que permita mejorar las condiciones de los profesionales, ya que el actual es del año 2003 y, según el mismo gobierno español, ya «ha quedado obsoleto». Un nuevo marco que, entre otros, plantea el fin de las guardias de 24 horas que realizan los profesionales sanitarios, las cuales se sustituirían por una jornada máxima de 17 horas. De entrada, el borrador del nuevo estatuto marco no ha convencido a los principales sindicatos del sector, que enfrentan con recelo las negociaciones con la Moncloa. «Valoramos positivamente el inicio de la negociación del estatuto marco después de 22 años, pero también con cautela», argumenta el secretario de acción sindical del sindicato de enfermería SATSE, Víctor Motos, en conversación con El Món. Para el sindicato de enfermería, uno de los principales puntos que deben quedar concretados en las negociaciones para aceptar la propuesta del gobierno español es la «reclasificación profesional» de los trabajadores del sector.
Concretamente, desde la organización sindical reclaman que esta reclasificación, la cual también solicitan los técnicos y auxiliares sanitarios, vaya acompañada de la «retribución» económica correspondiente: «Nosotros pedimos una retribución adecuada y un financiamiento para dotar presupuestariamente esta reclasificación», asevera Motos. Esta es la gran línea roja del sindicato de enfermería en relación con las negociaciones con la Moncloa, pero no es el único frente abierto con el que se ha topado la titular de la cartera de Sanidad a la hora de reformular las directrices sobre el régimen laboral en la sanidad pública en el Estado español, ya que este marco establece unos criterios comunes para todas las comunidades. Desde el inicio de las conversaciones, el colectivo de médicos ha sido el más contundente con el borrador de Mónica García: «Rechazamos el actual estatuto marco [el que se está elaborando] porque entendemos que, con esta reforma, el ministerio de Sanidad tenía una oportunidad de oro para retener el talento médico», argumenta el secretario general del sindicato de Médicos de Cataluña, Xavier Lleonart, que considera que «retener» el talento es fundamental en un contexto de «descenso de la natalidad». «Entre el binomio de seducir y retener a la fuerza, el ministerio ha decidido retener a la fuerza», continúa.

Los médicos reclaman su propio estatuto
A diferencia de otros colectivos del sector sanitario, los principales sindicatos de médicos del estado español han unido fuerzas, tal como demostraron con la manifestación a las puertas del ministerio este pasado jueves, para reclamar un estatuto médico propio que no se enmarque dentro de la normativa del sistema de salud público español. De hecho, tal como dejaron claro durante la protesta en Madrid, reclaman a la administración que cree un espacio propio de negociación que regule las condiciones laborales que son “específicas, particulares y exclusivas” del personal facultativo, y que «exigen un tratamiento diferenciado del resto de estamentos del sector«. Un planteamiento, sin embargo, que desde la Moncloa descartan firmemente: «El ministerio de Sanidad no cree necesario la existencia de un estatuto propio para los médicos, ya que considera que lo más adecuado para mantener la cohesión del sistema es un estatuto común a todos los profesionales del sistema nacional de salud (SNS), pero estudiará cualquier propuesta que llegue por los caminos legislativos adecuados», argumentan desde la cartera de Mónica García.
Aunque desde el gobierno español descartan crear un estatuto propio para los médicos, la jefa del ministerio ha intentado destensar las negociaciones con los sindicatos de médicos y, en una entrevista en RNE, admitió que el personal facultativo debe tener “sus particularidades propias” y su “capítulo” especial dentro del nuevo estatuto: «Yo sí creo que debe haber una parte dedicada a las particularidades de los profesionales médicos. Porque, entre otras cosas, hacemos guardias, tenemos jornadas laborales diferentes del resto de los profesionales«, argumentaba la titular de la cartera durante la entrevista. A pesar de estas palabras de la responsable del ministerio, los médicos mantienen su «rechazo» al borrador del nuevo estatuto marco, ya que consideran que un estatuto propio para el personal facultativo sería la manera indicada para «negociar las especificidades» de los médicos solo con los sindicatos médicos.

Los técnicos sanitarios también mantienen el pulso
Por su parte, más allá de las reclamaciones de los médicos y las enfermeras, los técnicos sanitarios también recelan de los nuevos cambios que está impulsando la Moncloa sobre el sistema sanitario. Desde la organización sindical SIETESS, la cual engloba técnicos superiores sanitarios de todo el Estado español, han organizado diversas manifestaciones en los principales hospitales del estado para expresar su rechazo a la propuesta de borrador: «Al tener conocimiento del anteproyecto de ley del estatuto marco sanitario, en el cual se nota un menosprecio claro a la importantísima labor de nuestras profesiones de técnicos superiores, hemos decidido movilizarnos para mostrar nuestro más profundo rechazo hacia la indiferencia reflejada en el borrador del texto legal», argumentan desde el sindicato a través de un comunicado.
Tal como ya han puesto sobre la mesa en varias ocasiones, la nueva regulación del sistema no incluye la reclasificación profesional de los trabajadores del sector, uno de los principales agravios de los que se quejan los técnicos sanitarios. «Pretenden que nos conformemos con el grupo funcionarial B, 18 años después de su entrada en vigor, vendiéndonos que se trata de una reclasificación, cuando nosotros ya somos B desde entonces», argumentan desde el colectivo de técnicos sanitarios. Teniendo en cuenta esta situación, pues, los profesionales de este sector también desconfían de los cambios sanitarios impulsados desde la Moncloa, los cuales continúan negociándose a pesar de las posiciones contrapuestas de los sindicatos del sector y la administración española.