Se acerca el verano y, como cada año, vuelven las dudas sobre cómo se tiene que usar la crema solar. Estos productos para proteger la piel de la radiación forman parte del equipaje indispensable para pasar un día en la playa o la montaña cuando el sol brilla con fuerza. A pesar de que un gran grosor de la población ha interiorizado el mensaje de que ponerse crema solar es la mejor manera para cuidar la piel del sol y evitar quemaduras, varios dermatólogos discrepan de esta afirmación. Uno de estos es Ramon Grimalt, doctor en Medicina y Cirugía especializado en dermatología y profesor coordinador de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), que alerta que “la protección de la piel no se tiene que hacer con crema solar”, sino que se tiene que hacer con la propia “ropa”.
A pesar de que el dermatólogo no niega los “efectos positivos” de la protección solar en formato de loción, considera que “en ningún caso” tiene que ser la primera opción en la hora de protegerse de la radiación: “Y todavía menos en niños y niñas”, matiza Grimalt. A lo largo de su carrera como especialista en la cura de la piel, según explica en conversación con El Món, la situación con que más veces se ha encontrado son pacientes que los preocupa es no quemarse con el sol. Una preocupación a la cual siempre responde del mismo modo: “Si no quieres quemarte con el sol, que no te toque. Hay que entender que la crema es una herramienta complementaria”.
Una idea muy similar a la que expresa la dermatóloga del Hospital Clínico y la Clínia Dermik de Barcelona, autora del libro

Diferentes grados de protección solar
Tanto Grimalt como Combalia coinciden a decir que uno de los factores más importantes a tener en cuenta en la hora de ponerse crema solar es saber el grado de protección que ofrece, es decir, si se trata de protección 20, 30 o 50, entre otros. Estos grados se dividen en cuatro grupos: protección baja -entre 6 y 10-, media -entre 15 y 25-, alta -entre 30 y 50- y muy alta -más de 50. «A veces, la población piensa que cuanto más alto sea el número, mayor protección, pero la escala de radiación no funciona así. El factor de protección solar incrementa exponencialmente el tiempo que la piel tarda a ponerse roja, pero no protege más», argumenta Grimalt. Es decir, que con la dosis mínima de crema 50+, la piel tardará a empezar a quemarse cincuenta veces más lentamente, pero si solo se pone una vez acabará provocando quemaduras igualmente.
Además de fijarse con la categorización, la dermatóloga Combalia también apunta que hay que fijarse en el tipo de radiación sobre el cual hace efecto la crema solar, puesto que los productos fotoprotectores actúan de manera diferente sobre los rayos de tipos A (UVA) y los de tipos B (UVB). Los rayos de tipos A son los rayos ultravioleta que menos energía tienen y representan un 95% de la radiación ultravioleta que genera el sol. Estos penetran hasta la dermis y, a pesar de que a simple vista son más inofensivos porque no provocan ni dolor ni quemaduras, son los responsables del envejecimiento de la piel y pueden acabar provocando cáncer cutáneo con los años. En cambio, los rayos de tipos B, que suponen solo el 5% de la radiación que emite el sol, son más agresivos y afectan la capa superficial de la piel, provocando quemaduras: «La radiación acumulada de UVB provoca efectos nocivos para la cura de la piel», apunta Grimalt. «Tenemos que proteger nuestra piel de exposiciones solares excesivas, porque son las que acaban teniendo efectos nocivos», añade Andrea Combalia.

Como se tiene que utilizar la crema solar?
Teniendo en cuenta estos dos factores, los dos dermatólogos coinciden que la mejor manera de prevenir las quemaduras y los problemas cutáneos es «evitar el sol» y «tener cura» de cómo se aplican los productos protectores y con qué frecuencia se hace: «Ponerse crema una sola vez antes de salir de casa no acaba de ser efectivo. Si vas a la playa, hay que ponerse cada dos horas, aproximadamente», apunta Grimalt. Así pues, ante las dudas de la población sobre cómo se tienen que usar las cremas solares, los dos expertos consideran que la mejor manera es evitar una «exposición prolongada», especialmente durante las horas en que golpea con más bastante, y protegerse la piel con varias prendas de ropa combinadas con productos protectores.