Cataluña ha cerrado un mes de julio con unas temperaturas de récord. Una calor que ha superado los umbrales habituales por este mes de verano y han provocado que los termómetros marcaran una cifra superior a los 45,1 grados al Pantano de Darnius – Boadella y la localidad de Navata, las dos a la Alt Empordà. Según el balance que ha publicado este martes por la mañana, primer día del mes de agosto, el Servicio Meteorológico de Cataluña (Meteocat), el julio ha sido un mes muy cálido, especialmente al cuadrando nordeste del territorio. Ahora bien, todo y las altas temperaturas de este año, el calor no ha golpeado con tanta fuerza como lo hizo el mes de julio del año pasado.
El calor ha ido aumentando la intensidad a medida que pasaban los días. Del 8 al 12 de julio, la temperatura máxima superó los 40 °C a sectores de las comarcas de Poniente. Estas, pero, no fueron todavía las máximas que se han registrado. Unos días después, entre el 17 y el 21 de julio una nueva oleada volvió a irrumpir con fuerza, motivo por el cual se lograron las máximas de récord en algunos municipios del Alt Empordà. De hecho, las estaciones meteorológicas de las dos poblaciones donde se superaron los 45 grados registraron una serie de temperaturas seguidas que no se habían llegado a ver nunca en los últimos 30 años.

Alguna oleada de lluvias
Ha sido un mes que no solo ha estado condicionado por el calor, puesto que las lluvias también han tenido su protagonismo en alguna zona del territorio catalán en un contexto de sequía. Los puntos donde las precipitaciones han causado más afectaciones son la parte occidental de la depresión Central y la zona litoral entre el Baix Camp y el Tarragonès y lluvioso en el macizo del Puerto y meseta Central. En cambio, mientras la lluvia abundaba en estas zonas, el resto del territorio ha sido muy seco buena parte del mes, especialmente la gran parte del litoral y prelitoral Central y Norte y al litoral del Baix Ebre.
En este sentido, a principios del mes pasado, una perturbación en el oeste de la península Ibérica junto con una temperatura moderadamente alta en superficie favoreció la formación de tormentas que afectaron el cuadrando nordeste del territorio, donde puntualmente se superaron los 80 mm. Concretamente, 82,2 mm en Tortellà, en la Garrotxa.