Las discriminaciones lingüísticas como la que sufrió una paciente con amnesia en el Hospital Universitari Dexeus –en la que Salut archivó el expediente abierto y exculpó a los médicos que intervinieron, a pesar de que habían escrito insultos en el informe médico– o el reciente caso de una mujer de 100 años y su hija en el Hospital Universitari Sagrat Cor no son casos aislados. Según datos de Plataforma per la Llengua a los que ha tenido acceso El Món, las denuncias por discriminaciones por hablar en catalán en el ámbito sanitario en territorios de habla catalana del estado español crecieron en 2024 un 14,17% respecto al año 2023. Y no solo eso, ya que el incremento es aún mayor si solo se tienen en cuenta las reclamaciones registradas en el sistema público de salud de Cataluña, con un incremento que ha superado al del sector privado, de casi un 18%.
En total, la ONG del catalán recibió el año pasado 282 quejas sobre este ámbito en los Países Catalanes, 35 más que en 2023. Esto supone un incremento del 14,17%. El porcentaje de crecimiento es aún un poco más alto si se miran los datos de Cataluña en concreto, donde subió un 14,73%. La entidad en defensa de la lengua recibió el año pasado en el Principado 257 denuncias, 33 más que en 2023, cuando hubo 224 reclamaciones. Las quejas por discriminación lingüística en el sistema de salud pública de Cataluña recibidas por Plataforma per la Llengua han pasado de 130, en 2023, a 157 el año pasado, un 17,7% más, mientras que en la privada solo se ha producido un incremento alrededor del 10%, de 94 a 104 quejas.
En cuanto al País Valencià, la ONG del catalán ha experimentado un incremento del 40%, pasando de 10 a 14, y las quejas aumentan tanto en el sector público como en el privado. Así, la sanidad pública ha acumulado la mayoría de las quejas, con 12, mientras que la privada, que el año pasado no tenía ninguna, ahora solo tiene dos. En cambio, Plataforma per la Llengua ha registrado un descenso del 15,38% en cuanto a las quejas que ha recibido en las Islas Baleares en el ámbito sanitario. Concretamente, la sanidad pública ha pasado de acumular 9 quejas a solo 5, pero la privada ha pasado de cuatro a seis. En total, se ha pasado de 13 denuncias por discriminación lingüística a 11.

«Este dato solo representa la punta del iceberg»
El presidente de Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder –médico de profesión–, advierte en conversación con El Món que estas 282 quejas «solo son la punta del iceberg» y subraya que «nadie piense que estos son todos los casos de problemas lingüísticos en la sanidad». «Solo representan a los que se han mantenido en el uso de la lengua y a los que han tenido la voluntad de ir a quejarse», recalca para hacer notar que solo se llegan a conocer los casos en los que hay más esfuerzo por parte de los afectados. Con todo, concluye que los datos evidencian que «tenemos un problema muy serio», y lamenta que «parece mentira que la administración no lo vea».
Gerard Furest, coordinador de lengua de La Intersindical, comparte la tesis de Escuder, y concluye que hay más quejas y más incremento en la pública que en la privada porque, «aunque sea inconscientemente, la gente tiene claro que allí se le deben respetar sus derechos, y por eso lo denuncia». «Está aumentando y aumentará día tras día, y de médicos van viniendo», avisa. Y recuerda que el Colegio de Médicos concluyó en 2023 que el 13% no entendían el catalán y, como Escuder, se hace eco de que más de la mitad de los nuevos colegiados en el Colegio de Médicos de Barcelona, una tendencia extensible en todo el país, son extracomunitarios. Sin embargo, deja claro que «no es culpa de los médicos que vienen de fuera» y señala «las administraciones catalanas y las actitudes que tenemos los hablantes de catalán» porque las estadísticas, según remarca, «nos dicen que el 80% de los extracomunitarios querrían mejorar o aprender catalán». En este sentido, Furest añade que «la sumisión lingüística es como una metástasis que llega a todas partes», y lamenta que se ha «anormalizado hablar catalán con alguien que viene de fuera». «Nuestra actitud y la arquitectura del estado español favorecen la sumisión lingüística», y critica «la casta funcionarial que se cree que tiene más derechos que el ciudadano».

No se hace cumplir la ley
El presidente de la entidad deja claro que no saben el motivo del crecimiento de quejas por discriminaciones lingüísticas en la sanidad, y no se aventura a atribuirlo al hecho de que haya más o bien a decir si es que la gente está más concienciada o si conoce más a Plataforma per la Llengua. «Podría ser que fueran las tres cosas, pero el motivo de fondo no lo sabemos», admite. Además, remarca que la sanidad «no es el lugar donde es más fácil ser activista lingüístico, porque la gente «va al médico tiene un problema» y añade que «es mucho más fácil ser activista lingüístico cuando vas a comprar un bocadillo». En cambio, Gerard Furest cree que el incremento se debe a la combinación de dos factores: «Un aumento real de las discriminaciones y que la gente tiene mayor conciencia».
Para Escuder, es fácil deducir que en el ámbito sanitario debe haber más quejas de las que recibe la entidad porque «cada vez hay más médicos que cuando llegan, mayoritariamente no saben catalán y ni siquiera lo entienden», y reitera que la culpa no es de los facultativos contratados sino del hecho de que «hace 27 años que nos estamos pasando la ley por el arco del triunfo». Y Gerard Furest denuncia que «no hay sanciones» cuando se dan estos casos de discriminación lingüística, y alerta que la ley solo se puede hacer cumplir «si hay condiciones objetivas para cumplirla y personal para hacerla cumplir».
Finalmente, Òscar Escuder reconoce que desde la entidad aún no han podido reunirse con la consejera de Salud, Olga Pané, para hablar con ella sobre la situación del catalán en el ámbito sanitario, pero sí detalla que se han reunido con el consejero de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, y le han propuesto que haga un calendario «realista», con «una fecha concreta», para que los médicos y enfermeras sepan que «llegará un día en que no se podrá trabajar en la sanidad catalana si no sabes catalán». «Esto pasa en toda Europa occidental», concluye.




