El servicio de defensa de los derechos lingüísticos de la Plataforma per la Llengua recibió casi 3.000 quejas en el año 2024, una cifra que representa casi un 25% más que el año anterior. Según el Informe de quejas lingüísticas de 2024, el 67% de las quejas se han producido en compañías o entidades del sector privado mientras que el resto, el 33%, son del sector público. En el sector público, el Departamento de Salud de la Generalitat es el que cada año genera, de lejos, más quejas. Y, en el sector privado, por primera vez, el grupo Quirón ocupa el primer lugar del ranking. Entre los casos denunciados durante el año 2024 en la sanidad pública se encuentra el caso de una psicóloga de un centro de salud mental de Reus que se negó a atender a una usuaria que hablaba en catalán y que la Generalitat amparó. Entre las denuncias recogidas contra el Grupo Quirón, consta la queja que interpuso Anna M. P., que acudió al Hospital Universitario Dexeus de Barcelona con un episodio de amnesia y acabó insultada por escrito en el informe médico porque se negaba a hablar en castellano, como le reclamaba el médico.

A pesar de que la consejera de Salud, Olga Pané, ha restado importancia a las discriminaciones lingüísticas porque representan “un 0,5% del total de quejas”, el informe publicado recientemente por la ONG del catalán detalla que el Departamento de Salud generó 148 quejas en el año 2024, 38 más que las 110 que registró en 2023. En 2022 había recibido 108 denuncias; 128, en 2021 y 52, en 2020. “Aunque Plataforma per la Llengua gestiona cada año más quejas, el peso del Departamento de Salud catalán se mantiene notablemente estable”, explica la entidad. A diferencia de en el sector público, donde los servicios sanitarios han acaparado la mayor parte de las quejas, en el ámbito privado, la hostelería y la restauración son los ámbitos que generan más quejas año tras año. Sin embargo, la empresa sanitaria Grupo Quirón lidera el ranking de quejas en el sector privado, es la empresa que concentra más. El presidente de Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder –médico de profesión–, recuerda, en declaraciones a El Món que “las quejas de la sanidad privada son competencia también del Departamento de Salud”.

La consejera de Salud, Olga Pané, en una foto de archivo durante una visita a la ampliación del CAP de Tàrrega / ACN

Por otro lado, y a pesar de que en el sector privado hay más diversidad, Plataforma per la Llengua dice que las empresas y entidades que generan más quejas “suelen repetirse a lo largo de los años”. Así, el Grupo Quirón ha ocupado el primer lugar del sector privado tras una trayectoria ascendente, en la que las quejas contra la empresa privada no han dejado de crecer. En 2023 había quedado en segunda posición, con 33 quejas, una posición que ya había ocupado el año anterior con 22 quejas. En 2021, el Grupo Quirón había quedado en quinta posición con 15 quejas, pero en 2020 aún no aparecía en el ranking de las quince principales. “Se trata de una incorporación, por tanto, relativamente reciente, e indica que hay un problema lingüístico creciente en la provisión de servicios sanitarios”, destaca la ONG del catalán, y Escuder añade que “ellos lo hacen mal con la complicidad del Departamento de Salud y, además, también son el grupo más grande”.

Escuder considera que hay diversos factores que hacen que el ámbito sanitario sea el que recoge más quejas tanto en el ámbito público como en el privado. “La gente va más al médico que al juez”, dice, pero también anuncia que es consecuencia de “la demografía que tenemos en el sector sanitario, y especialmente los médicos”, ya que los extranjeros han aumentado un 105% en Cataluña durante la última década y muchos no aprenden catalán porque están contratados como interinos. Así mismo, critica la política de protección lingüística que hace el Departamento de Salud, y la califica de “muy precaria”. Y se queja de que la consejera “hace demagogia” con los datos porque, según apunta, “no se queja todo el mundo que tiene un problema”, y lamenta la actuación de la consejería cuando pasan estas situaciones en el ámbito privado. “No pueden decirles que lo hacen muy bien, que han cumplido todos los protocolos”, manifiesta. “No hay ningún indicio de que el Departamento de Salud quiera hacer cumplir la ley de una forma razonable”, concluye.

Casos relevantes en la sanidad pública: “Si quieres que te atienda tiene que ser en castellano”

Este diario ha tenido acceso a algunos de los casos más relevantes de discriminación lingüística que se han comunicado a Plataforma per la Llengua durante el año 2024. En el ámbito sanitario público, por ejemplo, un profesor denunció una situación vivida en febrero del año pasado en el CAP de Pineda de Mar, donde acudió para ser atendido con síntomas que podían ser de gripe. Según los hechos denunciados, el médico “decía que no entendía absolutamente nada en catalán”. Confesó al paciente que llevaba un año viviendo en Cataluña y, aun así, durante la atención sanitaria le hizo la misma pregunta varias veces. El paciente se fue de la consulta sin practicarle ninguna prueba y antes de irse el profesional sanitario le espetó que, “como maestro, ‘le decepcionaba‘ que no utilizara el español si lo conocía”.

Otra persona denunció en marzo que una doctora del Hospital Comarcal de l’Alt Penedès – Garraf le exigió dirigirse a ella en castellano. “Al empezar a explicarle en catalán a la doctora qué me pasaba, me cortó y me dijo que si quería recibir un servicio adecuado, debía dirigirme a ella en castellano”, expone en la denuncia, donde añade que también le espetó que “si continuaba hablando en catalán, no me garantizaba que la asistencia fuera la correcta”. Por otro lado, otro denunciante relata que acompañó a su esposa a urgencias del Hospital Universitario Vall d’Hebron por “un dolor lumbar muy agudo causado por un cólico nefrítico”. “A pesar de que sufría un fortísimo dolor en ese momento y apenas podía hablar ni estar sentada, la doctora le indicó que ella entendía nuestro idioma [catalán] pero que mejor le habláramos en español”, denuncia.

Salud generó 148 quejas en el año 2024, 38 más que las 110 que registró en 2023

Otra persona presentó una queja por un servicio telefónico deficiente en el Hospital Quirónsalud. Llamó en julio de 2024 para concertar una visita y, apenas comenzó a hablar en catalán, la operadora le exigió: Hábleme en español”. El paciente cambió al castellano y le preguntó si no entendía en catalán. “Me responde que no y me deja la llamada en espera. Espero un rato y finalmente la llamada se corta”, señala, y pregunta a Plataforma per la Llengua qué puede hacer con una situación así. Otra persona relata que acudió la madrugada del dos de septiembre al Hospital General de Catalunya: Cuando entré a la consulta, el doctor que me atendió me detuvo enseguida cuando empecé a hablar en catalán porque me dijo que era extranjero y que no lo entendía, que tenía que hablarle en castellano”. Ante su estado físico, con 39 de fiebre, pasó al castellano y subraya que sintió “impotencia” por no poder expresarse en su lengua materna.

Otra vulneración de derechos lingüísticos que se puso en conocimiento de la ONG del catalán tuvo lugar en el servicio de urgencias de CAP Barceloneta. Los hechos, ocurridos en septiembre de 2024, narran que la doctora la cortó cuando comenzó a explicar el problema de salud que padecía. Si quieres que te atienda tiene que ser en castellano, le espetó, una petición que la víctima rechazó defendiendo su derecho de hablar en catalán. A pesar de ello, la doctora insistió en que no la atendería porque no entendía expresiones como “tinc mocs”. La denunciante acabó llenando una hoja de reclamaciones y le dieron cita con otro profesional. Una situación similar se vivió ese mismo mes en una consulta de pediatría en el CAP Martí Julià de Badalona. Según los hechos puestos en conocimiento de la entidad en defensa del catalán, una pediatra del centro pidió que le hablaran en castellano. Finalmente, la visita continuó, cada uno con su idioma, pero el denunciante remarca: «No sé si nos entendió, porque preguntaba cosas que ya habíamos dicho antes”.

También se denunció una situación de vulneración de derechos lingüísticos en el Hospital de Sant Celoni, en una visita de cirugía general y digestiva que tuvo lugar en octubre. “El médico no me entendía cuando le hablé en catalán, y me dejó elegir entre hablarle en español o irme sin que me visitara”, expone la víctima, que se quejó del trato recibido al personal del centro sanitario. Allí le explicaron que el médico “llevaba poco tiempo aquí, y que no entendía el idioma”. Y, además, le dijo que “por educación debería hablarle en castellano”.

Entrada del Hospital Universitario Sagrat Cor / JMB

Impunidad de médicos en el grupo Quirón: «Ya puede poner la queja que quiera»

En el apartado de vulneraciones lingüísticas en centros del grupo Quirón Salud, además del grave caso de la Dexeus con la paciente amnésica, hay otros igual de ilustrativos. Una paciente denunció que una doctora del Hospital Universitario Sagrat Cor se negó a visitarla si no le hablaba en castellano alegando que no entendía el catalán. Según el relato de los hechos, la persona denunciante se ofreció a hablar despacio con la doctora, pero ella le pidió “de forma algo agresiva” si sabía hablar castellano. «Dice que lleva poco tiempo aquí, que si yo fuera a su país (Perú) no los entendería, y que a ella no se le ocurriría hacer sentir mal a nadie por no entenderla», explica en la queja de una visita que se alarga más de la cuenta. Una situación que la doctora utiliza para decirle que había gente esperando y que no la visitaría si no le hablaba en español. “Me dice que ya puedo poner la queja que quiera”, concluye en el relato, en el que deja claro que se fue del centro sin que la visitara ningún profesional.

Otro caso sucedió en el Hospital Universitario Dexeus de Barcelona cuando una madre llevó a su hijo de tres meses a urgencias. “Expliqué la clínica [los síntomas] de mi hijo en catalán y me interrumpió para pedir que le hablara en castellano porque no me entendía”, explica. La denunciante expone que defendió su derecho a expresarse en catalán y la doctora le respondió yendo a buscar una enfermera para hacer de intérprete. “Durante toda la visita me sentí menospreciada”, dice, y detalla que la doctora no se dirigió a ella en toda la consulta “ni para preguntar ni para explicar nada”. “No pude explicarme con claridad ni transmitir mi inquietud”, narra la madre, que también pone de manifiesto “la situación de vulnerabilidad de una madre con un bebé en urgencias es notoria, la presión para cambiar el idioma muy fuerte y la tentación muy fácil”.

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