Nuevo episodio en uno de los casos más sorprendentes de la crónica policial de los últimos años, el del «pistolero de Tarragona». Un caso que comportó la acción del Grupo Especial de Intervención de los Mossos d’Esquadra, la unidad de élite, que neutralizó a Eugen Sabau, un guarda de seguridad, cuando se encontraba parapetado en una casa después de disparar contra tres trabajadores y una patrulla de los Mossos. Parecía que el caso había acabado cuando se hizo efectiva la petición de Sabau para que se le practicara la eutanasia. Ahora bien, tres meses después del suicidio asistido de Sabau, su hermana reclama una investigación por un delito de lesiones contra los agentes del GEI.
El juzgado de Instrucción número 1 de Reus ha accedido a abrir diligencias previas para averiguar e investigar cómo fue neutralizado Sabau. En detalle, cómo se dispararon los tiros, cómo es que le afectaron de manera irreversible y otras dudas sobre la intervención policial y la instrucción posterior. El sindicato USPAC ya se ha personado en defensa de los Mossos denunciados criminalmente por un delito de lesiones. El sindicato reprocha que este tipo de denuncias «no las hizo ni el interesado ante el juez cuando tuvo la oportunidad». En este sentido, insisten en que «la actuación perfecta, sin ningún tipo de mácula, y tan meritoria que consiguió finalizar con la detención con vida del atacante y ningún compañero herido, es lo más importante«.

Un día de furia
El sindicato detalla que Sabau, el 14 de diciembre de 2021, envió un correo electrónico a los compañeros de trabajo de Securitas con una seria advertencia.
Sabau disponía de licencia de cinco armas de fuego: tres pistolas de 9 y 22 milímetros y un rifle. Así se refugió en una masía de Riudoms, donde esperó que llegaran los Mossos. Los negociadores intentaron hablar con él diferentes veces. Los GEI efectuaron una maniobra de distracción para poder acercarse, momento en que abrió fuego contra ellos hasta que pudo ser neutralizado. Su intención era morir, como decía minutos antes a su correo: «Si me acorrala la policía y tengo rehenes, la cosa acabará mal para ellos. No tengo familia y no tengo nada a perder. No me pillarán vivo». «Tres meses después de su suicidio asistido, aparece una hermana que interpone una denuncia contra los Mossos que lo neutralizaron para cobrar una indemnización, cosa que no hizo ni el interesado ante el juez cuando tuvo la oportunidad», critica el sindicato.




