El mundo educativo catalán no vive su mejor momento. Esta es una percepción que se puede extraer de las numerosas movilizaciones que el profesorado ha protagonizado en los últimos meses, pero también es una realidad que ahora se ha podido constatar con datos. Un estudio realizado por el sindicato USTEC ha revelado entre otras conclusiones que un tercio de los docentes catalanes piensa dejar la profesión.
Esta encuesta iniciada el pasado mes de mayo se hizo llegar a un total de 90.000 profesores y ha obtenido durante estos meses hasta 10.414 respuestas completas y más de 14.000 si se tienen en cuenta las parciales. A partir del análisis de esta información facilitada por los voluntarios, se puede extraer que un 45% de los docentes afirma tener una salud psicológica mala o muy mala y que un 36% estaría dispuesto a dejar la profesión.
Según los datos explicados este jueves en rueda de prensa por el sindicato y recogidos por la ACN, en cuanto a la salud psicológica, un 28% dice que es insatisfactoria y un 17% muy insatisfactoria. Por el contrario, hay un 20% que la valora satisfactoria y un 7% muy satisfactoria, mientras que un 28% no la ve ni satisfactoria ni insatisfactoria. Por otro lado, hay un 64% de los profesionales que apunta que trabaja seis días a la semana y un 24% dice hacer más de 13 horas de trabajo en casa. La tendencia es de mayor malestar mental entre la gente más joven, especialmente entre los de 31 a 40 años, y entre el personal interino. Por tipología de centros, en los instituto-escuela es donde se concentran los mayores índices de malestar, donde se alcanza un 47%.
Los jóvenes y los más formados, más abiertos al abandono
Si entramos en detalle al porcentaje de docentes dispuestos a dejar la profesión, hay mayor predisposición de abandono de la profesión por parte de los hombres (42%) respecto a las mujeres (34%), por parte del colectivo de 31 a 40 años (44%) respecto a los mayores de 50 (25%) y por parte del profesorado de los centros de formación de adultos (40%) y de la ESO (38%). Desde la USTEC remarcan que los más dispuestos a marcharse son los que llevan entre cinco y diez años en el sistema (43%). En cambio, los mayores de 50 son los que menos (16%). Por tipología de centro, los docentes de los institutos-escuela y de los centros de adultos son los más favorables a dejar la profesión.
Teniendo en cuenta el nivel formativo, las personas encuestadas con una cualificación superior son los más predispuestos a dejar el trabajo. En el caso de los doctores, por ejemplo, el 43% así lo afirma. Y si se observa por nivel de ingresos, un 50% de aquellos que tienen ingresos familiares de menos de 1.800 mensuales están dispuestos a dejar de ser docente y el porcentaje va disminuyendo hasta llegar al umbral de los 5.000 euros (26%).

Una situación «delicada» que aún se puede revertir
Los preocupantes resultados de esta encuesta indican que la situación de los docentes se encuentra en un momento «delicado», pero aún no «crítico», según defienden desde el sindicato impulsor del estudio. Por ello, la USTEC considera que se debe apostar por adoptar medidas que permitan revertir la tendencia ahora que parece que aún estamos a tiempo. «La finalidad es intentar comenzar un camino en la reversión de la tendencia al abandono que tenemos en la profesión. Se está convirtiendo en un problema muy grave y debería ser una situación reversible», ha apuntado Iolanda Segura, portavoz nacional del sindicato.
Entre las diferentes demandas que ponen sobre la mesa de Educación, destacan medidas que permitan hacer frente a la sobrecarga de trabajo, mejorar la democracia y la pluralidad y tener salarios «dignos». En el primer caso, proponen la disminución de ratios o la aplicación de la jornada de 35 horas, entre otras. En cuanto al segundo, plantean la derogación de los decretos de plantillas, de dirección y de autonomía, acabar con las «imposiciones metodológicas» y soluciones para las personas en «abuso de interinidad». En cuanto a los salarios, la solución pasa por una «mejora radical» de las retribuciones iniciales para hacer atractiva la profesión y la «reversión de recortes pendientes».