Después de años de tira y afloja, el Consejo de Ministros ha aprobado este martes el nuevo modelo de las pruebas de acceso en la universidad (PAU). Un nuevo modelo que tendrá una estructura común y unos criterios de corrección unitarios que se implementarán en todas las comunidades autónomas, con algunas excepciones. Esta nueva selectividad empezará a implementarse a partir del curso próximo, después de que la convocatoria de elecciones generales prorrogara la aplicación de este nuevo modelo para las pruebas de este año. Ahora, pues, después de meses de negociaciones entre las consejerías de cada comunidad autónoma, el ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, en manos de Pilar Alegría, ha llegado a un acuerdo con todos los territorios: «Se trata de una prueba ampliamente debatida con las comunidades autónomas, universidades, órganos de los rectores, estudiantes y familias», asegura la responsable de la cartera.

Una de las principales novedades de las nuevas pruebas de selectividad aplicadas por el Consejo de Ministros es que solo se llevará a cabo «un único modelo de examen por cada materia», una diferencia en comparación a las pruebas implementadas hasta ahora, donde se ofrecían dos modelos por examen para que los alumnos puedan escoger qué opción prefieren. Ahora bien, a pesar de que se ofrecerá un solo modelo de examen por cada materia, los alumnos sí que podrán escoger qué preguntas quieren responder. Una elección, pero, que según aseguran desde el ministerio de Educación, no interferirán en el volumen de competencias a evaluar: «Esta elección no podrá implicar en ningún caso la disminución del número de competencias específicas evaluadas. En ningún caso, la opcionalidad implicará poder estudiar menos temario», apuntan desde el ministerio.

Imagen de varios estudiantes durante una de las pruebas de la selectividad / EP

Novedades en el funcionamiento de las preguntas de la selectividad

Otra de las novedades del nuevo modelo de selectividad es que algunas preguntas requerirán respuestas «cerradas», otras de «semiconstruidas» y otras «abiertas». En los tres casos de las preguntas, los alumnos tendrán que conseguir un «70%» de la puntuación. En el documento aprobado este martes también queda recogido que las respuestas tendrán que ser «escritas» -una situación que ya se aplicaba hasta ahora, pero que no quedaba tipificada en el reglamento de la selectividad.

En cuanto a los criterios de corrección, los examinadores se tendrán que adecuar a los siguientes parámetros: «La adecuación a los elementos solicitados en el enunciado, la coherencia, la cohesión, la corrección léxica, gramatical y ortográfica de los textos producidos y presentados». En caso de que no se efectúe correctamente algunos de los parámetros de «coherencia», «cohesión» o errores ortográficos, la penalización no podrá ser inferior a un 10% del valor de la pregunta. Es decir, en otras palabras, que una respuesta con una falta de ortografía penalizará un 10% del ejercicio -por lo tanto, a las 10 faltas, el ejercicio queda suspendido. Ahora bien, en cuanto a las calificaciones finales de la selectividad, no habrá cambios: la nota de la prueba se calculará haciendo la media aritmética de cada uno de los ejercicios y tendrá un valor entre 0 y 10 puntos con tres cifras decimales, con una nota mínima de 4. La nota de acceso en la universidad se calcula sumando el 60% de la nota mediana normalizada de Bachillerato y el 40% de la calificación de la prueba de acceso, que también mantiene un valor de 0 a 10 con tres decimales y la mínima necesaria es un 5.

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