Nuevo curso, mismo problema. Más de 70.000 estudiantes han comenzado el nuevo curso de formación profesional (FP), 10.000 más que el año pasado según las cifras ofrecidas por la Consejería de Educación. Una cifra «récord» muy celebrada por el Gobierno de la Generalitat, ya que desde que Esther Niubó accedió al cargo, ha centrado gran parte de sus esfuerzos en potenciar esta modalidad de enseñanza, antiguamente invisibilizada. Sin embargo, a pesar del «salto histórico» que celebran desde el ejecutivo de Salvador Illa, hay cuestiones cronificadas cada inicio de curso. El baile de números ofrecido por el departamento, comparando los datos de matriculación y de preinscripción tanto en ciclos medios como superiores, muestra que aún hay unas 12.000 plazas que no se han podido cubrir. En paralelo, hay varios centros que tienen las listas de espera para este mismo curso. Se repite, una vez más, la paradoja crónica de la formación profesional: estudiantes sin plaza y plazas sin estudiantes.
Por ejemplo, en el Institut Caparrella de Lleida, según apuntan desde el centro a El Món, en estos momentos tienen estudiantes en lista de espera en los grados de ciclo medio de preimpresión digital, de sistemas microinformáticos y red (SMX), de electromecánica de vehículos y de carrocería. En este mismo centro, para ciclo superior, también tienen lista de espera para el grado en administración de sistemas informáticos y red; y para el grado en automoción. Es decir, hay estudiantes de Ponent que no han podido acceder a estos grados porque todas las plazas han quedado cubiertas. Sin embargo, del grado de sistemas microinformáticos y red, por ejemplo, hay centros que no han podido cubrir todas las plazas. El mapa de FP con las vacantes publicado por el departamento -el cual se actualiza cada día- muestra que en el Institut de l’Ebre, de Tortosa, han quedado 32 plazas vacantes para este grado, mientras que en el Institut Lluís Companys de Tordera también hay treinta vacantes para este tipo de estudios.
El desajuste de plazas que deja estudiantes sin plaza y plazas sin estudiantes no afecta solo a los grados de informática o de aspectos relacionados con la automoción. Por ejemplo, desde el Institut Torrevisens de Lleida también señalan que tienen lista de espera para ciclo medio en los grados de cuidados auxiliares de enfermería y el de emergencias sanitarias, y en el caso de ciclo superior para los grados de imagen clínica, anatomía patológica e imagen clínica. Del grado de cuidados auxiliares de enfermería de ciclo medio, en toda Cataluña, tal como se desprende de los últimos registros publicados por la consejería de Educación, hay 102 plazas vacantes. Es decir, que no se han podido cubrir. La fotografía general del mapa de la FP, pues, muestra que, aunque se ha conseguido ajustar bastante la oferta a la demanda de los estudiantes, aún hay miles de plazas que no se han podido llenar, y miles de estudiantes que se han quedado sin poder cursar sus estudios deseados.

Una oferta desajustada o una orientación insuficiente
Los sindicatos de docentes consultados por El Món apuntan a diversas casuísticas que justifican esta paradoja. El portavoz de la Intersindical, Marc Martorell, atribuye el desajuste de plazas a una «mala planificación» de la oferta de ciclos de FP por parte de la administración catalana: «Hay que planificar la oferta en función de la demanda», argumenta el portavoz sindical. Desde la consejería de Educación defienden que es precisamente este el camino que han seguido este año para ajustar la oferta de plazas, ya que el año pasado quedaron más de treinta mil plazas sin cubrir el primer día de curso. A pesar de la mejora, sin embargo, los datos muestran que la oferta aún se puede afinar más para que no queden plazas vacías y estudiantes sin plaza: «Las cifras hablan por sí solas. El ajuste que se ha hecho es insuficiente», enfatiza Martorell.
Por su parte, el representante de la formación profesional de USTEC, Ramon Roy, señala que el problema que ocasiona este desajuste es la falta de orientación: «Uno de los grandes problemas que tenemos es que aún no hay una buena orientación», argumenta el representante de FP del sindicato mayoritario del sector educativo, que recuerda que la oferta de formación profesional en Cataluña es «muy amplia» y que, por lo tanto, se debe garantizar que los estudiantes tengan conocimiento del abanico de oportunidades en que pueden elegir. Si bien es cierto que en los últimos años la consejería de Educación ha comenzado a potenciar la orientación desde el final de la secundaria obligatoria para guiar a los estudiantes desde un punto de vista más profesional, Ramon Roy considera que la orientación aún es insuficiente: «Solo hay doce orientadores contratados. Lo ideal sería que hubiera, como mínimo, uno por centro de FP y uno por centro de secundaria», reflexiona el representante de USTEC, que considera que la consejería tiene la capacidad de dotar de cientos de orientadores el sistema educativo para mejorar el salto hacia la formación profesional. «También es una manera de evitar el abandono escolar», añade.
Aun así, algunas direcciones apuntan a este diario que este año el procedimiento ha funcionado de manera más efectiva que en años anteriores: «No tenemos vacantes y hemos podido empezar con mucha normalidad, este año el procedimiento de preinscripción ha funcionado mucho mejor», comenta Montse Blanes, directora del Institut Hospital del Mar. Una opinión que también comparte el director del Institut Tecnológico de Barcelona (ITB), Alberto Vila, que también remarca que han podido cubrir todas las plazas antes de llegar al mes de septiembre, algo muy positivo a la hora de configurar el nuevo curso de FP. «Se nos genera algún hueco de algún estudiante que también se había prematriculado en la universidad, y que finalmente acaba entrando, pero siempre pasa lo mismo», apunta. Sin embargo, no todo son flores y violas.

El nuevo curso de FP aún arrastra carencias enquistadas
En el caso del ITB no han tenido problemas para llenar las aulas, pero sí para encontrar profesores que puedan cubrir todos los grados que ofrecen en el centro: «Ahora mismo tengo dos medias vacantes [el curso pasado tenía tres]. También hay muchas personas que están tomando la reducción de jornada, y no sé cómo las podré cubrir porque falta gente en las bolsas», lamenta Alberto Vila, que asegura que falta mucho personal de sustitución para poder cubrir los huecos de profesorado. Este, sin embargo, no es el único caso de centro de FP en que hay dificultades para cubrir todas las plazas de docentes para este curso ya en marcha: «En el Institut El Palau [de Sant Andreu de la Barca] continúan después de tres años con vacantes de profesores sin cubrir», ejemplifica Marc Martorell.
El director del ITB también augura un año complicado de cara a conseguir que todos los estudiantes puedan hacer las prácticas empresariales que les corresponden: «Es una estructura [de prácticas] igual para todos los sectores, y no todos tenemos las mismas necesidades», argumenta Alberto Vila, que prevé complicaciones para encontrar prácticas para los estudiantes de ciclo superior -mientras que hasta ahora la mayor parte de las complicaciones las tenían solo en ciclo medio. Una encuesta reciente elaborada por la Intersindical ya ponía sobre la mesa las dificultades de las direcciones de centros de FP para gestionar las estancias de prácticas de sus alumnos. De hecho, según los resultados de esta encuesta, en la que participaron más de 600 docentes del sector, más de un 87% de los profesores aseguran tener «dificultades graves para coordinar y garantizar plazas para todo el alumnado en un mismo período de tiempo, especialmente en territorios con escasez de empresas del sector».
Estos dos aspectos no son nuevos de este curso, sino cuestiones que hace años que se arrastran dentro del sector de la formación profesional. A pesar de los aspectos que ha consolidado la administración catalana en relación con este tipo de estudios, Educación debe acabar de pulir algunos aspectos organizativos para afinar -aún más- la organización del próximo curso y romper con el ciclo crónico de estudiantes sin plaza y plazas sin estudiantes.