Los 16 años son uno de los momentos más importantes del camino educativo de los estudiantes de Cataluña. Todos los alumnos que acaban de empezar cuarto de ESO hace un mes y poco tienen una obsesión: qué harán después. Se enfrentan al gran dilema de la enseñanza postobligatoria: elegir si quieren continuar estudiando o no. Y, en caso de querer hacerlo, por qué opción decantarse: bachillerato o formación profesional (FP). Históricamente, el bachillerato ha sido el camino más elegido por los estudiantes, ya que es una vía muy clara para dar el salto, después, a los estudios universitarios. Desde hace unos años, sin embargo, gracias a la apuesta de los últimos gobiernos de la Generalitat, se ha comenzado a superar el estigma que pesaba sobre la formación profesional, que se ha convertido en una buena oportunidad para continuar formándose y, de paso, poner un primer pie en el mundo laboral. De hecho, según los datos facilitados este viernes por el Departamento de Educación, las solicitudes para acceder a un grado medio han aumentado un 47% en los últimos cinco cursos: de 39.041 en 2020, a 57.838 este año.

Además del dilema entre bachillerato y formación profesional, también aparecen otros más concretos: qué modalidad estudiar. Dentro del bachillerato, los jóvenes pueden decantarse por una rama cientificotecnológica, dividida en dos itinerarios; una rama humanística, también separada en dos; y una artística. En el caso de la formación profesional, el mapa es mucho más grande, ya que los estudiantes pueden elegir entre 71 ciclos medios diferentes, agrupados en 24 familias profesionales. La oferta de enseñanzas postobligatorias, pues, es muy amplia y variada, lo que complica aún más a los estudiantes que, con 16 años, deben decidir qué camino seguir. Ante esta compleja decisión es donde aparecen las dudas y las inseguridades, el miedo a elegir unos estudios que, después, no les acaben gustando. Expertos consultados por El Món consideran que es precisamente esta cuestión sobre la que hay que poner el foco. Remarcan que es muy importante dejarles claro que «las decisiones no son irreversibles»: «Debemos enseñarles que equivocarse forma parte del aprendizaje. Y que nada es irreversible», argumenta la psicopedagoga y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Sylvie Pérez.

En este sentido, el experto en ciencias de la educación Jordi Perales también comprende la «presión social» que sienten los adolescentes a la hora de elegir qué estudios quieren cursar, pero recuerda que ninguna decisión es definitiva: «La clave es entender que te puedes equivocar y no pasa nada». De hecho, el mismo experto apunta que, en el caso del bachillerato, hay muchos estudiantes que se han decantado el primer curso por una rama y después cambian a otra, ya que solo varían las asignaturas específicas del currículo: «Es cierto que alguien que quiere hacer bachillerato tiene que tomar la decisión de elegir qué tipología, pero la mitad del currículo es común para todas las ramas», argumenta Perales, que añade que la «transición» de una modalidad a otra se suele hacer más desde una rama científica a una social, y no al revés, aunque también hay casos.

Imagen de varios estudiantes de bachillerato concentrados haciendo un examen / Europa Press

Factores que condicionan la decisión

La decisión de qué modalidad de estudios elegir una vez terminada la secundaria obligatoria también está condicionada por factores externos a la propia voluntad del estudiante. Jesús Martín, miembro de la Comisión Rectora del Sistema de Formación y Cualificación Profesionales, señala la «movilidad» como uno de los principales aspectos a los que se debe buscar una solución, ya que influye directamente en las opciones de estudios postobligatorios que tiene cada estudiante: «Si no se resuelven las dificultades de movilidad, muchos estudiantes se tienen que quedar con las ofertas [educativas] que tienen cerca de casa», alerta. Y añade que este problema afecta de manera variable a las diferentes comarcas del país. En este sentido, Martín también considera que es importante dotar a la FP de una oferta más amplia en todo el territorio para que todos los estudiantes tengan la posibilidad real de elegir el grado que más les conviene.

En esta línea, Jordi Perales también apunta que la falta de oferta de formación profesional en algunos puntos del país empuja a muchos estudiantes a cursar bachillerato aunque no sea su primera opción. Es decir, que el bachillerato, generalmente la rama social, según argumenta, acaba siendo un «refugio» para continuar estudiando. Según los datos facilitados por Educación de este curso, el 16,5% de alumnos que quieren acceder a la FP pero no encuentran la plaza que buscan se decantan por el bachillerato, aunque no concretan la modalidad. Un hecho que, en algunos casos, según argumenta Perales, provoca que el estudiante abandone sus estudios antes de terminarlos: «Es una fuente de fracaso escolar», añade. En esta línea, Sylvie Pérez también argumenta que, debido a los factores externos que condicionan la elección de estudios postobligatorios, como las dificultades de desplazamiento, hay muchos adolescentes que se decantan por el bachillerato como mecanismo para posponer la decisión. «Hay factores que influyen en la toma de decisiones, como los horarios, la conciliación familiar o el coste económico, que no son iguales para todos los estudiantes», asevera.

Imagen de un estudiante de formación profesional del Institut de Mollet / Departamento de Educación

La importancia de una buena orientación

Los expertos también coinciden en que es muy importante que los estudiantes tengan una «buena orientación» durante toda la secundaria para conocer todas las opciones de estudios postobligatorios que tienen a la hora de elegir. «El alumno debe saber toda la oferta que existe. Qué posibilidades hay en cada lugar, y hacia dónde pueden ir después», apunta Jesús Martín, que destaca la importancia de espacios como el Saló de l’Ensenyament, que se celebrará entre el 18 y el 22 de marzo del año próximo, o el Saló de l’Ocupació, que se celebra siempre a mediados del mes de octubre. «Es esencial que puedan ver cómo encaja su perfil», añade. Más allá de conocer los diferentes estudios, la psicopedagoga considera que también es importante enseñarles las maneras de conectarlos entre sí: «Hay que explicarles que, si empiezan unos estudios de la rama social, pero después quieren cambiarlos, tienen diferentes opciones para reconectarse. No enseñar solo las líneas rectas, sino también todos los puentes con los que poder hacer el cambio«, argumenta.

En esta línea, Sylvie Pérez también pone especial énfasis en orientar bien a los alumnos que no obtienen el graduado de la secundaria obligatoria: «Todos los alumnos que no acreditan la ESO también tienen otros caminos para seguir estudiando si lo quieren hacer, pero se les hace más difícil tomar esta decisión porque no conocen las opciones», asevera. En resumen, remarcan que es fundamental orientarlos bien para que tengan toda la información a la hora de dar el salto a la postobligatoria. Sea como sea, los expertos mantienen que la mejor manera de afrontar el salto de la secundaria obligatoria a la postobligatoria es entender que ninguna decisión condiciona del todo tu futuro, y que equivocarse también forma parte del camino: «Es importante enseñarles a ser flexibles», concluye Pérez. Una flexibilidad que, para los expertos, también encaja con el mundo laboral actual, en el que ya no hay «profesiones para toda la vida».

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