Los catalanes tenemos fama de escatológicos y, bien visto, es una fama merecida. En nuestros pesebres, no falta nunca la figura de un señor con barretina haciendo de vientre, por no hablar del tronco -también con barretina- que alimentamos durante semanas con el objetivo que nos cague regalos. Más allá del caganer y el Tió de Navidad, nuestro léxico está lleno también de referencias a la caca. Un indeciso es un cagadubtes y un cobarde es un cagabandúrries. Pero y si nuestra obsesión con el funcionamiento intestinal fundido clave para conocer el estado de nuestra salud?
En el libro
Entre 4.000 y 9.000 pedos al año
Verdaguer desgranó detalles tan interesantes como cuántos pedos es normal que nos tiremos al día. «Entre 12 y 25 pedos es el normal. Esto, en el año, son entre 4.000 y 9.000 pedos«, afirmó. Una cifra que seguramente aligeró a aquellas personas que a casa reciben acusaciones de soltar demasiados pedos. Ahora ya tienen excusa: lo hacen por salud.
Y, de hecho, el experto en gases dio otras excusas útiles para algunos autores de pedos sonoros que son señalados por su entorno. «Hay pedos que salen a toda velocidad y no huelen mal», aseguró.
Finalmente, habló de la estrecha relación entre los gases y el bienestar emocional: «Hay gente que fabrica mucho metano, pedos que no hacen mal olor. Tienen estreñimiento, cacas flotantes y están más bajos anímicamente. Otros tienen más tendencia a tener gases y cacas pastosas, estas personas tienen más colón irritable y están también más irritables anímicamente. Los suyos son pedos malolientes». Con todo, Verdaguer ofrece una auténtica guía para interpretar un fenómeno tan natural del cuerpo humano (y animal, por supuesto).