El Consell de la República, el organismo que tenía que servir para construir y ejecutar la política del exilio, busca salir del rincón del juego político de Cataluña dónde ha quedado. Tres circunstancias coinciden en el mismo momento y afectan de pleno al ente. En primer término, la puesta en marcha de la reforma orgánica interna del Consell, que implica la elección de nuevos representantes y dirigentes. En segundo lugar, que el presidente de la entidad, Carles Puigdemont, ha sido quien ha dirigido la negociación para el pacto que ha permitido la continuidad en la Moncloa del presidente español, Pedro Sánchez. En tercer término, la perspectiva de unas elecciones europeas en cuatro meses y unas elecciones en el Parlamento de Cataluña en un año. Todo ello con un fuerte cuestionamiento interno y la escasa participación de los asociados en los procesos de reforma.
Ahora mismo, el Consell prepara el despliegue de la nueva estructura orgánica, es decir, la elección de los miembros de las nuevas cámaras legislativas del organismo, que tiene que comportar la elección de un nuevo gobierno de la entidad. Un trabajo que calculan que a mediados de febrero quedará terminado para poder dirigir de nuevo el proyecto en un «nuevo panorama político como el actual, de entendimiento entre independentistas, socialistas españoles e izquierda española». Todo a la espera de la aprobación de la ley de amnistía y sus efectos y, sobre todo, de la ampliación del cuerpo consular de la entidad y de los convenios con ayuntamientos del Principado para aplicar uno de los pocos proyectos que han funcionado del organismo, la Identidad Digital Catalana. La gran pregunta, pero, es si Puigdemont querrá repetir la candidatura a presidir la entidad.

Fuerte debate interno
El contexto político no ha sido muy favorable al Consell. De hecho, la decisión de ERC de dejarlo a un lado y estigmatizarlo ya dejó coja la entidad. Después, las divisiones internas se han evidenciado con diferentes posicionamientos públicos. Varios comunicados internos que ponían en entredicho la reforma interna de la entidad y informes jurídicos que lo acusaban directamente de no cumplir los requisitos democráticos. Malestar interno que el pasado 27 de septiembre incluso obligó a una respuesta pública y por escrito del gobierno del Consell a una carta abierta de queja firmada por 31 antiguos miembros de la Asamblea de Representantes.
El malestar, pero, no se acabó aquí. Justo antes de Navidad, el mismo ejecutivo del Consell remitió una carta a los Consejos Locales de la República. La misiva quería «dar traslado de la preocupación del Gobierno del Consell por el hecho que algunos Consejos Locales o bien los responsables de su correo electrónico están trasladando información y posicionamientos contrarios al Consell de la República». Así reclamaban que no se hiciera difusión de «posicionamientos que son contrarios al Consell de la República» y se respetara la «carta mutua de compromiso».
Por otro lado, la baja participación de los asociados en los procesos internos de reforma también han debilitado el organismo en la nueva etapa. Por ejemplo, la votación interna sobre la reestructuración institucional propuesta por el gobierno del Consell solo hizo votar el 6,53% del censo electoral, que lo integren 90.481 asociados. Pero todavía fue más exigua la votación del pasado 22 de diciembre, sobre los tres códigos nuevos de la entidad. El código general obtuvo 1.247 votos, de los cuales 1.112 afirmativos, 88 no, 45 abstenciones y dos en blanco. El Código de Consejos Locales y Estructuras Territoriales consiguió 1.200 votos (1072 afirmativos, 80 negativos, 45 abstenciones y 3 en blanco) y el Código de Mecanismos de Consultas y Participación, 1.192 (1.056 afirmativos, 86 no, 46 abstenciones y 4 en blanco).

Nueva estructura
Una vez aprobada la reforma de la entidad y su normativa de cumplimiento, ahora se tienen que elegir los miembros de las dos cámaras. Por un lado, una cámara de funciones casi técnicas, con expertos y profesionales con que cuenta la base de registrados del Consejo. Además, habrá una segunda cámara que se complementará con la Cámara de Representantes, que tiene la representación de los Consejos locales y también de las bases del Consell, que tendrá “el objetivo de deliberar y tomar decisiones sobre las acciones que el Consell tiene que hacer al conjunto de los Países Catalanes”.
Una vez constituidas ambas cámaras llegará el momento de la elección del gobierno de la entidad, donde aparece la gran pregunta: ¿Puigdemont repetirá como presidente? De hecho, buena parte de los asociados contemplan esta posibilidad, pero otros ven poco probable este paso adelante. Por un lado, por el rol asumido de líder de Junts en las negociaciones de la investidura española y, por otro lado, por la probabilidad que vuelva a ser candidato a las elecciones europeas o, quienes sabe, si en el Parlamento de Cataluña. A todo esto, hay que añadir el que fuentes del Consell bautizan como «ampliación de la red diplomática». «Habrá sorpresas», apuntan. Además de la ampliación de convenios con ayuntamientos catalanes para aceptar la identidad digital catalana.