La tensión entre Junts y ERC iba aumentando las últimas dos semanas a raíz de los pactos de los dos partidos con el PSC en diferentes ayuntamientos, pero los acuerdos de las diputaciones de Tarragona y Lleida entre republicanos y socialistas han acabado de hacer saltar por los aires la posibilidad del retorno de la unidad independentista después de los males resultados de las elecciones municipales del 28 de mayo, en qué ERC fue especialmente castigada, con una pérdida de más de 300.000 votos en un escenario de alta abstención. Ha sido este miércoles, por lo tanto, al pleno del Parlamento, donde se ha evidenciado que las reuniones, llamamientos y declaraciones para rehacer la unidad estratégica del independentismo no pasó de la retórica y en pocos días han quedado borrados incluso los gestos.

Un intento de rehacer la unidad de forma retórica
El día siguiente a las elecciones municipales, después del fracaso independentista, Juntos y ERC hicieron la misma reflexión: hay que rehacer la unidad. Empezó la gesticulación de todos los partidos soberanistas. Primero, con el secretario general de Juntos por Cataluña, Jordi Turull, ofreciendo a ERC y la CUP una lista electoral unitaria para las elecciones españolas del 23 de julio, a la vez que se iniciaba un proceso de primarias dentro de Juntos. Después hubo la comparecencia del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que propuso un «frente soberanista» para frenar la extrema derecha a las elecciones españolas. Y, en tercer lugar, Junqueras puso sobre la mesa toda una serie de acciones programáticas buenas y descartando la lista unitaria.
Aragonés se acabó reuniendo con Junts y la CUP y ambos grupos parlamentarios salieron escépticos de los encuentros, a pesar de que esperaban seguir hablando para intentar acercar posiciones. Todos se instaron a priorizar pactes independentistas en ayuntamientos, diputaciones, y arreciaron que se mantendría una presidencia del Parlamento liderada por Juntos. De hecho, los republicanos acabaron invistiendo Anna Erra como un primer paso del retorno a la unidad. Pero no ha habido jefe más.
Una tensión ‘in crescendo’ por los pactos en ayuntamientos
Todo ello duró pocos días. Los primeros reproches entre ERC y Juntos llegaron por un pacto al Ayuntamiento de Roses para desbancar los republicanos. «Cada pueblo es un mundo«, repetía el diputado de Juntos Joan Canadell a su cuenta de Twitter, en referencia a los pactos en cada municipio. Estos reproches han ido incrementándose hasta la explosión final: el pacto de ERC y socialistas a las diputaciones de Tarragona y Lleida, a pesar de que los republicanos negociaban y los junters habían negociado en el marco de una reunión en Ginebra el pasado 2 de junio participaron la secretaria general de ERC, Marta Rovira, exiliada en Ginebra y la parte de la llanura mayor de Juntos: el secretario general, Jordi Turull, el secretario de Política Municipal, David Saldoni, y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet.
Todo ello se ha trasladado a la sesión de control en el Gobierno de este miércoles por la mañana, en la cual Juntos y ERC han seguido evidenciando las discrepancias entre ellos. Albert Batet ha invitado los republicanos a repensarse los pactos de la diputación y ha vuelto a poner el dedo a la llaga en el hecho que son únicamente 33 diputados y que ha tenido que cambiar de Gobierno hasta tres veces. Incluso, el jefe de filas de Junts en el Parlamento ha insinuado una petición de convocatoria de elecciones: “Haga una profunda reflexión sobre si merece la pena aguantar esta agonía. La coherencia tiene premio a las urnas”. Aragonés ha intentado evitar la confrontación, pero le ha recordado a Batet el pacto de los junters con el PSC a la Diputación de Barcelona hace cuatro años y en varios ayuntamientos las últimas semanas.

Los pactos a las diputaciones que lo han hecho estallar todo
El pacto de ERC con el PSC a las diputaciones de Tarragona y Lleida incluyen la presidencia de los republicanos en los dos organismos supramunicipales y con la presencia de los socialistas. Además, a la Diputación de Lleida ha habido que añadir la diputada provincial del PDeCAT y, a cambio, se podría hacer el mismo pacto a Mollerussa porque su alcalde, Marc Solsona, siga liderando la capital del Pla d’Urgell.
El pacto se dio a conocer este martes entre reproches de los dos principales partidos independentistas. De hecho, los dos han intentado imponer su relato. Los junters aseguran que trasladaron el miércoles 7 de junio una propuesta a ERC para garantizar gobiernos independentistas a las Diputaciones de Lleida y Tarragona. «Esta propuesta fue formalizada la semana pasada después de la reunión en Ginebra entre representantes de los dos partidos en que se valoraron el resultado de las elecciones y los escenarios de pacto», aseguraban en un comunicado. Según los de Turull, la propuesta se basaba a pactar el gobierno y volverse las presidencias durante dos años.
De hecho, las presidencias tenían que ser cruzadas. «Cuando Junts presidiera una de las diputaciones durante dos años, ERC presidiría la otra. Y viceversa», explicaban en un comunicado. Así mismo, también denuncian que los republicanos han ido posponiendo la respuesta. Según ha podido saber El Món, cuando empezaron a saltar alarmas sobre la problemática con los republicanos, Turull contactó con Rovira, quién le dijo que no se encargaba de las negociaciones, sino que quién lo hacía era lo Lluís Salvadó, en el caso de Lleida.
La situación se complica todavía más con tensión interna a Juntos. Fuentes de Juntos en el Camp de Tarragona aseguran que se había llegado a un acuerdo con los socialistas que se basaba en la presidencia de los junters liderada para el diputado en el Parlamento y alcalde en les Borges del Camp, Quim Calatayud. El reparto de los diputados provinciales de Tarragona había quedado con los 9 diputados republicanos y el empate a 8 entre junters y socialistas. Según fuentes próximas a la negociación, el hecho que el acuerdo y la decisión final pasara a Turull y Saldoni lo retardó todo, puesto que el secretario general del partido priorizó un pacto con los republicanos, mientras que territorialmente había un preacuerdo con el PSC. De esta situación, ha quedado malestar a las filas territoriales de Juntos a Poniente y a la demarcación de Tarragona por cómo ha llevado las negociaciones el secretario general del partido.
Por su parte los republicanos acusan los junters de apropiarse de la propuesta de alternancia de las presidencias de las diputaciones. Según el comunicado de los republicanos, a Tarragona ERC proponía la presidencia para Esquerra Republicana, como bastante ganadora, y en Lleida a la inversa. «Esta propuesta recibió la negativa de Juntos, como una segunda propuesta lanzada por Esquerra Republicana para alternar dos años y dos años las presidencias de Lleida y Tarragona», explican los republicanos, que acusan Juntos de apropiarse de esta propuesta a sabiendas de que lo habían rechazado.