La decisión de ERC de pactar con el PSC la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat genera una onda expansiva que afecta a Junts per Catalunya. Se vuelven a poner de manifiesto de manera muy visible las diferencias estratégicas entre los dos grandes partidos del independentismo y deja a la formación de Carles Puigdemont en una situación en la que tendrá que tomar muchas decisiones. De momento, el primer paso es organizar el retorno del presidente en el exilio, que él mismo ha confirmado este sábado, una vez más, que se producirá cuando se haga el pleno de investidura –previsiblemente, la semana que viene– y que puede llevar a su detención. La presidenta de Junts y expresidenta del Parlamento de Cataluña, Laura Borràs (Barcelona, 1970), analiza en esta entrevista que significa para la política catalana y para su partido lo que considera un «cambio de rasante».
¿En qué situación queda el independentismo después de que uno de los dos principales partidos haya tomado la decisión, refrendada por sus bases, de investir Salvador Illa, candidato del PSC, como presidente de la Generalitat, que Junts ha considerado «la peor de las alternativas posibles»?
Los procesos internos de los partidos, cuando se hacen de manera honesta y con democracia interna, dan una decisión legítima. No tenemos otra opción que aceptar esta decisión. Lo que sí que podemos hacer es una valoración. El resultado, obviamente, pensamos que es una mala noticia para el país. Las bases han dado un sí ajustado, pero también es un sí con consecuencias. ERC lo sabía y tendrá que asumir que hay un cambio de escenario, hay un cambio de rasante. Esquerra ha cambiado de bando, ha cambiado de bloque. Ha salido voluntariamente del bloque independentista porque ha priorizado, lo dijo claramente Marta Rovira, el bloque de izquierdas. Ha priorizado un bloque ideológico, cuando nosotros pensamos que en un proceso de liberación nacional hay que priorizar el bloque nacional. Nos interesa mucho más a donde quiere llegar la gente que no de donde viene. Nuestra transversalidad es hoy más importante que nunca, porque hemos quedado como el único partido independentista con fuerza en el Parlamento y nos toca ser la punta de lanza del independentismo. ERC marca una diferencia respecto de todo aquello que hemos denominado Procés y nosotros nos mantenemos más firmes que nunca y cerramos filas alrededor del presidente Puigdemont, que es el mejor revulsivo para el país.
Si Junts piensa que ERC que ha salido del bloque independentista en cuanto a la estrategia, ¿piensan buscar la manera de que vuelva o continuar sin ellos?
En estos momentos, somos la única alternativa posible a la hegemonía del PSC. Esta es la constatación después de esta decisión. Es preocupante, porque a nosotros nos interesa el estado que queremos ser, pero sin perder la nación que somos. Seremos la única fuerza independentista que hará oposición en el Parlamento. ERC ha dicho que invisten a Illa, pero que después harán oposición. Es evidente que la oposición clara e inequívoca la haremos desde Junts per Catalunya.
¿Pero consideran que el independentismo queda tocado, más dividido que nunca?
Nosotros pensamos que es una mala decisión y nos abrimos a todos los independentistas, también a los que están fuera de Junts per Catalunya, los de fuera de Esquerra Republicana, los de dentro de Esquerra Republicana y los de la abstención. Lo que buscamos es que, ante la desunión, la rabia, el desencanto, se vuelva a pensar que hay una opción, que hay una alternativa, que es salir adelante por el bien del país por encima de los partidos. El independentismo era mayoritario el 1 de octubre y ha sido mayoritario también en el Parlamento hasta las últimas elecciones, y ha sufrido el peso de la represión, el peso de la desunión, de la prisión, del exilio. Hubo indultos, que eran un proyecto español, y ha habido amnistía, que era un proyecto catalán. Y ahora nos encontramos con una circunstancia en la cual puede haber muchos cambios, pero no cambia nuestro convencimiento que lo que más necesita este país es llegar a la independencia.
La carta que ha difundido Carles Puigdemont este sábado, y que Junts hace suya, constata que la amnistía no se está aplicando como se tendría que aplicar. Aun así, ¿mantienen que este pacto con el PSOE sí que fue positivo?
La amnistía tiene que servir para poder hacer política con libertad. Es por eso que se hizo, como proyecto catalán, porque el PSOE no la quería antes de las elecciones del 23 julio del 2023, no la quería después de las elecciones de julio y no tuvo más remedio que asumirla, ponerse delante, trabajarla e impulsarla para conseguir la investidura de Pedro Sánchez. La amnistía es una ley hecha y aprobada en un parlamento que se llama democrático, y en un estado democrático los jueces tendrían que aplicarla. Y resulta que los jueces no la quieren aplicar. Esta es la anomalía. Este es el problema del estado español. Tendremos que ver qué pasa con estos jueces que se han declarado en rebeldía.
¿Y que pasará ahora? Puigdemont da por hecho que será detenido…
Lo da por hecho, para confrontar, en el sentido de que criticamos siempre esta estructura democrática del estado y dejando claro que será, si se produce, una detención ilegal. Se saltarán una ley que se ha aprobado en su Parlamento y que sus jueces tendrían que aceptar. Se evidenciará una vez más como hace aguas la democracia en el estado español. Porque sí que amnistían a los policías. Pero no a los políticos. Es justicia es a la carta, porque no entramos en estos sus planes, porque desafiamos su proyecto político, la unidad de su estado.
¿Qué posibilidades hay de movilización con relación a esta detención a pleno agosto y sin tiempo para prepararla?
Sabíamos que el calendario era el que venía marcado por las elecciones. Es evidente que seguramente aquí han acabado influyendo todo un conjunto de cosas buscando una vez más esta desmovilización. Pero sabemos que habrá mucha gente que también mirará de apoyar al presidente.
¿Se anunciará exactamente cuando y como vuelve?
Es evidente que cuando haya una convocatoria de pleno de investidura se sabrá cuando es que el presidente tendrá que estar ahí. En el momento que haga falta, daremos indicaciones a nuestros diputados y a nuestros cargos electos, pero los detalles no los avanzaremos. El calendario es bastante claro para todo el mundo que quiera apoyar el retorno de la presidencia de la Generalitat después de siete años de exilio y sin las garantías de una ley de amnistía, porque hay unos jueces declarados en rebeldía. Actúan con

Hace un momento hablaba la desunión y del abstencionismo del independentismo…
Es evidente que en el conjunto del independentismo hay unos altísimos niveles de abstencionismo. Hay el efecto de la represión, que genera división. El 1 de octubre, con unidad, fue el movimiento más audaz que muchos hemos vivido. Cuando nos alejamos de esta unión, gana quien no quiere que consigamos nuestro objetivo.
Esto hace 7 años que se dice, pero no se encuentra la manera de romperlo.
La unidad se puede predicar, pero se tiene que practicar. Desde Junts, siempre hemos sido dispuestos a esta unidad, hemos hecho propuestas unitarias. Recordemos el ofrecimiento que hizo el presidente Puigdemont para ir a las elecciones europeas de 2019 a Oriol Junqueras. Le ofrecía el número 1 y ponerse él de 2. Era una propuesta concreta, tangible, de una unidad que hubiera potenciado todavía más el resultado, que fue espectacular. Yo misma ofrecí en el debate de TV3 por las elecciones españolas anunciar que el día siguiente a las elecciones actuaríamos como un único partido independentista en el Congreso de Diputados. Esta unidad habría permitido mostrar allí, en el corazón de la bestia, la fuerza para defender los intereses de Cataluña. Y hemos continuado haciendo propuestas de unidad estratégica.
Pero si esto no se consigue, ¿es solo culpa de uno?
Yo no hablo nunca de culpas, porque la culpa es muy grave y no la quiere nadie. Lo más fácil es decir que la culpa la tiene el otro. Yo intento hacer un análisis honesto. Y presido un partido que puedo decir que ha puesto siempre el país por delante. Porque hemos tomado decisiones que han sido objetivamente perjudiciales para la vida de un partido, como estar en un gobierno, con muchos cargos en el
¿Cree que quizás lo tenía que haber hecho?
Es que no es la cuestión. Hablo de la voluntad de hacer que el independentismo sea más fuerte y esté más unido. Por eso dejamos de mirar atrás, incluso con todas las cosas que han aparecido estas semanas, prácticas que tendrían que ser desterradas de un juego político limpio, que no solo sobrepasan límites políticos y morales, sino que afectan cuestiones humanas.
Pero, si no se encuentra la manera de que se produzca esta unidad, ¿cuál tiene que ser la solución? ¿Hay alguna posibilidad con un cambio de liderazgos? En ERC se prepara una renovación en otoño.
Es evidente que con las personas que ha habido al frente ha habido estos resultados y los resultados no son para sentirnos orgullosos como país. Cuando al otro lado te quieren vencido, es importante el hecho de tener la fuerza de compañeros de lucha y, por lo tanto, no ser rivales, sino personas que buscan los mismos objetivos, quizás desde perspectivas diferentes, pero inequívocamente el mismo objetivo. Tenemos que saber sacar provecho de todo aquello que nos une. Tenemos que tener una estrategia compartida, porque discrepo de la idea de que todas las estrategias son buenas para ir a la independencia. Hombre, ¡no! Rendirse no es una buena estrategia, someterse no es una buena estrategia, resignarse no es una buena estrategia.
¿Está diciendo que esto es el que ha hecho ERC?
Lo que yo digo es lo que hacemos desde Junts, que ni nos sometemos, ni nos resignamos. El conjunto del independentismo haría bien en reencontrar esta unidad. Cuándo hemos estado juntos hemos sido más fuertes y es cuando hemos avanzado más. No es una hipótesis, es una certeza. Y quiero hacer valer, por ejemplo, que incluso ahora, en estos momentos de marasmo y de desunión, en el Parlamento de Cataluña se ha demostrado que cuando los independentistas nos ponemos de acuerdo, ganamos. Por eso tenemos una Mesa con mayoría independentista y un presidente de la cámara independentista en un momento en el que hay un Parlamento de mayoría unionista.
Pero, en la propuesta de alianza para hacer que la candidatura a la presidencia de la Generalitat fuera de Carles Puigdemont, no salían los números. El PSC en ningún caso pensaba abstenerse.
De manera lógica, no en operaciones contra natura, sino con la lógica nacional, porque estábamos en el Parlamento de Cataluña, la suma de votos independentistas era la más poderosa, aunque no suficiente para una investidura. ¿Qué teníamos al otro lado? Un bloque como el del gobierno español, PSC y Comunes, tampoco era suficiente. Por lo tanto, se tenía que romper la lógica de bloques nacionales para ir a buscar una lógica de bloques ideológicos. En el mejor de los mundos posibles, no digo que esto no pudiera ser un escenario. Pero en un escenario de lucha por la liberación nacional, que es en el que estamos en Cataluña, romper esta lógica de bloques nacionales para entrar en una lógica ideológica no ayuda a conseguir el objetivo. Y ahora veremos un partido independentista haciendo presidente al candidato más españolista que se puede imaginar, que recordemos que quería aplicar el 155 antes de que se aplicara el 155 y que se ha manifestado con Sociedad Civil Catalana. De aquí a cuatro años podemos tener una Generalitat más española, una nación más diluida y un país más sometido
ERC defiende el pacto como para conseguir estructuras de estado con reformas legales que permitan al país estar más preparado por la soberanía.
Las credenciales del PSOE ya sabemos las que son, no cumplen ni los presupuestos generales del Estado. Pero, leyendo el acuerdo, lo único que nos da como concreción es que el presidente de la Generalitat será Salvador Illa. El pacto es una declaración de intenciones y para hacer aquello que dice que se tiene que cumplir se requieren más grupos de los que firman. Y ya hemos oído voces de estos otros grupos que dicen que no cuenten con ellos, por ejemplo, Compromís. Es extraño que intentes dar por bueno un acuerdo para el cual necesitas firmas que no tienes.
En el caso de la amnistía, también se trabajaba contando con el voto favorable de otros partidos…
En el caso de la amnistía, se estaba trabajando por una ley que intentara resarcir de todo el mal que la persecución judicial española ha hecho al conjunto del independentismo.
Sí, pero también requería la misma aritmética.
Pero ahora estamos hablando de unas modificaciones de una mezcla de leyes. No queda claro si estamos dentro del principio de ordinalidad, si quedaríamos dentro de la LOFCA o fuera. Hay tres leyes que tienen que ver con la modificación del sistema fiscal y de financiación de las comunidades autónomas. Pero es que lo más importante es lo que representa que votos independentistas ubiquen alguien tan españolista como Salvador Illa en la presidencia de la Generalitat. Es curioso que en la pregunta no aparece el nombre del candidato socialista.
Un consejero nacional de ERC, partidario del ‘no’, la impugnó por esta razón, a pesar de que se mantuvo como estaba.
Es que el nombre del candidato socialista es relevante en este caso. Salvador Illa era partidario del 155, se oponía a la amnistía y ya se vio el respeto que tenía por la lengua en la campaña electoral. Pero es que, como ministro de Sanidad, lo primero que hizo fue recentralizar las competencias de salud durante la pandemia. Estas son las credenciales de quien será presidente de la Generalitat. Y habrá un escenario surrealista en el que negociarán bilateralmente Salvador Illa y Pedro Sánchez para aplicar el acuerdo que han firmado con ERC. Kafka habría imaginado escenarios que no serían tan surrealistas.
Lo que pasa es que, de los 18 escaños que perdieron entre Esquerra y la CUP el 12 de mayo, Junts solo repescó 3. El resto Junts no consigue arrastrarlos.
Es a la abstención, y nos preocupa y nos ocupa, naturalmente. Estamos haciendo rondas para hablar con abstencionistas, saber qué piensan, para que se puedan sentir escuchados. Porque, cuando los partidos independentistas no hacen propuestas independentistas, es normal que los independentistas piensen que no hay que votarlos.
Pero si ustedes consideran que Junts sí que han hecho propuestas independentistas, ¿por qué tampoco atraen estos descontentos?
Nosotros acumulamos la máxima fuerza independentista, este es el hecho. Pero queremos más, naturalmente. Por eso estamos trabajando para dirigirnos a los abstencionistas independentistas. Pero es indudable que el Estado ha hecho el trabajo, con la pata judicial, la policial, la política y la mediática. Con lawfare y vulneración de derechos, que ahora lo descubren algunos partidos españoles. Todo esto tiene consecuencias, con desaliento. Ahora estamos a las puertas de un debate de investidura de un presidente españolista en la Generalitat con votos de un partido independentista, y quizás con el presidente de la Generalitat en el exilio, que volverá, detenido. La pregunta es ¿qué hará el señor Illa si el presidente de la Generalitat en el exilio es encarcelado porque la amnistía que su partido ha impulsado y votado no se le aplica?

También ha quedado encallado otro aspecto del pacto de Juntos con el PSOE, el del catalán en la Unión Europea…
Bien, hay mucho trabajo hecho y es un trabajo que es muy invisible. Tiene que ver con muchos equilibrios y es evidente que quizás se consideró que se verían los resultados de una manera más rápida. El otro día fui a apoyar a nuestro eurodiputado, Toni Comín, y en el vestíbulo del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, había un letrero que decía ‘Democracia en acción’, y estaba en lengua catalana. No sé si esto es una buena noticia que veremos que fructifica los próximos meses. Pero el trabajo está, no se puede ningunear. Se han hecho unos avances que nunca se habían producido y, evidentemente, aquí se necesita trabajo del Estado español, pero intervienen también otros estados de la Unión Europea que tienen situaciones lingüísticas en sus propios países que los hacen dudar. Pero el trabajo no se ha abandonado, el objetivo continúa vigente.
Pero teniendo en cuenta la falta de resultados tangibles y a la vez la mala aplicación de la amnistía que usted misma lamenta, ¿están decepcionados de los resultados del pacto con el PSOE?
Nosotros hemos trabajado para que la ley se haga y se apruebe, y esto es el que ha pasado. Ahora entramos en la fase en la que los jueces tendremos que ver si se declaran en rebeldía, que minaría de una manera muy importante las bases del sistema democrático de un país. Y esto está pasando y se está viendo, y la Unión Europea, la Comisión Europea, varios órganos europeos ya se han manifestado sobre esta cuestión. Tendremos que ver qué consecuencias tiene.
Juntos negoció en Madrid a raíz del 23-J, después de años con ERC diciendo que los dejaban solos en esta vía. Vistos los efectos, ¿han llegado a la conclusión que con España no se puede pactar?
Yo, a título personal, hace tiempo que he llegado a esta conclusión. Nosotros nunca hemos rechazado la negociación. Pero no somos aliados a Pedro Sánchez. Apretamos a Pedro Sánchez. Nosotros utilizamos la fuerza democrática que nos dan los votos para conseguir el máximo resultado posible en beneficio de Cataluña y de los intereses de Cataluña. Porque nuestro interés con relación en el Estado español es salir de él. Lo que nosotros planteamos cuando negociamos es llevar un partido como el PSOE a aprobar una amnistía que no quería en menos de un año. Por lo tanto, no hacían falta dos investiduras, había suficiente con una, la de Pedro Sánchez, para apretar. No había que investir Salvador Illa. Se podía preservar lo que representa la institución de la Generalitat de Cataluña, que es muy importante en términos de país, porque es una institución que se remonta al siglo XIV y es el máximo órgano de gobierno que tenemos.
¿Considera que la plantilla del pacto para investir Pedro Sánchez, en el que ustedes participaron, no servía ahora para la Generalitat?
¡Obviamente! Si se pueden plantear demandas en una legislatura que ya se ha producido, con unos votos que ya se han dado y que se pueden utilizar, ¿por qué hace hay que dar la presidencia de la Generalitat de Cataluña?
Pero, una vez investida Pedro Sánchez, ¿qué fuerza les queda?
Nosotros les apretamos en cada votación. Y se ha visto en estas últimas semanas. Quieren hacer una serie de cosas y necesitan nuestros votos. Si no tienen nuestros votos, no hacen estas cosas que quieren hacer. Ahora ha venido Pedro Sánchez, se ha reunido con sus aliados. No nos cuenta entre ellos, nosotros no somos sus aliados. Poner en las manos del PSOE la Generalitat de Cataluña, desde una perspectiva independentista, es una cosa que cuesta de digerir.
Si se lleva a votación una eventual de la LOFCA, supuestamente para salir del régimen común, ¿Jutos qué votará? El otro día ERC lanzó esta pregunta.
Esto es hablar ya no de cuatro pantallas más allá, sino de 400. Porque, en el mismo acuerdo, el alcance temporal que se marca es el primer semestre del 2025. Estamos yendo a un año vista, yendo de prisa. Y si es un gran acuerdo, ¿como es que había caras largas el día que lo presentaron? ¿Cómo es que duró las horas que duró la ejecutiva de ERC?
Hemos hablado de la amnistía en cuanto a Puigdemont, pero su nombre también salía cuando se hablaba de la negociación de la ley. ¿Prevé hacer algún paso con la amnistía respecto de su situación judicial?
Yo continúo luchando para encontrar un tribunal que diga la verdad, que es que no hay causa, y, por lo tanto, ni indulto, ni amnistía. Cuando las causas se construyen, cuando las causas acaban teniendo sentencias surrealistas, con vulneración de derechos desde el comienzo, con investigaciones prospectivas, lo que hace falta es una absolución. Y esto llegará. En alguna instancia, esto pasará, esté en el Estado español o fuera. Porque yo todavía estoy con una sentencia que no es firme, también está encallada la sentencia del recurso, que no llega, porque hasta que no llegue no puedo ir a Europa. Por lo tanto, no he dado ninguna instrucción a mis abogados para que intenten pedir la amnistía.
Antes ha mencionado que fue a Estrasburgo a apoyar al eurodiputado de Junts, Toni Comín, al cual todavía no le han dado acceso al escaño. Mientras tanto, pero, el Consejo de la República está en conflicto interno porque entidades que trabajan con él y los que fueron síndicos electorales del Consejo han presentado cartas de queja respecto a la gestión de Toni Comín.
Yo lo que hice el otro día fue acompañar a un eurodiputado que ha sido votado y que el Parlamento Europeo no le reconoce su acta de diputado. Del Consejo de la República prefiero que hablen sus miembros, por el respeto que tengo a la entidad. El Consejo ha dado las instrucciones sobre cómo actuará y, por lo tanto, tenemos que esperar cuáles son las actuaciones que han llevado a cabo…
¿Pero no le preocupa esta situación que afecta su eurodiputado?
Como presidenta de Juntas prefiero no hablar sobre entidades que respeto y que aprecio. Espero que hagan este proceso que ya han anunciado y, por lo tanto, no me manifiesto sobre procesos internos del Consejo de la República.