Los tres principales partidos independentistas se encuentran en revisión. Por un lado, la CUP hace más de un año que se encuentra dentro del Proceso de Garbí; ERC afronta un durísimo y dividido congreso el próximo 30 de noviembre y Junts per Catalunya también celebrará un cónclave a finales de octubre, coincidiendo con el cumpleaños de la declaración de independencia, para «convertirse en un partido solvente». Una idea que dejan entrever los responsables de la organización del congreso que, además de entronizar formalmente Carles Puigdemont como líder del partido, quiere «asear ideológicamente, estructuralmente, territorialmente y políticamente» una formación nacida a raíz de un hiperliderazgo y en plena convulsión por los efectos de la represión a raíz del Primero de Octubre. De momento, la formación ha aprobado este viernes el reglamento y los ponentes de los documentos que tienen que alimentar el congreso.
«Queremos ser un partido que trabaje con la lógica independentista, y ser el partido puesto primero de octubre y preindependencia», detallan las mismas fuentes en conversación con El Món. Una formación que ideológicamente «se menee entre la socialdemocracia y el socioliberalismo, que incluso se puedan pactar las discrepancias entre las corrientes internas como hacen los partidos británicos». Un paseo triunfal y de aquí a dos años hacer un nuevo congreso para cambiar o relevar liderazgos, sin descartar la opción que Puigdemont nunca sea amnistiado y no pueda volver a Cataluña. Estas fuentes apuestan por una renovación de cargos pasado este tiempo que se dan de margen, con la intención de preparar el terreno para dar a liderazgos jóvenes que den un nuevo impulso a la formación.
El cónclave del próximo octubre en Calella quiere construir una estructura de partido que tenga respuesta para todo y dónde incluso que se pueda pactar la discrepancia entre las diferentes corrientes que conviven dentro de la formación, que en el pasado han generado más de un quebradero de cabeza. Por ahora, el que es importante es presentar una lista unitaria, que el congreso sea un paseo triunfal, sin ruidos internos, y que girondins, rullistas y turullistas, sanchistas y los sectores más izquierdistas acuerden una ejecutiva unitaria. «Un congreso plácido, sin disidencia y con una única lista», afirman, con la intención de poner orden, fortalecer la estructura territorial y construir de ideología la formación. Para conseguirlo, las fuentes consultadas ven imprescindible que la formación cuente con una fundación que «llena de ideas y contenido el partido». «Que sea un partido reconocible», resumen, y que tenga una posición trabajada en todos los ámbitos que afectan el país.

Fortificar la estructura territorial: un «partido franquicia»
Las ponencias organizativas irán dirigidas a fortificar la estructura territorial del partido teniendo presente que el primer embate que contemplan son las elecciones municipales -sin descartar del todo unas elecciones españolas anticipadas- para poder recuperar poder territorial a través de más regidores, más alcaldías y más opciones a dirigir las diputaciones de Lleida, Barcelona y Tarragona, ahora en manos del acuerdo entre socialistas y republicanos, así como mantener la de Girona. Por eso, quieren dedicar recursos y sobre todo, fomentar la idea del «partido franquicia local». Es decir, que la formación se pueda modular según el municipio y las casuísticas de cada territorio.
El futuro de Laura Borràs: ¿la presidencia del Consejo Nacional?
Además, las fuentes consultadas dan por hecho que Jordi Turull repetirá como secretario general y Carles Puigdemont volverá a ocupar la presidencia del partido. Un espacio hasta ahora ocupado por Laura Borràs, que podría ocupar la presidencia del Consejo Nacional, que queda vacante por la renuncia de Josep Rull a presentarse a la reelección para centrarse en su función de presidente del Parlamento. El tándem Puigdemont-Turull forzaría la formación a escoger una mujer como secretaria de organización. En este sentido, las fuentes apuntan que tiene que ser una mujer acostumbrada a remover las cerezas y cortar el bacalao, pero sin que desprenda mala leche. «Hay gente en Junts capacitada para hacerlo», afirman las fuentes que evitan dar un nombre.
La organización también se construirá con la voluntad de afianzar dos frentes que los estrategas de la formación consideran imprescindibles: el frente de Madrid, con un grupo parlamentario potente y desacompljado, y el grupo de Junts en el Parlamento de Cataluña, que tiene que ser la base de la lucha institucional como oposición al gobierno del presidente Salvador Illa. El objetivo que se marcan en este sentido es ambicioso. Quieren conseguir un grupo parlamentario de 50 diputados en la cámara catalana -ahora tienen 35- y un mínimo de 10 diputados a Madrid.

Aprovechar un escenario proclive para fortalecerse
De hecho, los estrategas juntaires consideran que el actual escenario es proclive a su crecimiento y a robustecer su mensaje independentista. Así, interpretan que el acuerdo de investidura de ERC con el PSC les deja un margen inmenso para ejercer con comodidad de primer partido de la oposición y erigirse en una clara alternativa a Salvador Illa. De aquí la importancia a mantener un grupo parlamentario cohesionado, preparado y aseado. «Lo conseguiremos», aseguran las fuentes consultadas, que admiten que esta ya será la tercera oportunidad que tiene el partido para dar forma a una propuesta con cara y ojos y confían que, como dice el dicho, la tercera será la buena.
Evidentemente, la situación cambia si Puigdemont puede volver o no en Cataluña en el transcurso del que resto de legislatura, en que ejercería de jefe de la oposición, todo y sus recelos por el mantra que alguien que ha sido presidente no puede ser después en jefe de la oposición en el Parlamento. De hecho, el presidente al exilio siempre ha defendido en público que si no era presidente de la Generalitat «no calentaría la silla» como jefe de la oposición. Aun así, esta idea se ha descafeinado cuando se le ha recordado que, hasta ahora, era un presidente que ocupaba el cargo de eurodiputado. «¿No puede ser diputado en el Parlamento y sí eurodiputado con escasa incidencia en la cámara europea?», le espetaban socráticamente sus colaboradores más próximos.
El tour de Puigdemont
De hecho, el retorno de Puigdemont también sería artillería pesada en el objetivo de conseguir la capilaridad territorial de los juntaires dando por sentado que el presidente al exilio haría un tour por toda Cataluña con el ánimo de recuperar el pulso y alimentar la estructura territorial de Junts. «Se podría pasar tranquilamente dos años recorriendo los 948 municipios que tiene Cataluña», señalan las fuentes consultadas, que remarcan que su retorno para el debate de investidura consiguió animar el independentismo. «Todavía somos aquí», recordó Puigdemont aquel día, y el objetivo de su formación es aprovechar la situación actual y la figura del expresidente para dar forma a un partido con cara y ojos que sea capaz de ser