Ya es oficial. La ejecutiva de Esquerra Republicana ha ratificado este lunes al atardecer en una reunión ordinaria la fecha del congreso nacional del partido, que se celebrará el 30 de noviembre. La dirección de la formación, pues, sigue la directriz marcada por la Comisión de Garantías de los republicanos, que esta mañana ha considerado “plenamente vigentes y válidos” los acuerdos para el calendario que se fijaron el mes de junio del año pasado. Todo y la pugna interna en que se encuentra el partido, con una guerra abierta entre roviristas -algunos de los cuales se han organizado con una candidatura interna alternativa– y junqueristas, la ejecutiva republicana considera que “no hay motivos de oportunidad política” para avanzar el congreso del partido.

De hecho, en caso de que la cúpula de ERC hubiera considerado que había que acortar plazos y celebrar el congreso antes del previsto, el adelanto «solo podría ser de tres semanas» para cumplir con los plazos de la convocatoria, motivo por el cual también se celebraría durante el mes de noviembre. Teniendo en cuenta esta aritmética, pues, la directiva ha optado para ratificar el 30 de noviembre como el pistoletazo de salida para el congreso del partido, todo y las peticiones de la en torno a Oriol Junqueras -que aspira a revalidar su cargo de presidente del partido- de avanzarlo. Así pues, a finales de noviembre los republicanos se encontrarán para reformular la dirección del partido y trazar la hoja de ruta de los próximos años en medio de una disputa interna que se ha acentuado desde el batacazo electoral del 12 de mayo.

Oriol Junqueras en un acto multitudinario/Marc Puig
Oriol Junqueras en un acto multitudinario/Marc Puig

Una semana caliente

La última semana de noviembre será una semana para la política catalana, pero también para la española. Mientras los republicanos se verán las caras para decidir el rumbo de la formación en los próximos años y para decidir quién será el encargado de ponerse al frente del partido, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, también hará frente a las críticas de los barones socialistas en su congreso interno. Unas críticas que nacen, precisamente, de un acuerdo con ERC que ha permitido investir Salvador Isla a cambio de un nuevo modelo de financiación para Cataluña.

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