Cierta satisfacción, con una cerrada ovación y un recuerdo para el pueblo palestino. Esta es la sensación que se ha desprendido de la asamblea que la CUP ha celebrado este sábado en Girona. Un cónclave que se ha definido como el punto de partida del Proceso de Garbí, un debate interno que los cupaires han abierto después de las sacudidas electorales y de concluir que los movimientos políticos que ponían en entredicho el régimen del 78 han levantado la bandera blanca. La CUP se ha puesto en debate en una asamblea con casi 700 inscritos que divididos en tres salas y un plenario han debatido sobre el guion de un documento de 27 páginas que, sin ahorrar autocrítica, planteaba unas veinte preguntas para reformular la formación.

Los tiempos han cambiado, también para la CUP los debates han estado tranquilos, pero una cosa no ha cambiado, la pasión por el micrófono de algunos militantes. De hecho, una de las cuestiones de orden del congreso ha estado como distribuir el tiempo de las intervenciones. Los mensajes finales, en un acto político de resumen de la jornada,“dirigida a exaltar la «unidad popular” para reconducir la CUP hacia ser una “alternativa”, con la intención de clarificar el mensaje hacia el “pueblo trabajador”.

El cónclave se ha cerrado con un acto político con el alcalde de Girona, Lluc Salellas; la portavoz del Secretariado Nacional, Laure Vega, los portavoces del Grupo Motor, Non Casadevall y Maria Gordillo. Entre el público, veteranos de la militancia cupaire, alcaldes históricos como Ignasi Sabater, exdiputados como Mireia Vehí, Benet Salellas, Vidal Aragonès, Albert Botran, David Fernández, o Pau Juvillà y casi la totalidad de diputados actuales, así como los miembros de las estructuras internas de la organización. Y un mensaje general de ruego a la militancia para que propaguen y animen el debate de hoy por todo el país con el objetivo de reformular el partido el junio de 2024.

Una imagen en profundidad del plenario de la asamblea de la CUP en el marco del Proceso de Garbí/CUP
Una imagen en profundidad del plenario de la asamblea de la CUP en el marco del Proceso de Garbí/CUP

No renunciar a nada y aprovechar la “inteligencia colectiva”

Lluc Salellas, alcalde de Girona, ha sido el encargado de abrir el acto político en una defensa cerrada que la unidad popular trabaje “desde la calle y a las instituciones”. En este sentido, ha puesto como ejemplo la ciudad de la cual es alcalde. “Prefiero que Girona la gobierne la Unidad Popular que no otra fuerza, no podemos renunciar nada, ni en la calle ni a las instituciones”. La portavoz del secretariado nacional, Laure Vega, ha espoleado la militancia a “construir la unidad popular” y a convertir la CUP en la “pesadilla” de las “cincuenta dinastías” que han dominado el país.

Los discursos finales han servido para autofelicitarse del éxito de la convocatoria y la respuesta de la militancia ante el peligro de convocar un acto de estas características un sábado, 16 de diciembre, en Girona y a una temperatura matinal de bajo cero. Así, los portavoces del Grup Motor, han pedido “aterrizar” el debate de este sábado a las asambleas territoriales a pesar de que han pedido “ser más y mejores” para “construir la mejor estrategia para ganar” sin ahorrar “autocrítica”. Así han reclamado “socializar los debates” y activar la militancia para evangelizar y extender el debate entre los movimientos populares, pero eso sí, han exigido “parar la oreja a la inteligencia popular y a la inteligencia colectiva”.

La CUP ha abierto un ciclo pensado a dejar de lamerse las heridas y superar el riesgo de caer en la minimización política. Este ha sido uno de los puntos fuertes del debate, como trasladar los objetivos de la izquierda independentista a las clases populares. Una barrera con que electoralmente se han estampado en las dos últimas contiendas electorales. Los debates han servido para evidenciar que la CUP tiene que equilibrar la dicotomía de tener un pie en la calle y otro a las instituciones. Un eterno debate que se ha vuelto a vivir, de manera muy pacífica y aseada, sobre, por ejemplo, la exigencia de espacios de ruptura que busca la militancia y la disposición del grupo parlamentario a negociar unos presupuestos. Una lectura compartida y crítica del Primero de Octubre y, una nueva estructura interna de la organización para adaptarla a los tiempos políticos y comunicativos actuales. Este sábado no se votaba nada y esto se ha notado en el desarrollo de la asamblea. Ahora, en terminología de la CUP y recordando el eslogan de la campaña cupaire del 1-O, «empieza el mambo».

Una imagen del plenario de la asamblea de la CUP de este sábado a Girona en el marco del Proceso de Garbí/CUP
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