La secretaria general de ERC, Elisenda Alamany, ha sido la predecesora de Oriol Junqueras, en la ceremonia de clausura del 30º Congreso de ERC, que se ha celebrado este fin de semana en Martorell. Un cónclave más previsible y que solo ha tenido una atracción interesante, el resultado de la Comisión de la Verdad, que ha hecho saltar como un resorte a buena parte del partido, que estaba implicada en la truculenta trama B de la formación.

De hecho, si el congreso hubiera sido un parque de atracciones, «el informe de la verdad» fue poco más que el tren de la bruja. Todo el mundo sabía qué diría y a quién señalaría, aunque tuvo la delicadeza de no involucrar directamente al presidente Pere Aragonès, con los responsables de la dirección de ERC con los «mariachis» y los «carteles del Alzheimer». Pero lejos de ser un parque de atracciones, el Congreso ha sido una misa concelebrada del junquerismo, donde se ha aprobado todo por una abrumadora mayoría y con la incomparecencia del rival.

De ahí que Alamany, que ha podido hacer un discurso dirigido hacia adentro, dirigido a una militancia que no ha demostrado mucho entusiasmo en el congreso, quizás por la situación política general y quizás también, por un proceso congresual más largo que un día sin pan. En todo caso, Alamany ha instado a ERC a ser un partido que no se quede en 2017, pero que tampoco se resigne a ser una comunidad autónoma. «Alternativa», ha sido el concepto utilizado. Y sobre todo, definirse como los «insobornables, los que pican piedra». La número dos de ERC ha enfatizado que «el país no está lo suficientemente preparado para dar el salto definitivo».

Elisenda Alamany saluda als militants des de la tribunal del Congrés/Marc Puig
Elisenda Alamany saluda a los militantes desde la tribuna del Congreso/Marc Puig

«Entender el país» a pesar de estar «solos»

«Ni pasar página ni hacer ver que estamos en 2017», ha insistido Alamany en su discurso. Por eso ha pedido «entender el país». Un concepto que según la número dos, significa «escuchar bien y escucharlo no para dar respuestas al mundo que tenemos delante que quizás no nos gusta». «Haríamos un flaco servicio si nos contentáramos con respuestas que nos satisfacen, pero que son inútiles ante un mundo que ya no existe», ha añadido. «Este es nuestro camino», ha concluido.

Alamany ha instado a la militancia a valorar la formación y «el esfuerzo» que ha hecho en los últimos años. «Estoy convencida de que seremos capaces de abrir un nuevo camino colectivo de esperanza porque la frustración y el malestar de nuestro país no ha nacido para ser conducido por canto de sirena ni gestionado», ha opinado. En este marco, pero ha advertido, que el «camino sería largo, difícil y empinado. Incluso, ha interpretado que ha sido «más largo, más difícil y más empinado de lo que pensábamos porque lo hemos tenido que hacer solos«.

«Porque cuando había represión, cuando había derechos políticos, como nos dijo el país, teníamos que hacer lo que hablábamos, estábamos solos, como solos hemos estado también reforzando el concierto económico», ha reprochado. «Estábamos solos, pero convencidos de que era la vía para abrir el camino», ha aducido para alabar que la formación es «independentista» y «nos lo tomamos en serio». «Y como nos lo tomamos en serio, es hora de decir también que el país no está preparado para dar el salto definitivo», ha advertido. «Al contrario, sabemos que estamos en un momento de debilidad porque el país está sufriendo un retroceso nacional en muchos ámbitos», ha argumentado. Una denuncia que no ha ocultado de la misma manera que ERC fueron «los primeros en decir que esto no sería como imaginábamos». Por eso, ha pedido al país «dejar de lamerse las heridas».

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