Maria Vergés es síndica de Arán y secretaria general de Unidad de Arán, partido aranés vinculado al PSC. El próximo 28 de mayo, más allá de elecciones municipales, también habrá elecciones al Conselh Generáis de Arán en las cuales Vergés se presenta por primera vez como cabeza de lista. El 29 de octubre del 2020 logró el liderazgo aranés después de que su predecesor, Francesc Boya, ocupara la secretaría general para el Reto Demográfico del gobierno español. Anteriormente, ya había sido directora de Cultura y Política Lingüística durante el mandato de Boya, entre el 2007 y el 2011.
Lo Conselh Generáis de Arán es el órgano autónomo del Valle de Arán y se constituyó oficialmente después de las elecciones del 1991. Su Parlamento cuenta con 13 consejeros escogidos democráticamente. Hasta ahora, el poder se lo han repartido entre Unidad de Arán y Convergència Democrática Aranesa. Actualmente, el primero tiene 9 consejeros, mientras que el segundo, cuatro. Se trata de la segunda legislatura en que Unidad de Arán gobierna.
¿Qué valoración hace de este mandato?
Ha sido una legislatura muy compleja. No hacía ni seis meses que había empezado, que ya iniciamos con las semanas previas a la pandemia. Nosotros tenemos la competencia de sanidad y atención social transferida y ya empezó a haber una alerta interna. Hasta finales del 2021, los esfuerzos han ido dedicados a todo este aspecto. Primero en el ámbito sanitario y social, y después en el económico. Cuando uno se presenta a unas elecciones tiene un programa en el jefe y unas ideas y el que hemos aprendido estos años es que todo es muy incierto. No hay nada seguro y la clave está en saberse adaptar, reaccionar y gestionar la incertidumbre.
¿Ha faltado tiempo para impulsar los proyectos que le hubiera gustado emprender?
Totalmente. En los últimos meses y año hemos podido impulsar cuestiones que ya teníamos en cartera y otros que hemos ido trabajando. Una legislatura de cuatro años ya es corta de por sí -aunque haya gente que piense que es mucho-, sobre todo teniendo en cuenta los niveles de burocratización de la administración. Una legislatura como esta ha estado corta de forma efectiva, pero intensa.

¿Con la Covid-19 cuál fue la relación entre el gobierno de la Generalitat y el Conselh Generáis de Arán?
Fue complicado porque la situación lo era. Nadie tenía un manual de instrucciones de como gestionar esto. El hecho de tener la competencia traspasada nos dejó durante un tiempo en una especie de espacio paralelo. También nos ayudó en la hora de tener capacidad de decisión, como por ejemplo buscar material. Fue una relación basada en la dificultad del momento. Es cierto que hubo momentos de complejidad y de tensión, pero no lo digo como un reproche. Además, hubo un momento en el cual la situación epidemiológica del Arán y Cataluña estaban muy diferenciadas. Nosotros subíamos y Cataluña bajaba. Esto hacía que las decisiones que se tomaban desde la Generalitat nos podían perjudicar.
¿Habrían querido más libertad de decisión?
No. Es uno de los casos que te demuestra que ir solo no sirve de mucho. Era una situación global y mundial. También es verdad que esto nos ha permitido empezar a trabajar para reajustar nuestro sistema sanitario, para poder reaccionar a una situación como esta. Nuestro sistema permite tener mucha cura del detalle, pero dudo que tener más libertad de decisión en un momento como este hubiera ayudado en algo.
Durante estos cuatro años de mandato, ¿cuáles han sido los proyectos que más ilusión le han hecho y que han impulsado?
En el ámbito sanitario ha estado vital el anuncio de la ampliación del hospital acordado con el gobierno de la Generalitat. Es un hospital que tiene casi cuarenta años y necesita ponerse al día. También la adaptación de nuestro modelo a la atención a la persona con el apoyo de la Generalitat. Después de la Covid es una cuestión que está mucho sobre la mesa. Pasamos de centrarnos en el servicio a las necesidades de las personas. Será un antes y un después.
También hay el ámbito del desarrollo territorial, que incluye el equilibrio, el medio ambiente, el social y el económico. Uno de los elementos también es la gestión forestal, que nos tiene que permitir esta transición energética con la biomasa y prever los efectos del cambio climático como son los incendios de sexta generación. Trabajamos con una gestión sostenible del fuego. En cuanto a la innovación, hemos podido poner en marcha un hub de innovación rural que se está replicando al resto del Estado de la mano del ministerio de Transición Ecológica. Esto también nos permite retener el talento joven que marcha a estudiar fuera y no vuelve.
Me ha mencionado la gestión forestal. ¿Cree que durante los últimos años ha faltado una planificación de los bosques?
En el caso del Arán, hasta los años 60 era un territorio que dependía sobre todo de la economía rural. Entonces, los bosques eran gestionados porque se aprovechaba el máximo de terreno posible para pasto o cultivo. El paso al sector terciario [servicios] provocó un abandono de esto y, desde entonces, no se ha intervenido de forma intensa. Se ha intervenido en momentos puntuales, como por ejemplo proyectos de ordenación o talas sanitarias. También se creó la idea que talar los árboles era doliendo y ahora nos damos cuenta de que la inversión en prevención es mucho más económica que cuando se tiene que reaccionar. El que intentamos es recuperar este conocimiento de cómo se gestionaba el territorio, y con la tecnología y los nuevos instrumentos, miramos de plantear como recuperar todo esto. Ahora los fuegos son más violentos y rápidos, sobre todo a los lugares donde no hay un mosaico paisajístico.
Por otro lado, una de las particularidades que tenemos es que los bosques del Arán son 100% públicos. Propiedades de los pueblos. Con algunos de ellos hemos hecho un convenio para acordar como hacer esta gestión. Esta particularidad evita encontrarnos con la traba que haya propietarios privados de los bosques que no tienen suficientes recursos o herramientas para gestionarlos. Este verano se prevé muy complicado y la AEMET ya dijo que el pasado verano será lo más frío de los próximos 50 años. Estamos sufriendo temperaturas de 24 grados en marzo… Los que se adapten sobrevivirán.
¿El hecho de que sean públicos facilita la gestión de estos bosques?
Tal como está diseñada la normativa y la administración, creo que lo facilita. Responde a la voluntad de preparar el futuro, que ya es presente. Los territorios de montaña como el nuestro necesitamos crear recursos propios, transitar energéticamente y también es muy importante lo que aportamos a los territorios urbanos, como recursos de agua o la descarbonización.
¿Cuál ha sido la relación entre el gobierno de la Generalitat y el suyo durante los últimos cuatro años? ¿Cree que Cataluña sufre de centralismo barcelonés?
Creo que si le preguntas a alguien de Lleida también dirá que sí. Estamos en un país centralista. Es evidente. La relación con el actual ejecutivo es correcto. Ha mejorado el tono.

¿Ha mejorado respecto a los anteriores?
Sí. Es verdad también que hay una cuestión de fondo y es que tampoco ha hecho los deberes de explicarse o hacer pedagogía de lo que es el Arán. Esto se nota con los diferentes gobiernos que pasan por la Generalitat. Nuestro reto es hacernos entender y ser pedagógicos, pero también poder desarrollar nuestra autonomía y autogobierno, puesto que es la única garantía de poder gestionar y decidir aquello que nos afecta. Tenemos una historia, una lengua y una voluntad de ser a lo largo de los siglos.
¿Le falta capacidad de decisión a su autogobierno? ¿Más competencias?
Totalmente. Nuestro ámbito especial viene definido por la ley del Régimen Especial aprobada el 1990 y remodelada el 2015. La ley nos da ámbito competencial en sanidad, atención social, lengua, cultura, medio ambiente, urbanismo, turismo, promoción económica… De todo esto se ha desarrollado un 30%, sobre todo en el ámbito sanitario, que es aproximadamente un 50% del presupuesto del Conselh.
¿Y por qué no se ha desarrollado suficiente?
Quizás el Arán no ha tenido esta reflexión de decir hacia donde queremos ir. En el fondo sí que es cierto que compartamos la idea de la autonomía política. Todo esto también tiene que tener la complicidad de la otra banda y esto no siempre ha estado así. Por eso hablaba del tema pedagógico. Para nosotros hay la cuestión esencial del respeto y la lealtad institucional que mantenemos y queremos mantener con todos los gobiernos de la Generalitat. El hecho que haya autonomía política nos permite gestionar la proximidad.
¿Les falta financiación?
Es evidente. Este 2023 caduca el acuerdo de financiación que se hace firmar el 2019. Es verdad que ha habido discrepancias en su aplicación con el gobierno de la Generalitat, pero ha mejorado los recursos que tiene el Conselh. Ya estamos empezando a trabajar en la negociación del próximo acuerdo.
¿Están en conversaciones?
Sí. Para nosotros tiene que tener dos o tres pilares básicos. El primero es consolidar el autogobierno. Esto quiere decir que se mejoren y se actualicen los traspasos. Que vayan viniendo los traspasos que la ley nos permite. También hay de haber la capacidad de decisión. Si solo recibes financiación para gestionar los traspasos, lo que estaríamos haciendo es de gestor de la Generalitat. Hay de haber un ámbito de políticas propias, en el cual el Conselh tiene que tener la capacidad de decidir donde queremos invertir y como hacerlo. Por otro lado, el Arán tampoco quiere ser el
¿Ve voluntad de mejorar todos estos aspectos a la otra banda?
De momento, sí. Aun así, sí que es verdad que cuando se ponen los números sobre la mesa es cuando empieza el baile y la discusión. Esto es lógico y saludable y somos conscientes que no todo puede llegar de hoy por mañana. A nadie se le escapa que Cataluña también lo hace respecto al Estado. Sin recursos es muy difícil gestionar el territorio.
¿Uno de los grandes problemas del Arán es la despoblación?
No exactamente. El sistema socioeconómico del Arán ha permitido que se mantenga. El Arán ha podido mantener la población e incluso ha ido creciendo poco a poco. Uno de los retos es poder hacer crecer en población, porque si no todo este debate no puede acabar siempre solo en nuestra singularidad, sino también como Cataluña responde en el debate del desarrollo territorial. Como el Pirineo puede tener las mismas oportunidades que los territorios más urbanos. También hay que ver como la gente del Arán reparte el PIB alto que tiene entre toda la población. Con el hub de innovación, el impulso de la agroalimentación o el emprendimiento de la gente joven en áreas como la lengua queremos diversificarlo.
El año pasado también hubo la aprobación de la nueva ley del catalán. ¿Se sintieron apartados de la negociación?
Sin mala voluntad, no aparecía que el aranés fuera una lengua vehicular y de escuela. Lo es desde hace más de cuarenta años y con un alto nivel de éxito. El modelo lingüista es único. Nuestros niños salen con cinco lenguas y no hay problemas sociales ni crispaciones. Lo sentimos como un ataque a nuestra identidad y en nuestra escuela. La lengua es un elemento de cohesión social. Por eso presentamos una iniciativa legislativa, y por eso en las semanas próximas se tiene que aprobar. Tampoco queremos condicionar el resto de la ley, puesto que sabemos que está en un debate jurídico importante e ideológico. Pero la vehicularidad del aranés era una cosa a la cual no podíamos renunciar.
¿Qué le parece la obligación del 25% de castellano en las aulas que dicta el TSJC?
Jurídicamente, se interpreta que hay una disonancia y los jueces lo dictaminan. Sí que es verdad que hay la tendencia de utilizar la lengua como un elemento político y creo que es un gran error. La lengua tiene que ser un elemento de cohesión social, identitario, y por eso las políticas tienen que ir a hacerla sentir algo de todo el mundo. Sin el aranés no habría proximidad.

Por otro lado, el hecho que no se celebren los Juegos Olímpicos de invierno, ¿cree que es una oportunidad perdida?
Sin ningún tipo de duda. Nosotros defendíamos el proyecto. Era una forma de unir todo el Pirineo y permitía inversiones que habrían puesto al mapa el Pirineo. Esto no quiere decir que no tengamos cabeza y que no seamos conscientes que el territorio se tiene que cuidar. No habríamos aceptado inversiones faraónicas.
Cada vez queda menos nieve. ¿Cómo se habría afrontado este problema?
En estos momentos la estación de esquí Baqueira-Beret, que es de las pocas privadas que quedan en Cataluña, ha hecho inversiones muy potentes porque esta nieve se pueda hacer de forma sostenible. El agua es un circuito cerrado y no hay productos químicos. Está muy bien trabajado. Hay un debate, que ya no tiene sentido tenerlo porque la oportunidad está perdida. No sabemos cómo evolucionará los próximos años, del mismo modo que nos dicen los expertos es que nos acercamos a episodios extremos. Mucha nieve o mucho calor. Yo no niego que dentro de unos años no pueda haber nieve, y por eso trabajamos en la diversificación económica. Que el territorio no quede desmarchado.
¿Qué le parecería una candidatura en solitario de Cataluña?
Creo que ya es tarde para hacer este debate y no sé si el gobierno de la Generalitat se lo está planteando.
Lo propuso el gobierno catalán al Comité Olímpico Español…
Nosotros siempre hemos estado a disposición. Si así fuera, estaríamos encantados de hablar. Es verdad que hay proyectos que tienen un lugar, un momento y un día, y después las conjunciones cambian. El Pirineo nunca había tenido al alcance unos juegos de este tipo. El impulso del territorio estaba muy bien valorado por el COE. Hablamos de supuestos y no tenemos noticia.
¿Desde el Arán como se ha visto todo el Procés independentista de Cataluña?
Lejanía no. Solo hay que ver los resultados electorales para decir que el Arán no tiene un sentimiento independentista catalán. Lo digo desde mi escrupuloso respecto a las formaciones políticas que lo defienden. Se ha vivido con cierta preocupación porque el papel del Arán no quedaba nada definido en todo esto. Nosotros siempre decíamos que, si esto avanzaba, el Arán tenía que decidir qué quería ser.
¿A través de un referéndum?
Si se acababa haciendo un referéndum… Yo también entiendo que hay cuestiones que tienen que ver con cuestiones emocionales y aquí tenemos que ser muy cuidadosos. Hubo errores por parte de todo el mundo que después se han visto. Siempre hemos defendido que el Arán no quiere romper con nadie, ni con Cataluña, ni con España ni Europa. Siempre hemos sido un territorio muy disputado en el ámbito de frontera porque hacíamos de clave con Aragón, Cataluña y Francia. Queremos ser un territorio acogedor y con la voluntad de cooperar con los territorios vecinos. El hecho de crear fronteras creemos que a la gente del Arán no le puede convenir.
¿Les faltó voz y voto? ¿No se sintieron escuchados por el gobierno de la Generalitat?
Durante aquella época nosotros no gobernábamos la institución. Creemos que no tuvo un papel muy clarificador en todo esto. Nuestro partido lo dijo claramente y no nos sentíamos concernidos de este Procés. Se habló mucho del derecho a decidir, que el Arán tiene derecho a decidir, pero cuando se consulta simplemente quiere decir que tú cada cuatro años puedes ir a votar. El debate es muy profundo y emocional, que necesita tranquilidad y serenidad. Es evidente que hay un problema político que se tiene que abordar y resolver. Hay unas leyes que tenemos que cumplir y el debate político hay de ser para turbar una solución.
