El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha omitido el eje nacional en el tradicional mensaje con motivo de las fiestas de Navidad y San Esteban, y ha seguido la línea del balance que hizo el martes en la comparecencia ante los medios tras la última reunión del Consell Executiu del año. El jefe del ejecutivo no ha hecho ninguna referencia en clave nacional, ni sobre la financiación, ni sobre competencias, ni sobre lengua, ni sobre la posibilidad de que Cataluña disponga de nuevos presupuestos en el año 2026, y se ha limitado a augurar que el próximo año «será aún mejor» que este 2025. En cambio, ha advertido que «están en juego valores que conforman los fundamentos» de la sociedad catalana. «Europa somos nosotros. Europa, también España y Cataluña, será lo que nosotros queramos que sea. Porque Europa, como España y Cataluña, comienza en cada barrio, en cada pueblo», ha sentenciado en un discurso en el que ha remarcado que «sin humanidad ni solidaridad no se puede construir ningún país ni ninguna sociedad».
Illa ha dicho que Europa vive un «momento crucial» porque lo que está en juego en Europa, según él, «va más allá de una cuestión meramente política», y ha advertido que está en juego el «modelo de vida, de convivencia democrática y de prosperidad compartida». Con todo, Illa ha defendido que la respuesta a las necesidades y retos del país «no es culpar a las personas que menos tienen o a quienes son diferentes» y se ha mostrado partidario de hacer una Cataluña «mejor para todos con política útil y con políticas públicas responsables con soluciones al servicio de las personas», de todas». «Europa necesita la mejor versión de Cataluña. Y Cataluña necesita la mejor versión de todos y cada uno de nosotros. A lo largo de la historia, Cataluña ha demostrado que los retos se afrontan con acción colectiva y con confianza como elementos imprescindibles», ha rematado.
El presidente de la Generalitat ha manifestado que la empatía, la solidaridad y la responsabilidad son tres valores «definitorios de la manera de ser y de hacer» de los catalanes, y ha añadido que «lo hemos demostrado durante todo el año». «El país, unido, con sentimientos predominantes de empatía, solidaridad y responsabilidad colectivas, ha demostrado capacidad para afrontar emergencias climáticas como los incendios en la Noguera, la Segarra o el Urgell, así como las inundaciones en las Terres de l’Ebre, o los recientes brotes de dermatosis nodular y de peste porcina», ha expuesto, y ha señalado que le ha llenado de orgullo «cómo todos se han puesto en el lugar del otro para ayudar, para unir esfuerzos». «En definitiva, del esfuerzo que representa sacar adelante una casa, una familia», ha rematado.

Invertir recursos públicos en el «bien común»
Salvador Illa ha tenido un recuerdo para los bomberos muertos en acto de servicio en los incendios de Santa Susanna y en Paüls y para los vecinos de Agramunt que murieron el pasado verano en los incendios, ha reivindicado el valor de los trabajadores públicos, y ha reivindicado los valores humanos. «¿Qué nos queda si no actuamos con humanidad?», se ha preguntado, y ha dicho que humanidad «significa acoger e integrar a las personas que lo necesitan, significa defender nuestro estado del bienestar para garantizar una educación y una sanidad públicas para todos, significa garantizar la vivienda como un derecho, significa ofrecer ayudas sociales a quien más lo necesita y también significa garantizar la dignidad, la seguridad y la convivencia en todos nuestros barrios«. «Sin esta humanidad, sin esta solidaridad no se puede construir ningún país ni ninguna sociedad», ha sentenciado.
Finalmente, ha dejado claro que hay que invertir los recursos públicos en «el interés general y en el bien común, en las personas», pero ha añadido que Cataluña también necesita «el empuje empresarial, el talento creativo y científico, el espíritu emprendedor y la capacidad de trabajo que nos caracteriza» y reforzar la «moral del país». Después de citar El poema de Nadal, de Josep Maria de Sagarra, el presidente de la Generalitat ha hecho un llamado a hacer lo «posible» para que Cataluña sea «un país y una sociedad de buena voluntad». «Situarnos al lado de la verdad. Al lado del humanismo. Al lado de la fraternidad y del espíritu de cooperación. Al lado de la esperanza. Porque la esperanza es la fuerza que nos empuja a mejorar las cosas», ha concluido.


