Más palos en las ruedas para conseguir que el catalán, el vasco y el gallego sean oficiales a la Unión Europa. Este martes, el secretario de estado español para la Unión Europea, Fernando Mariano Sampedro, ha reconocido que esta cuestión está bloqueada «por razones políticas» y ha culpado directamente de la situación el Partido Popular
Ante esta situación, Sampedro ha reclamado «un esfuerzo» al PP para que dialogue con otros ejecutivos comunitarios con los cuales tiene «una relación estrecha» para «sumar colaboraciones» en la defensa de la oficialidad. Así mismo, ha asegurado que el ejecutivo español está trabajando con los servicios del Consejo para «fortalecer el que creemos que es un caso muy sólido desde el punto de vista legal», puesto que consideran que no ningún impedimento para incluir las lenguas cooficiales en el estado español al reglamento lingüístico de la UE «sin necesidad de reformar tratados».
El secretario de estado español ha defendido que la cuestión sobre la oficialidad del catalán, el vasco y el gallego es «sólida desde el punto de vista legal» y, en este sentido, ha asegurado que el ejecutivo español está en contacto con la presidencia belga del Consejo para poder echar esta cuestión adelante. Así mismo, ha recordado que «la voluntad de apoyar» expresada por Bélgica se mantiene intacta, a pesar de que no ha tratado la cuestión en ninguna de las dos reuniones que se han celebrado con esta presidencia de turno.

La oficialidad está aparcada por falta de unanimidad
Las declaraciones del secretario de Estado para la Unión Europea llegan después de que, durante la presidencia española del Consejo, países como Letonia, Suecia o Finlandia -donde gobiernan partidos de la familia del Partido Popular Europeo- expresaran sus dudas sobre la oficialidad del catalán, argumentando cuestiones prácticas, económicas o legales. Esto hace que la oficialidad no pueda ser una realidad porque para salirla adelante hace falta el apoyo de los 27 estados miembros.
Ante esta situación, el debate sobre la oficialidad del catalán no ha vuelto a ponerse sobre la mesa desde el pasado diciembre, cuando finalizó el semestre de presidencia española al Consejo. De hecho, Bélgica no tiene previsto volver a elevar el asunto al debate a escala de ministros, mientras no se den a escala técnica los adelantos que reclaman otros países para analizar la petición de fondo, incluidos informes de los servicios jurídicos del Consejo y evaluaciones de coste e impacto.