El control de las fronteras es el gran obstáculo que impide cerrar el traspaso de las competencias en inmigración a Cataluña. La portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, ha criticado la resistencia del Ministerio del Interior a ceder el control de fronteras y ha advertido al presidente español, Pedro Sánchez, que no aceptarán un acuerdo diluido. “Si hay un pero, no habrá acuerdo”, ha insistido Nogueras en una entrevista en Catalunya Ràdio. Tras el tira y afloja por el decreto ómnibus, las relaciones entre Junts y el PSOE se han descongelado y ambos partidos esperan poder dar un impulso definitivo a las conversaciones, aunque las discrepancias son importantes.

En las últimas semanas, Junts ha incrementado la presión sobre el PSOE para que se abra a ceder el control de las fronteras a los Mossos d’Esquadra. “La policía catalana debe tener el control de lo que pasa en el territorio catalán”, ha defendido Nogueras. El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, asegura que la negociación está “bastante avanzada”, pero no cerrada. Es decir, está prácticamente igual que hace muchos meses porque los puntos de fricción se mantienen y no ha habido acercamiento. Según Nogueras, un informe jurídico avala la transferencia de cualquier competencia a una comunidad autónoma y lo reduce todo a la voluntad política de los socialistas. “En ningún lugar dice que no se pueda hacer”.

Las líneas rojas del PSOE frenan el pacto

El PSOE, en cambio, no está dispuesto a cruzar ciertas “líneas rojas”. La Moncloa no quiere ceder ni el control de fronteras ni las políticas de migración irregular, ya que considera que son competencias exclusivas del Estado y, además, sabe que traspasarlas crearía un terremoto político de consecuencias imprevisibles. Hace un mes, el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, añadió un nuevo argumento: para ceder el control de fronteras se necesita una “mayoría cualificada” en el Congreso, lo que implica llegar a un acuerdo con el PP.

Salvador Illa i Fernando Grande Marlaska, en un acte a la comandància de la Guàrdia Civil de Catalunya/David Zorrakino/EP
Salvador Illa y Fernando Grande Marlaska, en un acto en la comandancia de la Guardia Civil de Cataluña/David Zorrakino/EP

El principal foco de resistencia, como denuncia Junts, es el Ministerio del Interior. Fernando Grande-Marlaska, que recibe una presión brutal de los parasindicatos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, se ha negado en varias ocasiones a ceder el control de fronteras. Según el ministro, las negociaciones, que llevan un año, han avanzado “sustancialmente en el marco de la Constitución” y discrepa de la interpretación de Junts: “Las líneas rojas que no se pueden cruzar son las que la propia Constitución establece como competencia exclusiva del Estado y no permite la delegación, como el control de fronteras, por ejemplo”.

Los Mossos, la policía integral de Cataluña

La ofensiva de Junts para conseguir el traspaso “integral” de las competencias en inmigración tiene como principal objetivo reforzar el papel de los Mossos. ERC ya cerró con el gobierno español un acuerdo para que los Mossos tengan competencias en seguridad y orden público en los puertos y aeropuertos catalanes, pero las dudas del PSC lo han dejado en el cajón hasta que en las próximas semanas se vuelva a convocar una Junta de Seguridad. Ahora Junts quiere ir un paso más allá y dotar a los Mossos de “todas las competencias”, incluidos el control de fronteras o la expedición de NIEs.

Nogueras ha reconocido que, incluso en el supuesto de que se acabara traspasando el control de fronteras, los Mossos d’Esquadra tendrían que coordinarse con la Guardia Civil y la Policía Nacional. “Al final las fronteras son territorio catalán, pero también del estado y espacio Schengen”, ha explicado la diputada. “Debe haber un control, pero no se puede hacer desde 600 kilómetros. La idea es que cuando alguien llegue a Cataluña, lo primero que vea sea un mosso y una bandera catalana”.

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