El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, ha argumentado que su formación votó ayer en contra de la amnistía en el Congreso porque el presidente al exilio, Carles Puigdemont, y la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, quedarían fuera de la ley. Por otro lado, Turull ha reclamado al PSOE que cumpla el acuerdo de investidura y que acceda a negociar una amnistía «integral» para todo el mundo. En este sentido, ha recordado a los socialistas que la amnistía era «la base» del acuerdo para «resolver un conflicto político». «Si esta base falla, ya no hace falta que lleguemos a todo el resto», ha advertido sobre el recorrido de la legislatura.
Turull ha reconocido que si no fuera por los últimos movimientos de los jueces que instruyen causas como la del Tsunami Democrático y el caso Volhov la ley «sería buena», pero cree que hay que «blindarla mucho más» después de que Manuel García-Castellón considere terrorismo en las protestas de los CDR y el Tsunami y el juez de Barcelona señale indicios de “traición” a la conexión rusa del Proceso. Es por eso que el número dos de Junts ha reclamado al PSOE que hay que «compatibilizar los intereses» y «tapar todos los agujeros» para evitar que «caiga a la primera abanicada».
Así mismo, ha afirmado que si los socialistas españoles no se mueven de su posición, que de momento no tienen ninguna intención y han endurecido en mensaje a Junts, no habrá ley de amnistía. «Si el PSOE no se mueve de aquí y no quiere que haya una ley blindada, integral y de aplicación inmediata, no estará cumpliendo el que acordamos», ha insistido. Aun así, Turull no ha querido avanzar acontecimientos y ha resaltado que ahora disponen de dos semanas para llegar a un acuerdo: «Por nosotros no quedará y trabajaremos estos 15 días. Pero no podemos votar a favor del texto que está redactado ahora, porque deja mucha gente fuera».

El PSOE no quiere mover ficha
El PSOE ya ha dejado claro que no tiene ninguna intención de mover ficha y de rehacer el texto que ayer tumbó Junts y que provocó que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, abandonara el hemiciclo con cara de pocos amigos. El malestar y la preocupación de los socialistas españoles con los de Puigdemont se hizo evidente ayer después del debate. El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, no se mordió la lengua y calificó de «incomprensible» la decisión de Junts. Además, reprochó al partido de Puigdemont que votara «igual que el PP y Vox», partidos que quieren «encarcelarlos e ilegalizarlos».