El eterno exdiputado de ERC en Madrid, Joan Tardà, no ha perdido la oportunidad de analizar los resultados de ERC y de todo el independentismo del pasado 23 de julio. En un artículo en
En el mismo artículo, Tardà apuesta por Gabriel Rufián y critica que se haya encontrado «huérfano de acompañamiento por el acomplejamiento de algunos de los suyos ante el mundo postconvergente». Así mismo, subraya que hay que construir la negociación en tres puntos a raíz del «Gordo» que le ha tocado al independentismo con la aritmética parlamentaria que resulta de los comicios. «Son las demandas que tienen un apoyo transversal y mayoritario en Cataluña: traspaso integral de Cercanías, asunción del insoportable déficit fiscal y el no entierro de la tabla de diálogo», desgrana Tardío.
En definitiva, Tardío exige «hacer piña, al final, con ERC para lograr los tres objetivos y alcanzar nuevos compromisos de desjudicialización para un nuevo ‘tempo’ político Cataluña-España». «Una fase que no solo ayudaría a superar la división interna del independentismo, sino que ofrecería a Carles Puigdemont la posibilidad de ultrapasar el liderazgo, más allá del ámbito de sus estrictos votantes», concluye.

Discreta crítica a Junqueras
Tardà amplía el foco sobre las papeletas recontadas el domingo por la noche. «Más allá de los descargos, el independentismo tendría que quitarse el sueño por los 730.000 votos perdidos«, recomienda el exdiputado. En este contexto, opina que «el batacazo de Junts ha sido causada por la abstención» y «la de la CUP por los votos a Yolanda Díaz». Pero cuando entra a resumir lo que ha pasado con los votos de ERC, alerta al presidente del partido, Oriol Junqueras, que quizás su discurso sobre el progresismo español es equivocado.
Así, razona que el batacazo de ERC ha sido causada por «electores que han creído que el PSOE ofrecía más garantías antifascistas que no el partido de Companys, lo cual tendría que hacer ver a Junqueras la inutilidad de ciertas pláticas que relativizan donde empieza y dónde acaba la izquierda. La de aquí y la de allá». Con este reproche, Tardà recrimina el trazo grueso que a menudo hace el relato de la dirección del partido de poner en el mismo saco a la izquierda española y a la catalana no independentista. En este sentido, muchos dirigentes del partido creen que cargar contra el PSC, después de pactar diputaciones, tiene un riesgo que se ha constatado el 23-J y es la cantidad de votantes que han optado por los socialistas para frenar a la derecha nacionalista española. En todo caso, Tardà se muestra convencido que «felizmente, al independentismo le ha caído el Gordo. Tan gordo como impactante ha sido la mengua de sufragios el 23-J».