El independentismo cree que habrá mar de fondo para Cataluña si el PP consigue llegar al gobierno español, sea con Vox o sin en la Moncloa. Pero este argumento, utilizado por el PSOE, hace que los partidos independentistas se hayan pasado la campaña advirtiendo también contra la reclamación de «voto útil» de los socialistas: el «voto inútil al PSC», en los términos que ha usado Jordi Turull, secretario general de Junts. El ascenso que las encuestas otorgan al PSC –a diferencia del pronóstico que hacen para el PSOE al resto del estado–, implicaría una bajada en escaños para el conjunto del independentismo. Según el último CEO, el PSC podría llegar a obtener hasta 18 escaños, seis más de los que consiguió el 10 de noviembre del 2019. En cambio, entre ERC, Junts y la CUP sumarían como máximo 21 diputados en el Congreso, en lugar de los 23 que tienen ahora. A esta posible caída, temida también por las campañas en favor de la abstención y la falta de implicación tradicional de los electores soberanistas en las elecciones españolas, se añade la carencia de unidad estratégica. Todo ello debilita el movimiento, que pierde fuerza negociadora en Madrid ante una hipotética investidura de Pedro Sánchez. Por todas estas razones, los analistas advierten que el independentismo se juega la credibilidad en Cataluña en unos comicios al Congreso y al Senado españoles.
El politólogo de la UPF Toni Rodon cree que las dificultades vienen de lejos, porque Esquerra, Junts y la CUP «están un poco desorientados». «Después de los hechos del 2017, van un poco perdidos en cuanto a proyecto», apunta. Este mismo argumento lo comparte el exvicepresidente primero del Parlamento Josep Costa, que añade que el soberanismo «está un poco fuera de juego en el 23-J porque es una batalla que lo coge por sorpresa en un momento en que todas las estrategias han ido fracasando y no hay ninguno de nueva».
Más contundente se muestra el catedrático de Ciencia Política de la UB Jordi Matas sobre qué se juega el independentismo este 23-J, porque según él «el apoyo popular y la credibilidad en estos momentos está bajo mínimos». «Se juega continuar mostrando que es un movimiento articulado y fuerte en Cataluña con capacidad de movilizar su electorado», concluye el profesor de ciencias políticas de la UOC Marc Guinjoan.

Las perspectivas de Esquerra en estas elecciones españolas
Los cuatro analistas coinciden a señalar a Esquerra Republicana como el partido independentista que se encuentra en una situación más complicada en estos comicios españoles, sobre todo después de los resultados obtenidos a las elecciones municipales y de los escasos resultados de su estrategia en Madrid durante esta legislatura.
Rodon considera que «se juega la credibilidad de su estrategia» y remarca que una gran derrota el 23-J «pondría todavía más difícil la gobernabilidad» en Cataluña. Matas, además, subraya que «es el partido que más marcha atrás ha hecho de las tesis del 1 de octubre» y Costa dice que «con los argumentos que da ERC se puede votar al PSOE«.
La credibilidad de Junts per Catalunya
Junts está en un escenario menos incómodo que ERC en estos comicios, en un escenario de verlas venir y en que «no notarán el desgaste» que sí que pueden tener los republicanos, expone Costa. También subraya que juegan «el papel de no regalar los votos a España». Además, estos comicios los pueden servir para «coger bastante de cara a las próximas elecciones que vienen», pero la gran incógnita, según Toni Rodon, es saber qué harán en caso de quedar según –por detrás del PSC y por ante ERC– en los resultados del 23-J en Cataluña y se llegan a encontrar que tienen un peso en las negociaciones para decidir la gobernabilidad del Estado.
Aun así, Jordi Matas señala que la formación de Laura Borràs y Jordi Turull tiene el reto de «ver como interpretan sus simpatizantes la salida del gobierno catalán y el follón en el cual está inmersa esta formación, porque tiene el norte un poco desubicado en este momento y esto descoloca mucho«. «Han hecho una campaña un poco errática, sin encontrar su espacio», alerta Guinjoan.

La CUP, a salvar los muebles
Los politólogos coinciden que el objetivo de la CUP en estos comicios es salvar los muebles, llegar al 3% de los votos en Barcelona y ver si puede arañar algún diputado y seguir en el Congreso porque, según Toni Rodon, el objetivo de los anticapitalistas es «romper esta sangría de apoyo que ha recibido los últimos años en línea de esta gran desorientación general del independentismo».
Un independentismo dividido y sin fuerza negociadora
La unidad estratégica podría dar cierta fuerza negociadora a Madrid para una eventual investidura de Pedro Sánchez –si al PSOE le acaba funcionando a las urnas la carta de o me votas a mí o viene un gobierno del PP y Vox–, pero los analistas se muestran pesimistas en este sentido porque, según Jordi Matas, «de unidad estratégica no hay desde los últimos seis o siete años». «No hay unidad estratégica en ninguna parte y dudo mucho que en el hipotético caso que Pedro Sánchez pudiera ser investido gracias al apoyo de las fuerzas independentistas haya», sentencia.
Josep Costa también opina que «esto no pasará» porque «Junts lo pedía cuándo ganaba Esquerra en 2019 y ahora es al revés» ante la posible bajada de los republicanos, que insisten que se han sentido «solos» en el Congreso y reclaman a Junts que se añada a su estrategia. Costa remarca que ahora mismo «el independentismo no tiene fuerza de negociación en Madrid». Toni Rodon añade un último detalle en este sentido y considera que es «demasiado tarde» para lograr un acuerdo entre las fuerzas independentistas.
La abstención, ¿la cuarta fuerza independentista?
Los analistas coinciden en el hecho que hay desmovilización entre el votante independentista, pero no tienen claro que la campaña abierta por la abstención, promovida a través de las redes sociales, tenga un papel «relevante», pero coinciden que habrá muchos electores que se abstendrán porque están absolutamente decepcionados con lo que están haciendo las fuerzas independentistas.
El 10 de noviembre del 2019, las anteriores elecciones en el Congreso y el Senado, la abstención en Cataluña fue del 28%. Marc Guinjoan señala que esta vez puede haber «más abstención por cierto cansancio», un argumento que comparte Jordi Matas, que lo ve una consecuencia de «esta decepción y que estamos todos con los brazos caídos». Aun así, «el castigo independentista se notará más en el batacazo en votos, que no en el espacio de la abstención», concluye Josep Costa.